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Sub-Proyecto: Espacio Geográfico e Identidad Nacional


Enviado por   •  15 de Marzo de 2022  •  Reseñas  •  1.693 Palabras (7 Páginas)  •  53 Visitas

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Universidad Nacional Experimental de los Llanos Occidentales[pic 1]

“Ezequiel Zamora”

Barinas Estado Barinas

Licenciatura en Administración

Sub-Proyecto: Espacio Geográfico e Identidad Nacional

Identidad Americana

Docente:                                                                                                Estudiante:

Mauricio Castillo                                                                             Julianis Baron

                       

                                                                                                            C.I: 31.290.115

Área: Espacio Geográfico e                                                         Sección: NV0-F02                                                        Identidad Nacional

Barinas, enero de 2022

En "El laberinto del minotauro de tres cabezas", explora el tema de la identidad americana a partir de un análisis de las formas de pensamiento y los discursos que se han formado y coexistido en la cultura intelectual estadounidense, a partir del desarrollo intelectual europeo y europeo. Su expansión en el Nuevo Mundo. Reflexiones filosóficas sustentan la presentación de la identidad abigarrada, estratificada y nebulosa de América a través de un lenguaje sencillo ya la vez profundo, que otorga a la obra narrativa y en prosa de Briceño Guerrero un claro sello de originalidad. De esta manera, la comprensión de Europa no parte del motor histórico de la lucha de clases, sino del carácter de estos principios y su función estructurante de la cultura. Cada fase o período que atravesó el Viejo Mundo estuvo marcado por uno de estos principios o una alianza entre ellos. Por tanto, la historia es un proceso simbiótico de confrontación y diálogo entre estas cuatro tendencias ideológicas, desde las cuales Europa ha transitado hacia la madurez, la prosperidad, la decadencia y la desgracia. Briceño Guerrero se aleja de la visión histórica del marxismo materialista y más hacia la visión del etnoculturalismo, posicionando los principios cristianos como resultado de la apropiación de la matriz religiosa hebrea, universalizada y realizada en casi todo el planeta su implantación. Se enfrentó, luchó, se alió, se transformó con otros principios, y dejó su huella en un largo período de la historia europea desde la Edad Media española hasta la conquista y colonización de las Américas. El principio señorial tiene sus raíces en la naturaleza animal del ser humano, en la fuerza de los guerreros victoriosos de las tribus que luego se convirtieron en nobleza, monarquía y señorío. El relato de Homero ilustra este proceso. El origen del principio imperial no está claro, pero está íntimamente relacionado con el modelo monárquico del principio señorial y se distingue por su universalismo despersonalizado encarnado en el poder estatal. El Imperio Romano sería el paradigma original de este principio. Finalmente, el principio de racionalidad surgió en Grecia como una oposición superior a la visión etnocéntrica de los pueblos primitivos y dispersos. Este principio se constituye “…no sólo primordialmente como contenido, como preservación y difusión, como patrimonio creciente, sino especialmente como actitudes y actividades, como temperamentos e intenciones, como prejuicios y procedimientos, como creencias y prácticas” .Esta similitud entre la visión marxista y la de Briceño Guerrero nos permite ampliar nuestros horizontes y así ubicarnos en un marco complejo de racionalización y conceptualización histórica. Así como la cronología oficial con fuerte impronta cristiana divide el tiempo de la civilización occidental en tiempos precristianos y poscristianos, así el marxismo divide a la humanidad en precomunidades sin explotados ni explotadores, a partir del surgimiento de la propiedad privada y la sociedad social. Sociedad de la división del trabajo -y Sociedad de Postclase: Los Explotados y los Explotados-. La realidad de América Latina, vista como un reflejo o una simple expansión de Europa, reproduce los planes del Viejo Continente. Así, en nuestra cultura, la herencia típica de los cuatro principios europeos convive con la herencia de la primitiva estructura social dividida en clases sociales, traída e impuesta por el poder imperial de la corona española en el curso de conquistas y arrabales. A lo largo del siglo XX, esta doble herencia fue renovada, modernizada