Marihuana ¿inconstitucional?

RESUMEN

A diario observamos, no sólo en los medios de comunicación, sino también en las calles, las plazas, las canchas, los bares a personas de distinto y diverso rango etario consumir todo tipo de drogas, legales e ilegales. La marihuana es una de ellas, y su consumo continúa creciendo año tras año.

La aceptación del consumo del cannabis viene en aumento desde hace algunos años en nuestro país, tanto así que desde distintas fuerzas políticas se han presentado proyectos legislativos para tratar su legalización o su despenalización. El Senador Aníbal Fernández, del Frente para la Victoria, presentó un proyecto de despenalización del consumo, sosteniendo que la evolución evidenciada en la sociedad respecto de este tema y el desuso de la Ley N° 23737 que criminaliza el consumo de esta sustancia junto a la saturación del sistema judicial y de salud urgen de un debate serio respecto de esta cuestión.

Pero hablar de despenalización y legalización continúa siendo, en el imaginario popular, hablar de libertinaje, de rienda suelta y caos. Pero esto no es así. Debatir acerca de la legalización o despenalización significa, a diferencia de lo que muchos creen, elaborar un marco regulatorio, campañas de salud pública y otras intervenciones por parte del Estado. Como así también un ahorro financiero, teniendo en cuenta que abrir una causa de tenencia tiene un costo de no menos de cinco mil pesos argentinos.

En la Argentina la popularmente conocida marihuana continúa siendo ilícita en el año 2014, y el sentido de este informe es el de debatir acerca del consumo, manifestando los que a mí entender son perjuicios, y las consecuencias (negativas o no) de su uso, indagando acerca de esta “aceptación” social con la que cuenta la hierba, y observando los debates políticos y jurídicos.

INTRODUCCIÓN

Este trabajo final se desarrolla en el marco del Espacio Curricular Opcional (ECO) correspondiente al tercer año de la carrera del Profesorado de Educación Secundaria en Historia, cátedra a cargo del Lic. Juan Pablo Dalmazzo.

Elijo escribir sobre la marihuana y los debates que se dan en torno a su despenalización y/o legalización, entendiendo la complejidad del tema seleccionado, puesto que será de gran utilidad a la hora de manifestar no sólo la diversidad de enfoques que se dan sobre él, sino también la multiplicidad de áreas de estudio que confluyen.

El trabajo presentado está organizado a través de lecturas propias y ajenas a la bibliografía utilizada durante el transcurso del ciclo lectivo, dado que como dije anteriormente es un debate que contiene una multiperspectividad subyacente y no puede ser abordado desde una sola lógica, y mucho menos desde un solo campo de estudio.

El consumo de esta sustancia está asociado al crimen y al delito, criminalizando y estigmatizando a los pibes y pibas de los sectores más vulnerables de nuestra sociedad, pero recordemos las palabras del Juez Zaffaroni al respecto: “la relación entre consumo y delitos violentos es muy escasa. Pasan por mis manos casi todos los homicidios del país y la incidencia de los tóxicos prohibidos en los homicidios es muy baja a diferencia de lo que sucede con el alcohol. La relación que se busca establecer entre drogas ilegales y delitos violentos es un mito, no hay pruebas reales”.

LAS DROGAS EN COMUNIDAD

En una sociedad altamente farmacológica y toxicológica nos encontramos con dos tipos de drogas: las lícitas (alcohol, tabaco, medicamentos farmacéuticos, inhalantes, naftas, pegamentos) y las ilícitas (por el efecto dañino que producen al consumirse buscando un efecto depresor o estimulante). Sin lugar a dudas, en esta categorización juegan intereses económicos, y connotan problemas económicos, sociales y jurídicos, dado que la drogodependencia es un caso excepcional, una enfermedad que genera plusvalía, ya que cuantos más enfermos existen mayor es la ganancia producida por la comercialización.

Limitaremos el marco de análisis entonces a una de las drogas ilícitas, la marihuana. Para que hierba circules es sumamente necesario un mercado, mercado que ubica en la oferta al “narco” o al “dealer” (un delincuente) y en la demanda el consumidor, el drogodependiente, el adicto, el “porrero” (que en esta óptica también es un delincuente).

CANNABIS

El cannabis es una planta de la clase Magnoliopsida, del orden de las Urticales y de la familia Cannabaceae. Su conocimiento por parte de la humanidad se remite a milenios atrás, convirtiéndose entonces en una de las plantas más difundidas y diversificadas. La variedad de climas y suelos en los que crece es enorme, ya sea silvestremente o por cultivo.

Su uso no se limita al consumo, sino que como cáñamo ha sido utilizada para fabricar papel y tela, siendo la materia prima de las cuerdas hasta la aparición de las fibras sintéticas. Sus semillas sirvieron no sólo como alimento para aves, sino también para humanos, y el aceite generado por ellas sirvió para dotar de iluminación a muchas ciudades y para elaborar jabones, barnices y pinturas.

ORIGEN

Las fuentes más antiguas detallan el cultivo de la marihuana en el año 4000ac en China, manifestando también su uso medicinal en Medio Oriente, Sudeste de Asia, Sudáfrica y Sudamérica. Entre los beneficios de su consumo podemos encontrar la estimulación mental, la inducción del sueño, la estimulación del apetito, el descenso de la fiebre, la facilitación de la digestión y la eliminación de los dolores de cabeza. También fue recomendada para combatir la malaria, los dolores reumáticos y los trastornos femeninos. Pero la creación de la jeringa hipodérmica significó el decaimiento de esta alternativa medicinal. Aunque no fue el único motivo.

Los Estados Unidos de América contaban para mediados del S. XXI con casi 100000 consumidores, hecho que los lleva a sancionar en 1937 la Ley de Impuestos a la marihuana, culminación de una campaña de la Oficina Federal de Narcóticos para presentar al cannabis como un elemento altamente adictivo y productor de crímenes, violencia, deterioro mental y psicosis.

CONTRACULTURA

Resulta una verdad de Perogrullo la conexión entre el mundo consumista y el mundo de las adicciones, este mundo donde innumerables adolescentes experimentan con drogas y alcohol, no siendo esto propiedad exclusiva de ningún género a nivel social. Esta conexión se da por esa ilusión óptica de plenitud que brinda el consumismo, esa sensación de totalidad.

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