Tesis Uso de redes sociales en adolescentes

Capítulo 2. Estado del arte

Sobre los riegos online

El abordaje de esta investigación sería parcial sin analizar el perfil de uso y por consecuencia, de riesgos asociados a las TIC en adolescentes, desde una perspectiva regionalizada a países socio culturalmente similares a México. Para ello, los datos regionales expuestos por Bringué, Sádaba y Tolsá, en “La Generación Interactiva en Iberoamérica, Niños y Adolescentes ante las pantallas”, proporciona datos relevantes acerca del uso y la valoración que en términos cuantificables hacen los menores de las nuevas tecnologías en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guatemala, México y Perú.

El levantamiento del estudio se realizó con una muestra de 24,320 alumnos y un margen de error de más/menos 0,75%, con la aplicación de un cuestionario online, diseñado para dos grupos de edades: de 6 a 9 años con 32 preguntas y de 10 a 18 años con un total de 127 preguntas. La organización del instrumento se contempló para obtener los datos personales del encuestado (edad, sexo, número de miembros en el hogar, profesión de padre y madre), datos académicos (asignaturas cursadas, hábitos de estudio, uso de la tecnología en el ámbito académico), uso de pantallas (internet, celulares, videojuegos y televisión, grado de equipamiento, posesión y uso, tiempo y momento de uso, compañía de uso, contenidos y servicios utilizados, creación de contenidos, etc.) y valoración de pantallas: preferencias, actitud y opinión sobre oportunidades y riesgos.

La relevancia del entorno familiar, con aspectos específicos como la convivencia con los padres, hermanos e incluso abuelos destaca en la exploración del contexto, pasando por los hábitos de convivencia familiar hasta el equipamiento de tecnologías en casa, haciendo referencia constante a los resultados obtenidos en el 2008 con el mismo estudio.

Entre los reactivos analizados, adquiere relevancia el de la posesión y lugar de uso de la computadora, en lo que se denomina “cultura del dormitorio” (bedroom culture), refiriéndose a la ubicación del dispositivo en la habitación del adolescente, confirmando la tendencia de un uso y disfrute cada vez más personal de la computadora, asociado al hecho de que la conexión a internet se da predominantemente en el hogar. Destaca la mención de México, como el país que posiciona a la escuela como el sitio que ofrece la oportunidad de conectarse a internet.

El estudio relaciona el uso de las pantallas con el aumento de los riesgos que se pueden encontrar en línea. Entre los encuestados, más de la mitad cree que internet puede provocar adicción, pero están en desacuerdo con que la conexión ocasiona aislamiento social y familiar. A su vez, 3 de cada 10 afirman tener amigos virtuales, pero éstos no son percibidos como factor de riesgo por los chicos. Y en lo referente a la dependencia del uso del celular, los resultados son satisfactorios, mostrando a la mayoría despreocupados si “se quedaran dos semanas” sin su dispositivo. Relativo al ciberbullying, aquellos que declararon haber sido ofendidos con un mensaje, foto o video a través del celular apenas alcanzan el 6%, aunque el porcentaje se duplica en el caso de quienes lo han utilizado para ofender a alguien.

Derivado de este estudio, los investigadores Del Río, Sádaba y Bringué (2010), enfocaron las conclusiones sobre agresiones digitales en chicos españoles en su reporte complementario “Menores y redes ¿sociales?: de la amistad al ciberbullying”.

A través de los resultados del cuestionario utilizado en la investigación regional “Generaciones Interactivas”, este estudio enfatiza en los resultados obtenidos sobre el acoso en línea, analizando la postura de la víctima y el victimario.

A la luz de los datos, la investigación provee de una perspectiva cuantitativa que recoge las respuestas de 8,373 escolares de entre 10 y 18 años que se declararon usuarios de Internet en España, estableciendo como preguntas de investigación el hecho de si están los usuarios de las redes sociales más expuestos a conductas o hábitos de riesgo, si hay diferencias entre usuarios y no usuarios, con el objetivo de como comprobar si la edad y el género son determinantes en los resultados.