o modernizada. Estos son los condicionantes de nuestro proceso cultural, caracterizado más por la negación permanente de lo que somos, el desplazamiento de lo que está ahí, la privación de nuestros bienes y la constante frustración de los deseos, que por la reafirmación de las condiciones de autonomía, libertad y soberanía... nuestra realidad histórica Esta naturaleza de 's se manifiesta en diferentes percepciones de identidad. La extensión de los principios europeos a los Estados Unidos fue un proceso violento y armado, de imposición y resistencia, de hegemonía e integración, a lo largo de la conquista y la colonización. Este hecho histórico constituye el primer gran enfrentamiento sociocultural vivido en todo el territorio continental, del que surgieron dos grandes grupos humanos que dinamizarán nuestros futuros futuros: los vencidos y los vencedores. Su dialéctica de relaciones sociales, afectivas, emoción, drama, juega un papel importante en la consolidación, reorganización y reconstrucción de valores. Los cuatro principios, la primera razón y la segunda razón, se intercambian, transfiguración, según el mestizaje entre indios, españoles y negros. En medio milenio de conexión orgánica, las tres razas de América han abrazado las filosofías, la moral y las estructuras europeas con esperanza, expectativa, duda, frustración y dolor. El resultado fueron tres discursos que Briceño Guerrero resumió como el segundo europeo, mantua y bárbaro. En cada uno de nosotros, estas tres formas de ver el mundo resuenan en muchas combinaciones. En El laberinto de los tres minotauros, Briceño Guerrero basa su análisis del estado de los Estados Unidos en comparaciones con Europa. La inmadurez cultural de nuestra nación puede explicarse por dos tipos o escuelas, una vez reconocidas las condiciones superiores del Viejo Mundo por el desarrollo racional de sus Paideas. Entre las dificultades enumeradas por el autor destacan dos: la heterogeneidad y el pluralismo primitivos, que van en contra del sentido único de la lengua española y de la religión cristiano-católica traída por los conquistadores. En ese enfrentamiento será el punto de partida para la alternancia entre la experiencia madura de la cultura política y la desviación y el atraso de las características del continente africano. En este sentido, dice Briceño Guerrero: La Guerra de la Independencia a principios del siglo XIX pareció demostrar la madurez y madurez de América, su capacidad de autonomía espiritual y creatividad cultural. El período republicano, sin embargo, presenta en cambio el choque de Paideia, su parálisis en gestos doctos, la continuación de su minoría y el eventual movimiento fluido hacia repeticiones rígidas, tartamudeos, calambres. Colonizar Europa fue el Mercantilismo - El Renacimiento Sus viejas estructuras feudales fueron reemplazadas en un proceso lento, que culminó con la Revolución Francesa, un evento histórico que representó la victoria final del capitalismo moderno sobre las viejas estructuras políticas no solo en Francia sino en toda Europa. En cambio, América es una colección de tribus, una comunidad indígena muy diversa con diferentes idiomas y formas primitivas de producción. Nómadas, libres y comunes horizontales, unos; sedentarios, esclavos y verticales, otros. Todos fueron igualmente derrotados y sujetos a la esclavitud española. En este sentido, Miranda, Bolívar y su maestro, Simón Rodríguez, encarnan una posición de vanguardia. Somos una sociedad relativamente nueva, formada durante extensos y prolongados enfrentamientos: conquista y colonización, independencia, guerra federal en Venezuela, resistencia antidictadura y antitotalitaria, levantamientos populares, subversión revolucionaria, y más. Lo contrario de la tierra virgen de nuestra modernidad es violada y destruida. Así que somos una colección de mascarillas, un catálogo de ropa. ¿Un cuerpo sin rostro, o somos solo una máscara? ¿Somos el uno y el otro, o somos el otro pareciéndonos a uno o uno como proyección del otro? La respuesta de Briceño Guerrero a toda esta serie de preguntas es precisa y clara: “Cuando nos miramos para conocernos y saber quiénes somos, queda claro que somos europeos” De acuerdo con esta comprensión, toda nuestra forma de vida, desde el idioma, la religión, la constitución, el gusto, el arte, las costumbres, las aspiraciones, se ajusta al modelo de la civilización occidental. Para Briceño Guerrero, la cultura europea era superior y dominaba a la humanidad. Otros son inferiores y aspiran a ser como Europa. Los no occidentales tienden a occidentalizarse.

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