POBREZA MUNDIAL, JUSTICIA Y DERECHOS HUMANOS
Enviado por rafaelacb • 5 de Febrero de 2020 • Ensayos • 1.147 Palabras (5 Páginas) • 109 Visitas
Rafaela Calvo Bonilla - 2157434
POBREZA MUNDIAL, JUSTICIA Y DERECHOS HUMANOS
El texto empieza dando una explicación teórica al problema de la pobreza, existe un alto número de personas que en la mayoría de lugares habitados de nuestro planeta están condenadas a vivir en condiciones de pobreza extrema donde padecen un sufrimiento innecesario, frente a esto el autor formula la siguiente pregunta: ¿estamos todos nosotros, la comunidad global de los seres humanos, enfrente de un problema de justicia?
La posición que asumamos frente a los pobres globales dependerá primeramente, de los juicios normativos que construyamos para describirla, si se continúa aferrado a la idea de que nuestros juicios normativos serán válidos sólo si corresponden con un universo independiente de nuestra voluntad, un universo que está ahí afuera y que debe ser descubierto, algo ajeno a nosotros como sociedad, o si lo tomamos como algo perteneciente a la modernidad, el problema carecerá de sentido. Es necesario pasar de una sociedad excluyente que está coincidiendo en ciertas creencias morales, creencias que nos invitan a movernos entre la justificación de la situación de miseria que padecen millones de personas y la indiferencia ante el dolor y el sufrimiento que tal situación les genera , a una sociedad inclusiva con la que muchos continuamos soñando. Así como tenemos ese rechazo a la crueldad, la violencia y el terrorismo, debemos incluir también en este rechazo el sufrimiento y el dolor que generan el hambre, las enfermedades y falta de oportunidades para tener una vida mínimamente decente, es decir generar rechazo a la situación que padecen los pobres en el mundo. Al aceptar que somos nosotros mismos los creadores de nuestro destino moral, al aceptar que el tipo de juicios que regirán nuestras conductas no dependen de otra cosa que de nuestra voluntad, no nos queda otra opción que tomarnos en serio nuestra autonomía, asumiremos nuestras propias responsabilidades frente al dolor y al sufrimiento que actualmente padecen millones de personas condenadas a la pobreza. Aunque dos autores Luigui Ferrajoli y el profesor Danilo Zolo, coinciden en algo y es que, describir la crueldad, la guerra, la barbarie o la situación de los pobres como normativamente indeseable no significa afirmar que estas prácticas no ocurran, significa afirmar que no deben ocurrir.
PRIMERA TESIS:
La construcción de nuevos juicios normativos que nos permitan re describir como un asunto de justicia material, el dolor y el sufrimiento que padecen millones de personas por cuenta de la pobreza extrema no sólo es posible, sino que es nuestro deber. Debemos como sociedad y seres incluyentes, tener un rechazo a toda forma de crueldad y la aspiración de habitar en un mundo pluralista, ya que esto es un mundo construido desde la diferencia, si queremos ser coherentes con las creencias normativas que hemos desarrollado, debemos llevarlo a los hechos.
La propuesta del autor para lograr dicha redescripción parte de la idea de justicia global, el primer gran rival para la defensa de esta propuesta surge de reducir nuestros juicios de justicia únicamente a aquellos que puedan ser justificados desde el lenguaje de los derechos, el lenguaje de los derechos no puede ser ya visto como una herramienta al servicio exclusivo de una visión privilegiada del mundo como afirman los relativistas “creer en los derechos es como creer en brujas o unicornios”, este debe ser para todo, es el lenguaje de los más débiles. El autor plasma dos puntos en los que se apoya como combinación de respuestas posibles a el problema, la primera es el globalismo moral, en donde autores como Singer y Nussbaum sostienen, a través de lo que he denominado el llamado a la solidaridad, que la situación de los pobres del mundo debe ser redescrita como un problema universal de justicia material. Y la segunda es el globalismo institucional, donde autores como Beitz y Pogge , vienen construyendo su propuesta para redescribir esta situación como un problema de justicia institucional global.
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