Reclutamiento de niños, niñas y adolescentes

Reclutamiento de niños, niñas y adolescentes

¿Cuál es el papel de la familia, comunidad y Estado en la prevención del reclutamiento y utilización de niños, niñas y adolescentes?

En el caso presentado sobre la historia de Norberto queda clara la situación a la que se vio obligado a vivir este joven indígena, básicamente debido a que, a pesar de vivir en un resguardo, donde incluso las Naciones Unidas y el Gobierno tienen acceso e interacción con los pobladores del mismo, no fueron aseguradas las condiciones de protección y cuidado de los derechos, no sólo de los niños y adolescentes, sino de los derechos de los indígenas (por ser un grupo vulnerable) y en general de los Derechos Humanos de los pobladores del resguardo.

La protección de los Derechos de los Niños, Niñas, Adolescentes y de los indígenas, están incluidos dentro de la Declaración de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, en Convenios y Tratados Internacionales, en los que las naciones, entre ellos Colombia, se han comprometido a reconocerlos, resguardarlos y protegerlos, incluyéndolos dentro de sus Leyes y programas nacionales gubernamentales.

De acuerdo con el artículo 10 de la Ley 1098 del 2006 “Código de infancia y adolescencia” se establece que la familia, la sociedad y el Estado, son responsables de la atención, cuidado y protección de los niños, niñas y adolescentes. Sin embargo, como suele suceder a menudo, que algo esté escrito, establecido y/o prohibido en la Ley, no quiere decir que ésta se aplique.

La construcción de la Nación Colombiana ha sido enmarcada por la diversidad regional de sus selvas, montañas y llanuras e influida por la composición pluriétnica de su gente, por la aprobación desigual de sus tierras, por la particularidad de sus desarrollos locales, por la variedad de sus estilos de vida, y por sus sistemas de representación social específicos.

Los intereses encontrados, las tensiones entre los grupos y la lucha por el poder económico y político han desembocado en conflictos de intensidad variada, colocando a las instituciones sociales en crisis permanente. Son muchos los sucesos que han marcado la historia de Colombia, la tragedia que viven todos los campesinos de todas las regiones del país, ocasionada por la brutalidad de los grupos armados, que, de la noche a la mañana, y de manera despiadada, se ven obligados a desplazarse al casco Municipal más cercano para proteger sus vidas en el lugar de origen, dejando sus recuerdos más apreciados, sus enceres, su mundo, su todo. Quedando atrás una vida echa día a día y a pulso; ingentes esfuerzos, pero con convicción, las familias campesinas componen grupos sociales por afinidad y parentesco, las cuales son vitales para la actividad productiva, no sólo de los bienes necesarios para su reproducción biológica, si no para el abastecimiento de mercados.

Las víctimas directas de los oprobios de la guerra son numerosos niños, niñas y adolescentes en etapas cruciales de sus vidas, con figuras paternas y maternas desdibujadas por la muerte o la emigración forzada, las balaceras, las explosiones, las masacres, la destrucción, los gritos desesperados, el dolor y el sufrimiento, que van tejiendo y destejiendo las experiencias y vivencias que quedan grabadas como marcas imborrables en el transcurrir cotidiano de sus vidas.

Éstas serán las futuras generaciones del mañana, marcadas por una infancia que se desarrolló en medio de la zozobra y la incertidumbre del miedo.

Es por esto que las comunidades y las familias deben velar por la protección de los derechos de los niños, niñas y adolescentes de su propia comunidad, implementando acciones comunitarias y educando desde la familia a todos y cada uno de sus integrantes en el reconocimiento,

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