Trabajo Social
Nancy613 de Septiembre de 2014
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Los métodos tradicionales del Trabajo Social
J. Manuel Barbero García
El Trabajo Social comunitario
El Trabajo Social comunitario pretende orientar el abordaje de situaciones sociales colectivas mediante la organización y la acción asociativa. Se trata de un abordaje que se enfrenta a la tarea de constituir (crear) y mantener (sostener) un grupo en torno a la elaboración y a la aplicación de proyectos de desarrollo social. El tipo de grupo u organización que se desee constituir puede ser simple (grupo o asociación) pero también puede tratarse de una más compleja, de un intergrupo (una coordinadora, una plataforma, un comité, etc.). El grupo aparece como elemento de redensificación de la vida social de la población, de fortalecimiento político, de promoción y dinamización social, de participación democrática en la sociedad etc.
Esa primera aproximación descriptiva al trabajo comunitario debe ser completada con una identificación de las grandes dimensiones de que se compone este abordaje. Dumas y Séguier (l997) diferencian en el seno de la acción comunitaria tres procesos: el proceso de concienciación, el proceso de organización y el proceso de movilización.
Los proyectos de acción colectiva, sus orientaciones, las dinámicas sociales suscitadas por su puesta en marcha corresponden a cada uno de estos procesos y a su complementariedad. Por eso las iniciativas consisten simultáneamente en: a) trabajar la identidad del actor, permitiendo la identificación colectiva de los miembros del grupo en un proceso de concienciación: b) reforzar los vínculos (le cooperación, a la vez internos y externos, en el marco del proceso de organización: c) construir una relación de fuerzas y negociar sobre los retos colectivos y sociales con los actores institucionales, a través del proceso de movilización.
Precisamente esos tres procesos (o, quizás mejor, ejes o dimensiones) que atraviesan la acción comunitaria se corresponden con los aspectos que centran el interés de autores importantes que inspiran el trabajo comunitario:
Freire (concienciación), Ross, Henderson y Thomas (la organización) y Alinsky (la movilización). De esos tres ejes el que nos parece más central para comprender lo esencial del trabajo comunitario es la organización, y por eso decimos que el Trabajo Social comunitario es la aplicación de «procesos organizativos» a ese ámbito de prácticas que llamamos Trabajo Social.
Ese papel fundamental de la organización lo explican sin lugar a dudas algunos autores. Henderson. Jones y Thomas (1987) establecen que “la tarea más fundamental para los trabajadores comunitarios es juntar a la gente y ayudarla a crear y mantener una organización que conseguirá sus objetivos. Todas las otras tareas son, desde nuestro punto de vista, secundarias a las de organizar a la gente (sean vecinos o plantilla de una agencia) dentro de alguna forma de colectivo estable y posible”. Para Dumas y Séguier (1997): «El proceso de organización colectiva enlaza el conjunto de operaciones por las que un grupo latente, una fracción de población que tiene intereses comunes, se transforma en grupo organizado de manera eficiente, es decir, capaz de promover sus intereses».
Muchas comprensiones incluyen los procesos de constitución o mantenimiento de organizaciones como componente de las definiciones, pero no todas otorgan la calificación inequívoca de elemento fundamental y diferenciador (el contenido que
Tareas y dimensiones del Trabajo Social comunitario
cuando se da en el Trabajo Social nos permite hablar de Trabajo Social comunitario). Ese contenido debería ser aislado de otros que constituirían un repertorio común (por ejemplo, todo lo referente a la estructura del procedimiento). Moix (1991) recoge una definición de Brager y Specht en la que, a pesar de que se menciona la organización, esta diferenciación no se realiza:
La organización de la comunidad es un método de intervención mediante el cual los individuos, los grupos y las organizaciones se comprometen en una acción planeada para influenciar los problemas sociales, Se ocupa del enriquecimiento, el desarrollo y/o el cambio de las instituciones sociales, e implica dos importantes procesos relacionados: la planificación (esto es, la identificación de áreas de problemas. el diagnóstico de las causas y la formulación de las soluciones) y la organización (esto es. el desarrollo de grupos de apoyo y el invento de las estrategias necesarias para llevar a efecto la acción).
