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Propuesta Para Mejorar La Conducta De Los Estudiantes

guaicara0324 de Septiembre de 2014

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CENTRO DE INVESTIGACIONES

PSIQUIÁTRICAS, PSICOLÓGICAS Y

SEXOLÓGICAS DE VENEZUELA

Reconocido por CONICIT (1981)

Autorizado por el C.N.U. (1981)

Gaceta Oficial Nº 34678

PROPUESTA PARA REDEFINIR CONDUCTAS DESVIADAS DE LOS ALUMNOS QUE CURSAN ESTUDIOS SECUNDARIOS EN LOS LICEOS PÚBLICOS DEL MUNICIPIO “GARCÍA” DEL ESTADO NUEVA ESPARTA Y PARA INSERTARLOS EN UN PROGRAMA PARTICIPATIVO SOBRE ORIENTACIÓN PSICOSOCIAL Y MOTIVACIÓN AL LOGRO.

REALIZADO POR:

RICARDO JOSÉ ROJAS GUAICARA

C.I. 10.201.390

Cohorte V, JUANGRIEGO, JULIO, 2014

CAPÍTULO I

MOMENTO PROBLEMA

1.1. El problema y sus generalidades

La educación, en sus dos dimensiones culturalmente aprendidas, en lo formal e informal, es ilimitadamente importante para el desarrollo de los pueblos, ya que su progreso depende si su población en alto porcentaje ha logrado formarse técnica y profesionalmente para ejercer las funciones de trabajo calificado en la amplia diversidad que generan las mismas, cuya educación integral debe partir desde la familia y luego pasando por los niveles primario y secundario hasta llegar a los estudios superiores o técnicos avanzados. A mayor educación en la población, mayores son sus probalidades de desarrollo y cuando hablamos de educación la ubicamos exactamente en la formación integral del ciudadano en cuanto a las tres áreas fundamentales que son la cognoscitiva, la psicomotora y la sentimental o área de valores.

En la gran mayoría de los países, la educación ha venido sufriendo de malas conductas de sus estudiantes y deficiencia de la política del proceso de enseñanza y aprendizaje y en el caso de Venezuela siempre ha sido afectada por una desacertada política educativa, tanto en lo cuantitativo como en lo cualitativo. Siempre ha presentado un cuadro abismal entre quienes pueden tener las facilidades de estudiar y quienes no pueden hacerlo. El cuadro marginal ha caracterizado a nuestro país y a todas las naciones del tercer mundo. Aunque hoy tengamos más estudiantes en los diferentes niveles educativos, también es cierto que la calidad de la educación ha disminuido en conocimiento, en la lógica del pensamiento, desmotivación y baja autoestima, conductas desviadas, libertinaje amoral, entre otras actitudes.

En ese sentido, siempre hemos tenido fallas que han sido imposibles de corregir. Por ejemplo, nuestros educandos deberían tener excelentes educadores, correctamente instruidos para dictar clases, con vocación de servicio profesional y social, pero lamentablemente es cercenada por la abrupta intromisión de la “política gubernamental”, cuando se atreven a colocar en tan importantes cargos educativos a personas afines al gobierno de turno sin tener la preparación adecuada que se exige para tan importante misión. En consecuencia, nuestros institutos educativos están sobresaturados de “docentes” que no tienen la capacidad para cumplir con el proceso enseñanza-aprendizaje.

Los planteles educacionales, por lo menos la gran mayoría, adolece de psicólogos, psicopedagogos, sociólogos, orientadores, trabajadores sociales, que son los profesionales que con solvencia moral y con aptitud deberían ejercer la misión de alinear la conducta de los educandos, de conducirlos por el buen camino, de orientarlos de acuerdo a sus bazas y aspiraciones por vocación, de definir sus metas, de redefinir sus comportamientos, incluyendo su asistencia a los entornos familiares.

El planteamiento del problema, que en determinadas circunstancias los estudiantes del bachillerato podrían estar afectados por empíricos “educadores” y por la ausencia de técnicas y herramientas de apoyo pedagógico y didáctico como lo son determinadas estrategias de orientación y motivación al logro, se circunscriben en una política estrictamente educativa, donde solamente prevalezca el derecho de los estudiantes de ser formados por eficientes profesores, con el apoyo pedagogo de las técnicas acordes a su edad y orientados por profesionales de la conducta.

