Responsabilidad Social De Las Instituciones De Educación Superior
JnKdego15 de Julio de 2015
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¿Valor obligatorio o transformación necesaria?
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Mtro. Jorge Antonio Alfaro Rivera.
Docente de la Escuela Normal Superior Oficial de Guanajuato.
Escuela Normal Superior Oficial de Guanajuato.
“El tener es un logro, El saber una oportunidad, pero el ser es nuestra esencia y es ahí a donde debemos llegar” (Gil, 2006).
El texto hace patente la deuda que al ser la responsabilidad social un valor obligatorio, tiene la educación superior en cuanto al rol de servicio que debe brindar a la sociedad de forma colaborativa a enfrentar los graves problemas que padecen muchas naciones entre ellas nuestro país.
La pobreza, la desigualdad social y la crisis de convivencia que se observa en México son sólo algunas de las calamidades que se han acentuado en esta primera década del siglo XXI. Es entonces que la llamada responsabilidad social se presenta como un nuevo desafío en la sociedad pero esencialmente en las instituciones educativas concretamente en las de educación superior, ya que estos centros deben comprometerse, no sólo con formar buenos profesionales, sino también a personas que se involucren socialmente.
En ese sentido, y no obstante de que cada vez más instituciones de educación superior promueven y practican la responsabilidad social, aún es necesario seguir insistiendo en que ésta se convierta en una realidad. Por ello, estos centros educativos no deben alejarse del tipo de acciones que los lleven a involucrarse con sus entornos, dado que son organizacion que a través de los objetivos que le dan su razón de ser, como son la formación humana y profesional (objetivo académico) y la construcción de nuevos conocimientos (objeto de la investigación) tienen alcances muy específicos que son diferentes a los generados por otro tipo de organizaciones, llámese empresas, ONGs, asociaciones civiles, etc.
Los alcances o logros en esta temática deben verse reflejados en rubros como el funcionamiento organizacional, la formación, la construcción epistemológica y ontológica del hacer desde el ser, mediado por nuestra construcción cognoscitiva y la relación e impacto con la sociedad, constituyéndose estos cuatro aspectos en ejes de acción que conduzcan a las instituciones de educación superior a asumir la responsabilidad social como un valor obligado que les lleve hacia una gestión responsable y eficiente.
De ahí que, fomentar la responsabilidad social en los centros educativos se convierte en un desafío, de cuyos procesos de formación, análisis y reflexión sobre el trabajo hecho, emanen sujetos capaces de comprender su entorno pero también de transformarlo siendo sensibles a los problemas de los demás, comprometidos con el desarrollo social de su país y la inclusión social de los más vulnerables.
Palabras clave: Educación superior, responsabilidad social, valor obligatorio, procesos de formación, transformación.
Introducción
Al paso de más de una década, para ser precisos desde la Conferencia Mundial de la UNESCO celebrada en París en 1998 (UNESCO, 1998), donde se establecieron grandes directrices de modernización para las instituciones de educación superior, aún existen algunas metas claves para el desarrollo social de varios países, entre ellos México, que en cuanto a la educación superior no ha podido alcanzar. Ejemplo de ello es la gran deuda que las instituciones de educación superior tienen con la sociedad con relación al aporte de acciones concretas que ayuden a sus entornos a superar los adversos indicadores sociales existentes.
Lo anterior no es un hecho aislado sino resultado de las amplias transformaciones en nuestras sociedades, mismas que están vinculadas a fenómenos de diversa índole, entre ellos, de naturaleza política, social, económica y educativa, entre muchos otros, que propician situaciones de inestabilidad y cambios emanados de los nuevos paradigmas en esta llamada sociedad del conocimiento. Dichos cambios traen consigo una serie de problemáticas (Brunner, 2000), que pueden resumirse en los siguientes términos:
• Progresivo crecimiento de la brecha social a partir de la desigualdad en la distribución de la riqueza, ingreso, y capital educativo entre los distintos estratos sociales.
• Crisis en cuanto a participación, representación y responsabilidad por el respeto a los derechos sociales y humanos.
• Un retroceso en la construcción de valores, de sentido y de los aspectos ético-morales que favorecen el desarrollo del capital social.