En Ross (1967) el concepto de «organización comunitaria», que da título a su libro, remite a un proceso que intenta generar organizaciones vecinales o grupos organizados de personas que comparten intereses para cohesionar e integrar a los habitantes y poblaciones de los barrios. El autor en este sentido es muy explícito, pero en la definición que propone no aparece como elemento esencial esa creación de organizaciones. Por ejemplo: «Organización Comunitaria es el proceso mediante el cual una comunidad identifica necesidades y objetivos, los ordena y clasifica, busca y encuentra recursos internos y externos para afrontarlos y actúa; al hacerlo así, desarrolla en la comunidad actitudes cooperadoras, colaboradoras y maneras de actuar».
Los autores del Trabajo Social comunitario establecen como tareas comunes a los procesos organizativos las siguientes:
- 1. Descubrir necesidades y potencialidades del espacio social de que se trate (barrio, institución, colectivo social. etc.).
- 2. Tomar contacto, reunir a la gente, desarrollar la voluntad de trabajar para satisfacer necesidades (trabajar la conciencia de necesidad y de posibilidad de mejora).
- 3. Formar y establecer las estructuras colectivas, repartir las tareas.
- 4. Ayudar a identificar y elaborar objetivos, clarificarlos, establecer prioridades.
- 5. Mantener la organización activa.
- 6. Tener cuidado de las relaciones, ayudar a comunicar.
- 7. Apartarse y concluir.
Todas estas tareas requieren múltiples orientaciones, y de eso se ocupan los autores del trabajo comunitario en sus obras.
Qué debe hacer y cómo debe hacerlo el trabajador comunitario pueden variar también dependiendo de si ya se encuentra inmerso en el espacio social en que debe operar (en cuyo caso puede pasar a las operaciones de constitución del grupo) o si, por el contrario, lo desconoce (deberá realizar las operaciones de inmersión inicial). Esas operaciones, a su vez, deben reescribirse cuando el proceso organizativo se piensa en términos de grupos simples (un grupo) o de intergrupos (constitución de coordinadoras de varios grupos. etc.).
En esta estrategia, las operaciones de conocimiento y de planificación adquieren una relevancia especial y se considera esencial convertirlas en oportunidad de acción de los miembros del grupo para conseguir su identificación e implicación en el propio grupo y en su proyecto. La formación y las destrezas relacionadas con la construcción de conocimientos, planificación, organizativas, de comunicación-relación, de interacción en grupos son de gran utilidad; por eso las estrategias organizativas se ven favorecidas cuando el profesional es miembro de un equipo y trabaja por desarrollar dentro de su organización una comprensión común en torno del Trabajo Social y a los retos más importantes a que se enfrenta en cada situación (también cuando es miembro de otras organizaciones: grupos profesionales, sindicatos, ONG, etc.). Aquello que se propone para las poblaciones destinatarias se considera también esencial para los propios profesionales.
En el Trabajo Social comunitario el grupo aparece como sujeto de relaciones de redensificación o reconstrucción social (relaciones grupales, intergrupales, proyección en espacios externos al propio grupo). El protagonismo fuerte es del grupo. El abordaje se concentra por un lado, en las relaciones funcionales del propio grupo y. por otro, en las relaciones de éste con la sociedad (con otros grupos, con instituciones, en intervenciones públicas, etc.). La persona y las situaciones sociales personales en este abordaje desempeñan un papel secundario. Lo importante son tas situaciones sociales colectivas y el sujeto colectivo que se pretende constituir como sujeto autónomo con voluntad específica que se manifiesta en las decisiones y acciones del grupo. No obstante, los resultados de una acción comunitaria genuina se extienden también y de manera amplia a sus participantes individuales.
Refiriéndose al trabajo comunitario, Twelvetrees (1988) nos habla de dos objetivos relacionados entre sí: a) asegurarse que se efectúan cambios concretos en el entorno y b) ayudar a las personas que trabajan con uno a adquirir la confianza y habilidades necesarias para enfrentarse a los problemas. Parece que los dos objetivos son imprescindibles. Por un lado, no se puede obviar que cualquier proyecto o acción se establece en relación a objetivos que son concretos y/o particulares; pero por otro, se establece que en la orientación del mejor Trabajo Social el énfasis está en la capacidad de que los procesos que se realicen para conseguir aquellos objetivos se conviertan en experiencias significativas En la «organización comunitaria» que propone Ross (1967), más que un cambio o una reforma particular y más que la propia realización de un proyecto, interesa desarrollar la capacidad de la gente para establecer aquel proyecto, aumentar la cohesión social, incrementar las capacidades de la gente para funcionar juntos. Moix (1991) considera que los esfuerzos colectivos hechos por una población a fin de realizar cualquier cosa que le interese tienen,
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