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MODELO DE FORMACIÓN CIUDADANA


Enviado por   •  7 de Abril de 2014  •  3.328 Palabras (14 Páginas)  •  843 Visitas

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El modelo de formación ciudadana del CED: una apuesta por

materializar el enfoque de la Educación para el Desarrollo –EpD-

Ana Yudy Morán Matiz

Introducción.

En el marco de la responsabilidad social de Uniminuto, el Centro de Educación para el Desarrollo-CED, es la unidad académica encargada de liderar la formación en responsabilidad social de los estudiantes de todos los programas de la universidad, bajo el enfoque pedagógico de la Educación para el Desarrollo y con un modelo conceptual y pedagógico de formación ciudadana. Para el CED, el proceso de práctica en responsabilidad social se configura con una triple finalidad: ser un ambiente de aprendizaje para los estudiantes de Uniminuto que realizan su práctica, desarrollar con los estudiantes procesos de formación ciudadana con poblaciones vulnerables que son atendidas por organizaciones sociales de diferentes Localidades de la ciudad de Bogotá en Colombia, contribuyendo además al fortalecimiento de las mismas.

Es así como el CED enfoca, a través de los docentes y de los estudiantes de la práctica en responsabilidad social, todo su esfuerzo al fortalecimiento institucional de las organizaciones que propenden, desde cualquier enfoque o postura ideológica, por procesos de superación de la pobreza, la exclusión y la injusticia social, bajo parámetros de la defensa de los derechos humanos, la paz y la inclusión. Principalmente, se centra en organizaciones de origen y funcionamiento comunitario en un territorio dado, cuyos servicios están orientados a la población vulnerable de las comunidades de su área de influencia. (Morán, 2011)

Para alcanzar y materializar dichos fines, el CED ha venido desarrollando una serie de investigaciones, que le han permitido fundamentar su actuación tanto en la comunidad universitaria, como en las organizaciones sociales que acompaña. En este sentido, desarrolló una investigación que obtuvo como resultado la estructuración del modelo de formación ciudadana que se presenta en este artículo y el diseño de una Caja de Herramientas para la Formación Ciudadana en la que se concretaron las apuestas conceptuales, pedagógicas y didácticas de dicho modelo. El proceso de formación ciudadana, basado en el enfoque de la Educación para el Desarrollo –EpD- se orienta hacia el fortalecimiento del ejercicio pleno de la ciudadanía tanto en la perspectiva local como en la global, mediante el desarrollo de procesos de reflexión y análisis crítico y propositivo sobre la realidad, ética ciudadana, derechos humanos y la cultura de la no violencia, entre otros que se derivan del enfoque.

El tipo de ciudadanía que se quiere promover.

La ciudadanía para el CED responde al proceso por medio del cual los individuos y los colectivos se apropian (en términos de derechos y deberes) de su contexto local, global y planetario, lo cuestionan, proponen y ejecutan alternativas de transformación social. A partir de esta definición el modelo de formación ciudadana, parte de entender que la ciudadanía no puede estar relacionada únicamente a la dimensión jurídica que le ha embestido culturalmente, centrada en la titularidad de derechos y en la posibilidad de ejercerlos en la práctica. En la concepción de este modelo, se apunta a un modelo integral en el cual se incorporan otras tres dimensiones fundamentales: la disposición del ciudadano a desplegar una actitud abierta al reconocimiento critico de su entorno, la inclinación emotiva del ciudadano para actuar sobre su entorno asumiendo compromisos solidarios con los otros y la acción organizada de los ciudadanos en un horizonte de incidencia asertiva, constructiva y no violenta.

Así, este modelo asume un modelo integral de ciudadanía compuesto por dos grandes dimensiones: la ciudadanía crítica y la ciudadanía activa.

La ciudadanía crítica parte de entender la ciudadanía como un proceso en construcción, que inicia con la posibilidad que tienen los sujetos para releer la realidad, identificando los intríngulis de la misma, los fenómenos que la componen, la diferencia con respecto a otras realidades, las diferentes visiones que de la misma realidad existen, y las relaciones interdependientes que la conforman. Esta perspectiva de ciudadanía invita a la evaluación permanente y cotidiana de las formas en que se presenta el orden socialmente establecido, y a valorar las actitudes de resistencia que los diferentes actores asumen frente a una reproducción rutinaria de tal orden.

La orientación crítica se orienta no sólo a fomentar una actitud de discusión y de auto comprensión histórica de la realidad, sino que pone en juego la necesidad de generar posturas claras frente a la misma. Es decir, la toma de posición por parte del sujeto respecto a las alternativas que los distintos acercamientos discursivos le proponen, teniendo en cuenta que cada individuo tiene -de acuerdo a su contexto e historia de vida- diferentes concepciones y maneras de valorar la realidad.

Una vez el ciudadano ha puesto en juego la ciudadanía crítica, toma fuerza la perspectiva activa, que también tiene sus delimitaciones e implicaciones. El origen de esta perspectiva tiene que ver con las críticas que en la actualidad se le han hecho al ejercicio de la ciudadanía, relacionadas principalmente con el mero cumplimiento formal de los derechos, pues se ha demostrado que este no basta para mantener viva una democracia.

La perspectiva activa es entendida desde dos puntos de vista: como capacidad emotiva y como capacidad de agencia. Lo primero se refiere a la necesidad de rescatar la importancia de la emoción como el motor primario de la acción; en este sentido se suscita en los ciudadanos la necesidad de identificar y manejar asertivamente las emociones que les genera la realidad, en particular aquellas emociones asociadas a procesos de injusticia social, desigualdad, pobreza y exclusión social. Asimismo se invita a reconocer que los sujetos no solamente se relacionan desde la razón con su realidad, sino que principalmente lo hacen mediatizados por la emoción, por lo cual también es importante reconocer dichas emociones en los otros, pues hay que recordar que es desde la ética de la otredad que uno se configura en relación a los otros.

Lo segundo, el elemento de capacidad de agencia, está vinculado con las posibilidades reales de participar de manera contundente, es decir, incidiendo en los procesos de desarrollo social, y ello se sitúa en un plano de información y de fomento de habilidades y conocimientos específicos para la participación, la organización social, la acción colectiva, y la acción en redes sociales, respondiendo

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