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Los Retos De La Democracia En Bolivia


Enviado por   •  11 de Noviembre de 2011  •  2.103 Palabras (9 Páginas)  •  987 Visitas

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Los Retos de la Democracia en Bolivia

La transición política envuelve a un proceso de radical transformación de las reglas, de los mecanismos de la participación y de la competencia política, lo cual conlleva la sustitución de valores, normas, reglas de juego e instituciones asociadas a estos elementos por otros diferentes.

El 10 de octubre de 1982, Bolivia inauguró el período democrático más largo de su historia con 25 años consecutivos de gobiernos constitucionales y transmisiones pacíficas, en los que se han afirmado las libertades ciudadanas y se han fortalecido las instituciones. Un cuarto de siglo que, con luces y sombras, ha dejado un mejor país, aunque todavía con grandes desafíos, entre ellos la inclusión de una gran mayoría aún olvidada.

La amenaza permanente a un retroceso autoritario y la sombra imborrable de la recurrencia a los Golpes de Estado, fueron el lecho gestor del “nuevo” sistema político que se conformó sobre la base de la denominada “Democracia Pactada”, generando la derivación y persistencia, no sólo de normas y actitudes del anterior ordenamiento institucional, sino también la presencia de varios actores políticos del régimen anterior. Este pacto, propio del híbrido democrático institucional boliviano, trajo consigo la perpetuación de los estigmas del anterior régimen que hasta ahora no acaba de enterrar los vicios funcionales que impiden la finalización del proceso de transición.

En otras palabras, la transición hacia la democracia en Bolivia aún no eliminó los legados autoritarios y no produjo una renovación en la elite dominante con sus grupos “palaciegos” sedientos de poder y fortuna, además del ilimitado uso y abuso de mecanismos de presión y represión, como ser marchas, bloqueos, huelgas, crucifixiones, cocidas de boca, paros sindicales, cívicos, uso irregular de la fuerza militar en la preservación del orden público interno, pérdida del poder de policía del Estado y desconocimiento gradual del Estado de Derecho, con lo cual abortó la más importante fase de la transición que es el camino hacia la consolidación de una Democracia Sustancial.

La democracia no subsiste sin la seguridad de que todos somos iguales. Pero no todas las igualdades son iguales: existe aquella por la que, independientemente de cualquier circunstancia nadie es más, ni nadie es menos que sus conciudadanos. Somos sustancialmente iguales.

Entonces, quienes están en el poder tienden a ver para abajo a los ciudadanos ordinarios, y la esencia de la democracia sustancial salta por los aires a causa de la "democracia" misma.

La democracia sustancial no confunde las reglas con el juego. Hay reglas (el modo de elección, la división de poderes del Estado, el Derecho, etc.), porque hay una necesidad de igualdad. En cambio en la democracia meramente política, hay un juego porque hay reglas, y éstas se convierten en lo importante: las elecciones, gobernar para lograr votos, la política de Partido por encima de la política de Estado, los intereses creados, etc.

La democracia sustancial contrarresta la tendencia natural que tenemos los hombres de considerarnos distintos, más aún, mejores o peores que los demás. Se sostiene en una igualdad que está por encima de los conocimientos, posición social, riqueza o cualquier otra característica que no sea el ser.

Por eso considera los ciudadanos como seres racionales, capaces de elegir y procurar los intereses comunes. Haciendo eso da honor a cada uno, sin importar si es grande o pequeño (socialmente hablando), rico o pobre, sabio o ignorante.

¿Somos iguales o nos hacemos iguales por conveniencia política? Ese es el dilema. De cómo se conteste dependerá la democracia en la que creamos. Si somos sustancialmente iguales estamos en la democracia clásica, si vivimos "como si fuéramos iguales", estamos en el seno de la democracia liberal.

Democracia es algo sustancial y real, descansa en líderes con formación auténticamente democrática, no es tan simple como votar y que todo quede en el voto, peor aún, cuando aquellos ciudadanos que generalmente votan, un 95% no saben por qué o para qué votan, ya que sus condiciones de vida no han cambiado en los últimos 25 años.

No se debe dejar de mencionar que existe la posibilidad que, más allá de la tensión exclusivamente económica por la lucha de clases o por el mercado y la libertad de competencia, la explicación de las oscilaciones de la democracia en Bolivia también tenga origen en cuestiones culturales y de valores heredados o adquiridos de las sociedades y culturas precolombinas, (aymara, quechua), donde la familia y el grupo están por encima del individuo y se encuentran regidos verticalmente por un hombre/deidad , así como de la cultura colonial monárquica absolutista y la distorsionada transferencia cultural occidental recibida de la península ibérica a través de sus conquistadores y la falsa ayuda paternalista actual.

Es oportuno manifestar que los llamados “movimientos sociales” y otros grupículos minoritarios que se atribuyen la representación de la mayoría y aún de la totalidad de la población que obligan a las autoridades y cúspide gubernamental a tomar determinadas decisiones y a actuar de tal o cual manera, vulneran la ley y el ordenamiento jurídico e institucional del Estado con el consiguiente deterioro de la democracia incipiente de nuestro país, envolviéndonos aún más en la desconfianza cuando tratan de justificar las extrañas conductas oficiales que solo nos confirman las prácticas de mentira y corrupción contraviniendo los básicos conceptos de la honorable conducción del país.

Con esta situación se aprecia que no todos los procesos políticos de transición culminan en la reinstauración inmediata de la democracia, más bien, se mantiene la esperanza de estabilización de algún tipo de “Democracia Híbrida” que pueda combinar ciertos componentes autoritarios con la existencia restringida de principios democráticos para no terminar en el fracaso del impulso liberalizador y democratizador, con el consiguiente retorno al autoritarismo precedente.

La democracia debe incluir un conjunto de garantías, balances y controles que esterilicen al poder para que éste no sea capaz de desconcertar, la búsqueda falible y contradictoria de una verdad sobre la sociedad a la que el pluralismo se aproxima siempre pero nunca toca.

La ante pasada semana estuvo marcada por las discretas celebraciones por los 25 años de democracia continua en Bolivia. Los actos desarrollados han sido relevantes, sin duda, para recordar

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