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¿Qué es la democracia y qué no es democracia?

MILCAROLEnsayo19 de Abril de 2022

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Módulo I.

¿Qué es la democracia y qué no es democracia?  Razone y explique de manera amplia su respuesta.

En el sentido etimológico, el término “democracia” deriva de dos palabras griegas: “demos”, que significa pueblo, y “kratos”, que significa gobierno. Esta unión de palabras hace alusión a “gobierno del pueblo” o “gobierno ejercido por el pueblo”.

La palabra democracia puede ser familiar para la mayoría de las personas, pero el concepto que encierra es mal interpretado y mal empleado en una época en la que dictadores, regímenes de un solo partido y líderes de golpes militares solicitan el apoyo popular bajo el manto de la democracia. La democracia es un sistema que permite organizar un conjunto de individuos, en el cual el poder no radica en una sola persona, sino que se distribuye entre todos los ciudadanos, por lo tanto, las decisiones se toman según la opinión de la mayoría.

Sin embargo, el espíritu de la democracia va más allá de la mera decisión mayoritaria y luego esperar a que se brinde una nueva oportunidad de renovar los cargos: es esperable que las personas que vivan en una democracia se comprometan y participen en diferentes instancias de decisión, tal vez de menor impacto que las elecciones, pero no por eso carentes de importancia.

Parece lógico, entonces, pensar que el ámbito público ofrece una gran cantidad de instancias en las que se puede manifestar la democracia, más allá de la propia elección de las autoridades políticas. Es habitual que las personas tengan algunas instancias de representación más allá de las que ofrece la sociedad entera, como los sindicatos, los centros de estudiantes o los espacios de participación vecinal o comunitaria.

Según el politólogo Benjamín Barber “A menudo se entiende por democracia el gobierno de la mayoría, y cada día más se cree que los derechos son una propiedad privada de los individuos. En realidad, pensar así es falsear el significado de los derechos y de la democracia”. En este sentido es menester aclarar que para que una democracia tenga éxito, los ciudadanos deben ser activos, no pasivos, porque saben que los responsables del éxito o el fracaso del gobierno son ellos mismos y nadie más.

Sobre la base de lo anterior, no cabe duda que los individuos ejercen derechos a medida que las democracias se vuelven más estables, dichos derechos se ejercen en el marco de una sociedad, lo cual explica por qué los derechos y las responsabilidades están tan íntimamente relacionados. Un gobierno democrático, que es elegido por sus ciudadanos y rinde cuentas a éstos, protege los derechos individuales de manera que los miembros de esa democracia puedan asumir sus obligaciones y responsabilidades cívicas, y esto fortalece a la sociedad en su conjunto. Todos los ciudadanos se deben dar cuenta, por lo menos, de los problemas críticos que confronta su sociedad, aunque sólo sea para estar en condiciones de votar inteligentemente.

La existencia de elecciones no es indicador suficiente para afirmar que un gobierno o régimen es democrático. Se hace necesario que se conjuguen otras características, entre as que se mencionan:

  • Respeto por los derechos humanos consagrados por la Organización de las Nacionales Unidas;
  • Libertad individual;
  • Libertad para la asociación y beligerancia política;
  • Presencia de múltiples partidos políticos;
  • Distribución del poder en diferentes actores sociales;
  • Sufragio universal, libre y secreto;
  • Representatividad;
  • Alternancia en el poder;
  • Libertad de prensa y opinión;
  • Igualdad ante la ley;
  • Limitación del poder de los gobernantes;
  • Apego al Estado de derecho consagrado en una Constitución, Carta Magna o Ley Suprema.

La esencia de la acción democrática es la participación pacífica, activa y libre de los ciudadanos en la vida pública de su comunidad y su nación. Según la académica Diane Ravitch, “La democracia es un proceso, una manera de vivir y trabajar en conjunto. Es activa, no estática. Requiere que haya cooperación, compromiso y tolerancia entre todos los ciudadanos. Lograr que funcione no es tarea fácil, sino difícil. La libertad significa responsabilidad, no estar libre de responsabilidades”.

Finalmente, las personas que viven en una sociedad democrática deben ser los mayores guardianes de su libertad y tienen que abrir su propio camino hacia los ideales expuestos en el preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de las Naciones Unidas: “El reconocimiento de que todos los miembros de la familia humana tienen una dignidad intrínseca y gozan por igual de derechos inalienables es el fundamento de la libertad, la justicia y la paz en el mundo”.

Módulo II.