En concordancia con otras publicaciones, los autores destacan la necesidad imperante de establecer la variable de género, como determinante significativo en el tema de conductas de riesgo, mostrando a las chicas con una menor tendencia a utilizar internet para perjudicar a alguien con el envío de fotos, videos o comentarios y, sin embargo, ser las más afectadas con la recepción de este tipo de material, en un porcentaje que duplica al de los varones. Por su parte, los chicos empiezan a sufrir el acoso a una edad más temprana, fenómeno que relacionan con su precocidad en el uso de las redes sociales.

En sus conclusiones sobre la variable “edad”, del Río et al.  afirma que ser usuario de estas redes es un factor que incrementa sensiblemente la posibilidad de sufrir acoso a través de Internet, destacando que la franja adolescente (13-16 años) es la más afectada con este tipo de comportamientos. No obstante, los resultados permitieron concluir que el ciberbullying es un fenómeno minoritario que en el contexto de la investigación apenas superó al 10% de los encuestados.

En tanto, los resultados publicados en 2011 por Antonio García, en su investigación “Una perspectiva sobre los riesgos y usos de internet en la adolescencia”, aborda los usos y consumos de medios y redes sociales de los adolescentes de la ciudad de Madrid, España, con la finalidad de detectar las prácticas de riesgo asociadas entre menores de 12 a 17 años, a través de una metodología mixta que contempla la aplicación de una encuesta, mientras que el cualitativo se basó en grupos de discusión.

El autor destaca en su estado de la cuestión la importancia de elegir la muestra teniendo en cuenta factores de género, edad y estrato socioeconómico “que orientan y constriñen las actuaciones de los menores en relación con sus prácticas online”.

La fase cualitativa se orientó a la detección de opiniones, actitudes y representaciones de los adolescentes en torno al uso de Internet y la percepción y conocimiento de los riesgos a lo que esta población está expuesta, dando en palabras del autor, una visión más concreta sobre la construcción de la realidad social y de la identidad juvenil en torno a la diada adolescentes y TIC.

Destaca la importancia de realizar la fase cualitativa antes que el análisis cuantitativo, dado que la primera proporciona la información necesaria para la elaboración del cuestionario “utilizando el mismo lenguaje que el empleado por los sujetos investigados, sin violentar de esta manera sus respuestas”.

Entre los resultados resalta una alta penetración del uso de internet en el hogar del adolescente y particularmente sitúan el acceso desde su propio dormitorio. En las diferencias por género, de nuevo las mujeres prefieren los canales de mensajería instantánea y redes sociales, mientras que los varones tienden a descargar música y jugar videojuegos que impliquen la competencia.

En la dimensión de los riesgos percibidos por los adolescentes, la recepción involuntaria de contenidos de tono sexual o de violencia explícita, así como la petición de amistad o contacto por parte de un desconocido, lideran las respuestas del estudio.

En el rubro de acceso y participación en redes sociales destaca la percepción de riesgo, enlistando en términos de frecuencia el flujo de comentarios o imágenes dirigidas a la burla y ofensa contra alguien, mientras que el sexting tiene un impacto menor, con el envío o recepción de fotografías sin ropa, comentarios o imágenes sexuales.

Además, 5 de cada 10 adolescentes se perfila en las redes sociales a través de su nombre, mientras que 3 utilizan un apodo o nickname y solo 2 publican su nombre.

Otros aspectos como control parental, frecuencia de uso, sitios de conexión y comportamiento y privacidad en las redes fueron estudiados por García.

Desde el análisis cualitativo, el autor favorece los cuestionamientos sobre la valoración que supone el número de amigos en las redes sociales y su relación como factor de éxito social. Al igual, destaca que los riesgos son percibidos con poca importancia, vinculándolos más a los virus y fraudes electrónicos que a situaciones de acoso, dejando en claro una sensación de seguridad por parte del individuo.

No obstante, los riesgos son percibidos como amenazas externas menores en los resultados mostrados por García, el Estudio Piloto sobre Victimización Juvenil a través de Internet, de la Universidad de Valencia, realizado por Montiel, Carbonell y Orts, (2011), ofrece un aporte relevante sobre las conductas de riesgo llevadas a cabo por los adolescentes en Internet, las estrategias de supervisión y control parental que llevan a cabo sus padres o tutores y la prevalencia de distintos tipos de victimización al estar conectados.

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