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NUESTRO PROYECTO NACIONAL


Enviado por   •  13 de Octubre de 2012  •  1.936 Palabras (8 Páginas)  •  331 Visitas

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Taller de orientación y acreditación

1proyecto nacional

La conflictividad política venezolana vivida en los actuales momen- tos ha sido el estimulo para realizar una aproximación a una propuesta de convivencia humana desde una perspectiva ética en nuestro país.

Abordamos el análisis, considerando la importancia de la ciudada- nía como motor fundamental, que a través de la participación y organiza- ción, coadyuva en la construcción de una sociedad con justicia social. En este sentido, asumimos que el ciudadano se hace con sus iguales, sin imposiciones, sin coacción, pero por convicción y con razonabilidad.

A partir de este contexto, analizamos la educación y los valores sus- tentados en los principios de la democracia y la identidad nacional como los elementos generadores de la sociedad que necesitamos construir. Entendemos el gran desafió que posee la educación en los actuales momentos, como es enfrentarse y lograr desmontar las culturas au- toritarias e ideologizantes que pretenden establecerse en nuestro siste- ma educativo. Con respecto a la identidad nacional requerida, estima- mos que es producto de esa capacidad que posee el sistema educativo para crear y transmitir los valores. Partimos del hecho que la misma debe permitir el respeto a la pluralidad y diversidad de las regiones, es decir, la unidad en la diversidad.

A manera de reflexión, pensamos que la educación debe posibili- tar vivencias relacionadas con el rescate de los valores éticos en dimen- siones donde se movilicen los sentimientos, la voluntad, la necesidad de aceptar las diferencias, la clarificación de valores y el aprendizaje de ha- bilidades para eldiálogo, el respeto a la heterogeneidad y a la diversidad en las concepciones que tenemos de nosotros mismos, en la manera de estimar y entender el mundo que nos rodea.

La vida concreta y cotidiana, sufre hoy profundas transformacio- nes a velocidad vertiginosa, exigiendo cada vez con más fuerza la re- construcción de lo público desde una nueva perspectiva que expone un nuevo significado a ser ciudadano y a su función en la verdadera demo- cracia que aspiran las mayorías. Atendiendo a este contexto se conside- ra que actualmente hay una mayor participación ciudadana en los asun- tos políticos, el venezolano se ha politizado y se ha dado cuenta que su vida esta íntimamente ligada al proyecto de país y que no son sólo los li- deres, los gobernantes quienes pueden cambiarlo (Ortega, 2003).

Sobre la base de las consideraciones anteriores, el nuevo concep- to de ciudadanía denominado participativa, ha extrapolado los muros de la nueva Constitución Bolivariana de Venezuela que la proclama a ul- tranza, de las agencias locales de desarrollo urbano o de desarrollo so- cial, de las ONG, de los partidos políticos, de los organismos de coope- ración nacionales e internacionales, de las representaciones regionales y municipales, y se ejercita aguerridamente en la calle, día a día, con clara conciencia que ahora más que nunca la vida colectiva está en sus ma- nos, en su responsabilidad, en su capacidad de lograr consensos.

La nueva ciudadanía venezolana se erige como el verdadero ejer- cito de salvación del colectivo de la gente, transita diariamente los espa- cios de lo público, en medio de la más profunda crisis política, económi- ca y social que haya vivido, la cual impide flagrantemente y en todas sus dimensiones el funcionamiento del mundo inmediato y concreto de refe- rencias y relaciones de la vida de los hombres y mujeres que integran ese colectivo. Esta nueva ciudadanía sabe que tiene que ir mucho más allá de sus propios intereses particulares, los de su familia, los de la co- munidad en la que viven, sabe que debe penetrar las instituciones por cuanto allí se juega su destino.

En esa dirección una mayoría calificada de los ciudadanos vene- zolanos asumen su responsabilidad individual para sumergirse en el amplio espectro de la responsabilidad colectiva, en la búsqueda de dar repercusión social a sus decisiones, reconstruyendo la eticidad en torno al sujeto protagonista, integrando normas a la convivencia ciudadana que apuntan hacia un mundo de vida democrático, exigiendo en los es- pacios de lo público, con marchas, concentraciones, denuncias, consig- nas, pitos y banderas, fundamentalmente el respeto a las personas con- sideradas en su autonomía y en su diferencia, planteando en forma radi- cal la responsabilidad singular de todos y cada uno de los actores en cada acción, enfrentado el conflicto desde eldiálogo y la negociación, desde las calles, desde los centros de recolección de firmas que pueden activar los mecanismos electorales motorizando la superación de la cri- sis a través del voto, desde los medios de comunicación, entre otros es- pacios de indudable relevancia.

La nueva ciudadanía avanza cada vez más en sus acciones para en definitiva obtener la justicia por una vida digna, reconocida y respeta- da. Se evidencia claramente que la experiencia trascendental de los ac- tores portadores de la ciudadanía frente a la cultura dominante, frente a la ideología impuesta, frente a la inercia y a las dificultades, les sitúa más allá de lo dado para abrirse a una nueva ética de la ciudadanía, lo cual ha permitido que los nuevos ciudadanos se visualicen más allá de la conve- niencia del pacto público, por ello están haciendo historia que marca su huella indeleble para el futuro inmediato.

2constitucion

La Constitución de 15 de diciembre de 1999, hoy vigente, ha venido a suceder a aquella otra de 23 de enero de 1961, que fuera elaborada con el acuerdo y respaldo de los tres principales partidos (Acción Democrática, COPEI y Unión Republicana Democrática) que apoyaron a la Junta de Gobierno implantada tras el levantamiento cívico-militar que tuvo lugar el 23 de enero de 1958 contra el gobierno del general Marcos Pérez Jiménez, y logró dotar al país de un régimen basado en los principios de la democracia constitucional, liberal y representativa. Durante casi 40 años Venezuela pareció así disfrutar de estabilidad constitucional, período en el que la vida política discurrió con arreglo a los cauces marcados por un texto que fue reformado en dos ocasiones (11 de mayo de 1973 y 16 de marzo de 1983) con arreglo a los procedimientos por él establecidos.

No puede decirse lo mismo - en cuanto espíritu de acuerdo y respeto de las formas constitucionales- del movimiento político que alumbró

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