¿Qué papel juega la participación ciudadana en el desarrollo local?  Razone y explique de manera amplia su respuesta.

La promoción del modelo de desarrollo endógeno implica la participación activa de los ciudadanos tendiente al establecimiento de los objetivos y las estructuras para la acumulación del capital social en función de las aspiraciones de los ciudadanos y potencialidades regionales y locales. Las organizaciones comunitarias son espacios para la participación de los ciudadanos en las decisiones tendientes a viabilizar las políticas de desarrollo de la localidad en la cual se encuentran. En Venezuela, estas organizaciones han emergido apoyadas en los procesos de descentralización de la administración pública impulsados por el estado, desde donde se ha fomentado la inclusión social y la autogestión comunitaria.

La participación es concebida por algunos entendidos, entre los que destaca Kliskberg (1998), como la estrategia “maestra” del desarrollo pues se sustenta en la oportunidad de que buena parte de la población sea incluida en los procesos de decisión relativos a las necesidades que surgen de la realidad. Por su parte, la Federación de Mujeres Progresistas (FMP) en su portal web plantean: “para que una ciudad o un país modernos proporcionen los mejores servicios y oportunidades a la población, debe contar con gobiernos abiertos y receptivos, dispuestos a escuchar lo que los ciudadanos y ciudadanas les quieren transmitir para contribuir a mejorar la política y la gestión de los asuntos públicos”.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE, 1993) sugiere que el desarrollo local puede ser visto “como un proceso por medio del cual un cierto número de instituciones y/o personas locales se movilizan en una localidad determinada con el fin de crear, reforzar y estabilizar actividades utilizando de la mejor manera posible los recursos del territorio.” En otras palabras, el desarrollo local puede ser considerado como un intento “de abajo hacia arriba” de los actores locales por “mejorar los ingresos, las oportunidades de empleo y la calidad de vida en sus localidades como respuesta a las fallas de los mercados y las políticas del gobierno nacional en proveer lo que se necesita, particularmente en zonas subdesarrolladas o que atraviesan por una etapa de ajuste estructural.”

Ahora bien, dentro de las modalidades que tienen las comunidades organizadas de estructurarse en Venezuela están los Consejos Comunales, los cuales se definen en el marco constitucional de la democracia representativa y protagónica como instancias de participación, articulación e integración entre las diversas organizaciones comunitarias, grupos sociales y los ciudadanos y ciudadanas, que permiten al pueblo organizado ejercer directamente la gestión de las políticas públicas y proyectos orientados a satisfacer las necesidades y aspiraciones de las comunidades en la construcción de una sociedad de equidad y justicia social (Ley de los Consejos Comunales, 2009).

Este marco legal ha propiciado la creación a nivel de todas las localidades del territorio nacional, de un total de 41.958 Consejos Comunales (Fundacomunal, 2019) lo cual equivale al 87% de las organizaciones comunitarias en el país, los cuales se han abocado a elaborar y gestionar proyectos que den respuesta a las necesidades y demandas de los habitantes en los espacios territoriales que ocupan, procurando mejoras que incrementen su calidad de vida. Particularmente, en la Parroquia San Juan de Guanaguanare, Municipio Guanare del estado Portuguesa se evidencia el impulso de estas organizaciones populares, orientadas a satisfacer las necesidades sociales, culturales, económicas y productivas de la región.

Apoyando lo anterior, Sanabria (2001), plantea que la participación social comunitaria, se define como un proceso social a través del cual los grupos, organizaciones, instituciones o los diferentes sectores (todos los actores sociales de la comunidad), intervienen en los procesos económicos, sociales, culturales y políticos de la localidad y se unen en una sólida alianza para diseñar, poner en práctica y evaluar las soluciones.

En resumen, se puede afirmar que hoy en día las comunidades tienen el derecho y el deber de organizarse y participar en los asuntos que son de su interés para superar las dificultades existentes, donde la participación ciudadana surge, así como un mecanismo que antagoniza a las burocracias que, en ocasiones, pueden empañar las formas democráticas, en especial en los estados municipales o regionales. De este modo, resulta posible establecer la comunicación acertada entre la ciudadanía en general, por un lado, y por el otro con las estructuras definidas de gobierno, hacia la construcción del Estado Comunal, donde se advierte que las estrategias utilizadas para tal fin, requieren de acciones comprometidas para definir del modo más apropiado los procesos que dan lugar a distintas etapas en la cuales se establece quienes participan de la iniciativa y cuáles son los recursos más indicados para dar lugar a esa planificación.

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