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Tutorías Universitarias


Enviado por   •  30 de Septiembre de 2012  •  2.622 Palabras (11 Páginas)  •  513 Visitas

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INTRODUCCIÓN:

El presente ensayo pretende abordar el tema de tutorías universitarias alumno-tutor como un método moderno, de modo que el desarrollo de los estudiantes del nivel superior sea integral.

La consolidación progresiva de actividades que contribuyen a la calidad de los sistemas educativos, como la tutoría, es muy importante para los alumnos universitarios de estos tiempos.

Denominamos “tutoría” al encuentro o reunión entre un docente y uno o varios de sus estudiantes con la finalidad de intercambiar información, analizar, orientar o valorar un problema o proyecto, debatir un tema, discutir un asunto... útil para el desarrollo académico y personal del estudiante.

El mundo universitario necesita una profunda reflexión que incluya, en su quehacer cotidiano, una concepción de la educación en la que se integre la tutoría. Dicha integración no se consigue espontáneamente; es necesario que los profesores conozcan las “situaciones vitales” por las que atraviesan sus alumnos a lo largo de sus estudios universitarios; que el desarrollo de los alumnos se oriente hacia un nivel de madurez para conocer y satisfacer sus necesidades en este periodo vital de sus vidas; que los administradores establezcan unos criterios suficientemente claros, y acordados, para cumplir con su obligación de rendir cuentas sobre los productos que se ofertan en cada universidad.

DESARROLLO:

Evidentemente los estudiantes universitarios, al ser parte de una sociedad, comparten las estructuras psicosociales que imperan en la misma. A su ingreso, una parte importante de estudiantes llega inmersa, o con riesgo de sumergirse, en problemáticas sociales como adicciones, conductas de alto riesgo, violencia intrafamiliar y muchas otras. Problemáticas que no genera la Universidad ni se generan en la Universidad, sin embargo, las instituciones de educación superior han venido complejizando sus funciones y en los últimos años han generado espacios, a menudo poco estructurados, para dar respuesta a dichas problemáticas y la tutoría está corriendo el riesgo de visualizarse como la panacea para la resolución de la complejidad de problemáticas que rebasan incluso a las instituciones de educación.

“Al maestro se le exige hoy en día cualquier cantidad de características y competencias, que pueden desviar la atención sobre la esencia del trabajo mismo […] en esta acumulación de buenos propósitos, es frecuente perder el sentido mismo de la docencia”. Sergio Dávila Espinosa

La tutoría o tutela ha sido acompañante implícita o explícita de casi todas las formas de educación formal e informal a lo largo de la historia. Etimológicamente tutela (del griego tutelae) significa protección. Sin embargo, la acepción de tutor ha tenido variaciones significativas a lo largo del tiempo, desde los antiguos griegos, que la utilizaron para definir la responsabilidad adquirida por una persona “respetable” (académica o socialmente) sobre otra, hasta pasar a ser una política remedial, determinada por las autoridades educativas en un esfuerzo por disminuir los índices de Reprobación, Rezago Académico, Deserción e Ineficiencia Terminal, así como fomentar la Educación Integral de los estudiantes en las Instituciones de Educación Superior. La tutoría en los contextos educativos ha tenido atribuciones compensatorias del rezago educativo, del currículum y se ha planteado para resolver una serie de problemáticas psicosociales que no han sido generadas en las propias instituciones.

La atribución de toda la responsabilidad de la formación del estudiante al tutor, es sin duda un desfase incongruente con un contexto que exige una gran cantidad de actividades al docente. La creación y/o articulación de las figuras componentes del Sistema (Tutores, Asesores, Centro de Atención Psicológica, Centro de Atención Psicopedagógica, Departamento de Trabajo Social, Programas de Movilidad, Programas de Intercambio Estudiantil, Integración de Estudiantes a Proyectos de Investigación, etc.), deben ser una prioridad de las Administraciones Centrales de las Universidades, en el entendido que el quehacer tutorial involucra aspectos que rebasan al profesor-tutor.

La práctica de las tutorías ha tenido lugar en las distintas etapas de la historia del hombre, aunque bajo diversos matices, los cuales han estado determinados por las necesidades a las que responde su establecimiento. Las tutorías nacen en el campo de las relaciones interpersonales que se dan entre los actores del proceso de enseñanza-aprendizaje, llámense éstos maestro-aprendiz, profesor-alumno, etcétera.

Es por ello que las tutorías, como actualmente se conciben, representan una alternativa para resolver una problemática creciente: la despersonalización del referido proceso educativo. Como consecuencia del modelo global en el cual se desenvuelve la sociedad de nuestros tiempos, el papel de los sujetos que intervienen en la dinámica social ha quedado relegado a un mínimo, frente a la tendencia generalizada de objetivar cuanto aspecto de la vida humana lo permita. Así, los hombres y las mujeres han pasado a ser entes sin rostro, sin nombres, ni apellidos, para ocupar el rol que dentro de la estructura socioeconómica les asignan los requerimientos de la productividad; han dejado de ser un fin en sí mismos, para pasar a ser un medio. La vida académica no ha escapado a la realidad expuesta. La “universidad de masas” pocas veces centra su atención en la individualidad del sujeto y la pérdida de identidad que ello acarrea evidentemente trastoca el rendimiento académico del alumno.

Las tutorías no son una excepción y a nivel nacional pareciera que hay una ambivalencia entre el encanto y el desencanto respecto a su impacto, en mi opinión, el problema radica no en la tutoría en sí, sino en la concepción y en la postura desde donde se visualizan. Al revisar la literatura relacionada con este tema, encontramos que los estudiosos establecen con claridad las características indispensables y/o deseables del tutor, características que no siempre corresponden con las de los profesores interesados en ser tutores. El riesgo de este tipo de planteamientos, es la contradicción que surge al solicitar que la tutoría sea una labor que debe manar como “natural” dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje y el requerimiento de ciertas características que el docente siente como artificiales en él. La lectura de las características deseables se hace desde una postura donde el profesor se tiene que adecuar y no, adecuar la actuación tutorial al patrimonio cultural y simbólico con el que ya cuenta.

La gran mayoría de los teóricos de la educación defienden que las características personales

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