Las conductas desviadas, independientemente de creencias, razas o clases sociales, ha sido un fenómeno social distorsionante del orden y la disciplina, y es una fenomenología histórica que se acentúa más y más con el tiempo. Partiendo del concepto que una conducta desviada es la actitud asumida por un individuo que rompe las normas de comportamiento de acuerdo a las reglas institucionales, podemos decir que la misma se ha convertido en una anomía de carácter colectivo, pues abarca a todas las esferas sociales, con una evidente agudización que ha llamado seriamente la atención de políticos, gobernantes, padres y a los profesionales de las ciencias sociales.

Por ejemplo, la Criminología es una ciencia social que se encarga de estudiar el comportamiento humano en sus conductas desviadas y delictivas así como la reacción social ante las mismas. Según algunos estudiosos en la materia, la reacción es una conducta aprendida social, fundamentalmente valorativa en cuanto a su aceptación o rechazo de ciertos comportamientos. Su extensión abarca desde la desaprobación y el control familiar de determinadas conductas infantiles o juveniles inapropiadas, mediante los habituales regaños o pequeños castigos físicos y psicológicos en el marco de un control social informal, hasta llegar al control social formal conformado por los sistemas de justicia penal establecidos por la sociedad para los delitos: leyes penales, policía, tribunales, entre otros.

A través de un proceso de aprendizaje formal e informal, llamado socialización, cada ser humano pasa por una serie de satisfacciones y dificultades propias de la interacción social. Pero, los estudios hechos sobre este tema arrojan que estas etapas de dicha socialización para el desarrollo propiamente adulto, la infancia y la adolescencia marcan el destino de cada individuo, de tal manera que la infancia y la adolescencia marcan etapas elementales en las cuales se experimentan cambios biopsicosociales donde el individuo busca su propia identidad convirtiéndolo así en una persona susceptible a cambios repentinos en su forma de actuar.

En Venezuela, como sucede en casi todo el mundo, principalmente en los llamados países desarrollados, se suceden acciones violentas de niños y adolescentes, que no solamente están insertadas en las calles sino que también se dan en los planteles educativos, con las lamentables desgracias de pérdidas humanas cuando escolares han disparado a mansalva en contra de profesores y compañeros de clases, eventos acaecidos en los Estados Unidos de Norteamérica, Inglaterra, Francia, entre otros. En menor grado, pero que también producen preocupaciones y alarmas, son las reiteradas amenazas que los alumnos se infligen entre si y en contra del docente.

En nuestro país se han deteriorado las instituciones, fundamentalmente la familiar y la educativa, quienes deben, por principio filosófico moral y científico, marchar como entes biuníficos en aras de lograr el desarrollo integral del individuo en las áreas cognoscitiva, psicomotora y sentimental, donde los valores y las normas que han aprendido de la familia y de la escuela le permitirá diferenciar entre lo que debe y lo que no debe hacer. En la misma, se irán atravesando diferentes etapas donde cada individuo las enfrentará de una manera única y particular de acuerdo a su individualidad psíquica, a su historia, a su familia y al entorno cultural, así como también a sus propias posibilidades, experiencias y tiempos.

En consecuencia, cobra interés dentro del ambiente socio-cultural de la familia y de la escuela, el desarrollo de los niños y adolescentes en el conglomerado social con respecto a su desenvolvimiento en el mismo, considerando además, que es la educación el medio a través del cual los niños y adolescentes obtienen la información necesaria para su comportamiento convencional.

1.2. Planteamiento general, particular, características y solución

El trastorno de conducta en los niños y adolescentes puede definirse como un desorden emocional, de connotaciones inquietas y rebeldes que rompe las reglas establecidas en su entorno social, caracterizado por un comportamiento negativo, agresivo y hasta autoritario. En consecuencia, los niños con trastorno de conducta tienen dificultad para acatar las normas y, por consiguiente, se convierten en un problema de adaptación lo cual amerita las sanciones correspondientes.

El fenómeno de la conducta desviada que caracteriza hoy en día a nuestra niñez y adolescencia se ha convertido en un problema serio para la sociedad, donde aún no se ha podido erradicarla, quizá por factores políticos. Aunque no se ha identificado una causa específica del trastorno de conducta, se cree que posiblemente sea producto de un daño cerebral, abuso infantil, genética, insuficiencia en la escuela y experiencias traumáticas en la vida. Lo cierto es que su presencia en las escuelas se acentúa cada vez más, lo cual origina enfrentamientos no deseados entre docentes-alumnos, docentes-representantes,

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