Trabajos De Movimientos Sociales
susanamyriam9 de Octubre de 2012
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ÍNDICE
Pág.
Introducción…………………………………………………………… 3
Liderazgo………………..……………………………………………. 4
Valores Sociales……………………………………………………… 5
Justicia Social…………………………………………….………….. 8
Estado………………………………………………………………… 12
Movimientos Sociales….…………………………………………….. 14
Organizaciones Sociales………………………………………….…... 18
Organizaciones Políticas……………………………………………… 19
Partidos Políticos……………………………………………………… 21
Exclusión……………………………………………………………… 24
Conclusión……………………………………………………………… 27
Bibliografía…………………………………………………………….. 28
INTRODUCCIÓN
Durante las últimas décadas los movimientos sociales en América Latina se han convertido en actores políticos muy importantes. Buscan el cambio lejos de los actores políticos tradicionales, manteniendo su autonomía y priorizando como estrategia de acción colectiva la de la movilización masiva; o bien deciden acercarse a algunos actores políticos (tales como los partidos), participando dentro del sistema político por la vía institucional/electoral.
El objetivo de este trabajo es precisamente hacer una reflexión sobre la relación entre los movimientos sociales y los partidos políticos en América Latina. Para tal efecto hacemos una revisión teórica y posteriormente tomamos varios ejemplos para ejemplificar los tipos de estrategias y relaciones que pueden darse entre éstos y los partidos políticos.
Durante las últimas décadas América Latina ha experimentado lo que algunos llaman "crisis de gobernabilidad", resultado de la multiplicación de protestas sociales contra el modelo de desarrollo que seguía los lineamientos del denominado "Consenso de Washington", la propagación de fenómenos globales en la región tales como: narcotráfico, terrorismo y corrupción, y la propia incapacidad de los sistemas políticos tradicionales –partidos, gobiernos y congresos– para manejar estar situaciones de ruptura. Los movimientos sociales se han expresado dentro de estos escenarios de forma muy diversa. Algunos, convertidos en movimientos políticos, han conseguido llegar directamente al poder e institucionalizar sus proyectos de acción política. Otros en cambio, en abierta rebeldía contra las fuerzas políticas tradicionales han desafiado abiertamente la institucionalidad democrática. Por último, algunos más han pactado con estas mismas fuerzas los términos de alianzas de gobierno que han resultado efímeras e ineficaces.
Es claro que ante el descrédito y la desconfianza que generan los partidos políticos, los movimientos sociales y sus organizaciones se han convertido en medios de expresión y canalización de demandas de ciertos grupos o sectores de la sociedad. Aunque los movimientos sociales sólo representan una parte de la sociedad civil, no se puede desconocer que éstos pueden ser generadores de nuevas identidades que den lugar a nuevas formas de representación política.
LIDERAZGO:
Según el Diccionario de la Lengua Española (1986), liderazgo se define como la dirección, jefatura o conducción de un partido político, de un grupo social o de otra colectividad. El Diccionario de Ciencias de la Conducta (1956), lo define como las "cualidades de personalidad y capacidad que favorecen la guía y el control de otros individuos".
Otras definiciones son: -"El liderazgo es un intento de influencia interpersonal, dirigido a través del proceso de comunicación, al logro de una o varias metas"
En primer término, el liderazgo involucra a otras personas; a los empleados o El carisma es un elemento universal común a todas las sociedades. Desde el chamán o el guía espiritual de las sociedades simples al político moderno. Emana de elementos mágicos, religiosos y políticos de la sociedad y del saber. A medida que nos acercamos al occidente actual, si bien el proceso de secularización de la religión y el ritual tienden a desaparecer y a practicarse en menor medida, el carisma permanece y simplemente se transforma como consecuencia de los cambios sociales. Es decir, la secularización no ha afectado su existencia, simplemente, lo ha transformado. Es más, los residuos de religiosidad y de trascendencia que encontramos en nuestras sociedades vienen marcadas por el elemento carismático que participa de la religión civil.