Ante ello, se plantea la necesidad de revisar, reflexionar y en su caso reenfocar el rol social que juegan las Instituciones de Educación Superior (IES) como mecanismo inductor de mejora no sólo de la calidad de vida de la comunidad en la cual se encuentran insertas, sino también de la calidad de las instituciones involucradas en la organización, desarrollo y proyección de la vida política y social regional. Es decir, plantear hacia el interior de las mismas pero logrando hacer visible la responsabilidad social como valor obligado ante tales retos.
La responsabilidad social: conceptualización y origen
Considero necesario, en aras de lograr el objetivo, reflexionar y repensar el tema de la responsabilidad social como un valor implícito en la formación y servicio que brindan las IES, es necesario conceptualizarlo o en su caso reconceptualizarlo como obligatorio. Para ello, a continuación se alude en primer término a la revisión de su significado.
Es importante mencionar que este concepto, no es nuevo, de hecho se comienza a introducir en el discurso de ciertas empresas a partir de 1889, como una forma de organizar y administrar las riquezas de la empresa hacia el bien de toda la sociedad (Carnegie, 1993). Sin embargo, diversos expertos en el tema (Lozano, 1999; Chivarri y Castro, 2000), refieren que es para la década de los años 20, cuando en realidad surgen los primeros planteamientos sobre el tema.
Es, para estos autores, un concepto que se basa en el principio de la caridad, una acción de la empresa en su conjunto, pasando ésta a convertirse en la administradora de los recursos sociales asumiendo la responsabilidad que esto implica, y no una acción filantrópica de carácter individual.
Al respecto, Castillo (2008) ahonda en el tema y señala que la responsabilidad social en y desde la empresa, en el ejercicio de su función, ha de asumir conciencia de los efectos reales de sus acciones sobre el entorno social, interiorizando algunas pautas de comportamiento que manifiesten una actitud más positiva en la consideración de los valores e intereses sociales.
Lo anterior plantea un cambio de mentalidad y a su vez exhibe un reto ante la constatación de la insuficiencia del beneficio como único índice expresivo de la eficiencia socioeconómica de cualquier empresa. De ahí que sigue siendo necesario avanzar en la construcción e impacto de dicho concepto. Dado que la Responsabilidad Social (RS), resulta estratégica para las empresas y para la sociedad en general, en virtud de que no sólo genera impactos, resultados y retornos, sino que es también objeto de diseños internos que se alinean con las acciones sustantivas de diversas organizaciones (Guédez, 1998, p.135).
Por todo esto, hoy en día, la responsabilidad social se considera un concepto normativo de vital significancia e impacto para transformar nuestros entornos y en general la sociedad. En ese sentido, la Organización de Estados Americanos (OEA, 2008), en conjunto con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), definen la Responsabilidad Social como:
Una política de calidad ética del desempeño de la organización, que se ocupa de la gestión responsable de los impactos que genera hacia dentro y hacia fuera, solucionando continuamente los problemas diagnosticados en colaboración con las partes interesadas y/o afectadas. (p. 7)
Resignificando esta definición a partir de lo expuesto se puede mencionar que la responsabilidad social implica entonces una gerencia (política de gestión) que se debe apoyar en la investigación y la evaluación (diagnóstico y medición permanente de todos los procesos de las organizaciones), buscando así la mejora continua de todos los procesos, productos e impactos generados por las organizaciones (calidad), para de esta forma orientarse éticamente a la satisfacción -en la medida de lo posible- de los interesados y/o afectadas por la existencia de las organizaciones, asociándose y dialogando con todos los actores necesarios para lograr este propósito en un marco de acción participativa. De esta forma, la responsabilidad social posibilitaría colocar en la agenda de la gerencia organizacional nuevos temas para la solución común de los problemas sociales de un mundo más complicada como en el que nos desenvolvemos.
En síntesis, la responsabilidad social es un término que hace referencia al conjunto de obligaciones y compromisos, legales y éticos, tanto nacionales como internacionales, que se derivan de los impactos que la actividad de las organizaciones producen en el ámbito social, laboral, medioambiental y de los derechos humanos.
Llevado esto al terreno de lo educativo y en particular de la IES, la responsabilidad social se asume como la capacidad que cada entidad tiene para difundir y poner en práctica un conjunto de principios y valores generales y específicos, por medio de cuatro procesos claves: gestión, docencia, investigación y extensión.
De la misma forma que sucedió
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