Soluciones para la crisis post Maria

Soluciones para la crisis post María

La crisis más evidente que estaba enfrentando Puerto Rico antes del paso del huracán María en septiembre del 2017 era la crisis económica que comenzó en el año 2000. La deuda actual de la isla es de setenta y tres mil millones de dólares y el gobierno se ha declarado en quiebra por su inhabilidad de poder pagar la misma. Este acto obligó que el gobierno de los Estados Unidos tomara acción y creó la Ley Promesa donde un comité denominado como la Junta de Control Fiscal o JSF tiene dentro de su autoridad sugerir y promover recortes a los gastos del gobierno. La carga de las medidas de austeridad que promueve tanto la JSF como el gobierno de Puerto Rico es dirigida en su totalidad a la fuerza laboral de la isla que a su vez está enfrentando un éxodo masivo de profesionales en distintas áreas y lo que ha sucedido es que todo esto ha aportado más a la crisis existente. No obstante, con el paso del huracán María, no solo el panorama económico empeoro, sino, que el aspecto social y laboral se vio más impactado surgiendo una crisis que debe ser atendida lo más pronto posible. De lo muchos problemas que han surgido están: el aumento de suicidios, el desempleo, alteraciones en la educación pública y nuevamente el éxodo masivo de habitantes y es imperativo crear soluciones para mejorar estos cuatro dilemas que tienen la isla actualmente en crisis.

Al igual que con la situación económica, Puerto Rico enfrentaba una crisis de salud mental donde en el 2009, según el Departamento de Salud de Puerto Rico, se habían registrados trescientas y cinco muertes por suicidio y la cifra había estado disminuyendo hasta el 2016 donde las muertes registradas fueron ciento noventa y seis. Sin embargo, los números ascendieron el año pasado a doscientas cincuenta y dos y la mayoría se le atribuyen a la crisis surgida por el huracán. (Rivera Torres) También, novecientas setenta y tres personas que tenían deseos de privarse la vida buscaron ayuda a través de la Línea de Emergencia en noviembre del año pasado. Lo preocupante de estas estadísticas es que se demuestra que las muertes por suicidio se quedan en los números. Esto quiere decir que tanto el gobierno como la sociedad toman poca acción por mejorar la calidad de vida de las personas que por consiguiente mejora la salud mental. Para poder solucionar este problema, es importante que el gobierno reevalúe los protocolos existentes que permite la intervención de las autoridades en casos familiares, adultos y de menores que padecen de alguna enfermedad mental. Asimismo, se deben incentivar la creación de programas de orientación para la prevención del suicidio que sea mandatorio en todos los sectores poblacionales, no tan solo limitarlo a las áreas de trabajo y en escuelas. Se debe promover la asignación de ayudas para organizaciones sin fines de lucro para que puedan expandir la ayuda que proveen y se debe readiestrar a todos los profesionales de la salud de manera que sean capaces de identificar a todas las personas vulnerables y notifiquen a las autoridades pertinentes para que estos puedan ofrecer todas las ayudas posibles. Por último, se deben crear más grupos de apoyo que no necesariamente estén relacionados con las autoridades gubernamentales, sino, que sean grupos más pequeños que sean más accesibles en lugares críticos como en las escuelas, universidades, lugares de trabajo y en la comunidad. Citando las palabras del senador Abel Nazario en la Primera Cumbre de Salud Mental llevada a cabo en el Capitolio: “Si atendemos de manera adecuada, concertada y científica el problema de salud mental Puerto Rico va a tener mejores tiempos de los que tenemos hoy”.

El dilema del desempleo ha sido una situación que ha estado decayendo desde que comenzó la crisis económica y lo critico es que la tasa de desempleo juvenil, según los Datos del Negociado del Censo, es dos veces más alta que la de la población general. Esto se debe porque Puerto Rico ha perdido desde el 2010 alrededor de 9,395 empleos que en algún momento fueron ocupados por jóvenes. Es decir, que la crisis económica no ha dado las oportunidades para que los jóvenes puedan trabajar lo que ha fomentado la migración. No obstante, este panorama empeora con la llegada del huracán que luego de su paso, dejo centenares de comercios cerrado, algunos de manera indefinida y otros permanente. La cifra de empleos perdidos tras el impacto de María fue de alrededor de 40,000 y esto debido a la falta de energía eléctrica y otros servicios esenciales. (Avila Claudio) Es bastante preocupante, mayormente porque las expectativas económicas no vienen pintando bien desde antes de la crisis producida por el fenómeno atmosférico y es sumamente necesario que atender esta situación que para el 2019 puede dejar a la isla con una población menos de tres millones por la falta de empleo. Una forma en la que se puede solucionar es primeramente garantizando que ante un evento atmosférico de la magnitud de María, en caso de que vuelva a suceder, la red eléctrica del país este en la mejor forma posible para evitar el cierre indefinido de comercios por falta de electricidad y no se pierdan empleos debido a que este fue el factor principal que atribuyo a la tasa de desempleo en año pasado. También, se debe crear más programas de incentivos para los pequeños y medianos comerciantes ya que estos son el empleador mayor que tiene Puerto Rico con una cifra aproximada de 300,000 empleos actualmente generados. Por último, los empleadores se debería retener a los jóvenes en los empleos para evitar que estos salgan de país en busca de trabajo.

El impacto del huracán no solamente se limito a afectar los trabajos y la salud mental de las personas sino que afectó un sector esencial que es la educación pública. En este caso, se puede tomar de ejemplo a la Universidad de Puerto Rico, el sistema universitario más grande del país y que es público. Desde antes del paso de María, el sistema ha sido victima del mal manejo de fondos y mala administración que ha provocado que la JSF recomiende ajustes para liberar la carga presupuestaria que conlleva al gobierno poder mantener el sistema. Luego del paso del huracán, los estudios de 58,000 estudiantes se vieron interrumpidos indefinidamente por lo antes expuesto que era falta de recursos básicos como electricidad, agua potable y comunicaciones. Esto provocó una crisis que

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