El líder político se convierte en un símbolo que al igual que el Mesías se sigue, se respeta y se alaba, debido a que es un garante de la salvación terrenal. A la vez, el líder político tiene la capacidad de apaciguar las multitudes, de frenar su desenfreno y de conseguir una cierta pietas pública que canaliza y sublima las pasiones. El carisma es una forma de reordenar la sociedad, de conseguir la implicación de la ciudadanía.
La confianza depositada en el líder político no siempre aduce a valores simbólicos o elementos propios del carisma de cargo, también puede producirse después de un proceso de racionalización. O sea, el carisma no está exento de un cierto grado de racionalización. En las democracias occidentales, la racionalización se manifiesta tanto por lo que respecta a los razonamientos de los electores como por las políticas más racionales tomadas por los líderes democráticos. Al líder político se lo considera un líder apto y se lo acepta como representante; sin la aceptación y la confianza no se convertiría en un líder.
Los desafíos actuales de los líderes en nuestras naciones son muy complejos. Tal complejidad demanda una capacidad de respuesta igualmente compleja, que no posee ninguna persona por sí sola, o grupo de personas por sí solo. Para manejar la complejidad de los retos latinoamericanos se requieren supuestos, métodos y herramientas diferentes a los conocidos. Revisemos algunos de esos retos. Por ejemplo: ¿Cómo profundizar la democracia participativa sin que eso signifique necesariamente desorden, conflicto, violencia y pérdida de tiempo? ¿Cómo enfrentar la pobreza (más de 300 millones de pobres) sin que eso se convierta en la bandera de algún grupo en particular, sin reducir las estrategias a la oferta de “dar” sin producir, integrando las experiencias e inteligencias nacionales que están en todos los grupos políticos, económicos y sociales? ¿Cómo seguir graduando gente en las universidades si ya sabemos que no hay empleo para todos? ¿Cómo construir gobernabilidad, consenso y acuerdos duraderos preservando la diversidad de opciones y puntos de vista políticos en la que se encuentran todas las oportunidades? ¿Cómo valorar de forma diferente las estrategias y acciones que nunca antes se han intentado, cuando en lo desconocido está las respuestas que buscamos? ¿Cómo crear nuevas empresas sólidas y duraderas para incrementar su número por cada 10.000 habitantes y generar todo el empleo que se necesitan en nuestras naciones? ¿Cómo crear instituciones sostenibles que funcionen de forma general y universal más allá del gobierno de turno? ¿Cómo preservar la libertad individual, la libertad para pensar y actuar preservando también lo público, lo que es de todos? La complejidad de estos retos está muy por encima de las respuestas conocidas e intentadas hasta ahora. Los métodos, herramientas y supuestos utilizados por los líderes de América Latina no parecen estar ayudando suficiente. Asumir y resolver estos retos requiere conversación, intercambio y conexión por parte de muchas y diversas organizaciones, porque ninguna tiene la autoridad, el conocimiento, los recursos y la precisión para decir cómo es que se resuelven y cuál es la salida. Y ello toma tiempo.
Pero igual, las respuestas y soluciones no pueden esperar. Así es la paradoja de la complejidad. Si ningún líder en nuestras naciones por si sólo –no importa que tan experimentado y eficaz sea- puede afrontar con éxito la complejidad de los retos del presente, obviamente la tarea y responsabilidad del liderazgo escapa al líder individual como concepto y como práctica conocida hasta ahora, dado que la complejidad demanda una capacidad más inclusiva y colectiva. Esta capacidad sólo es posible alcanzarla con un liderazgo colectivo, incluyente, que construya conectividad entre miles de inteligencias en nuestras naciones. Como el liderazgo colectivo es cualitativamente superior al liderazgo individual para encarar los retos de la complejidad, las posibilidades que abre esta perspectiva son muy promisorias y enfoca la responsabilidad medular del liderazgo de cara al futuro: identificar el camino en medio de la incertidumbre y la confusión de la complejidad.
VALORES SOCIALES:
Los valores sociales son el componente principal para mantener buenas y armoniosas relaciones sociales. Como valores sociales podemos mencionar la paz, respeto, igualdad, fraternidad, solidaridad, dignidad, cooperación, honestidad, honradez, libertad, responsabilidad, amor, sinceridad.
Son hechos sociales que se producen en el entorno. Existe una intercomunicación entre cada
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