Birografias De Literatura
stokurbcoapilla2 de Septiembre de 2014
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Amado Nervo
Amado Nervo era el seudónimo de Juan Crisóstomo Ruiz de Nervo y Ordaz, poeta y prosista mexicano, perteneciente al movimiento modernista. Nació el 27 de agosto de 1870 en la ciudad de Tepic, en ese entonces en Jalisco, hoy Nayarit, México y murió en Montevideo, Uruguay el 24 de mayo de 1919. Fue miembro correspondiente de la Academia Mexicana de la Lengua, no pudo ser miembro de número por residir en el extranjero.
Poeta, autor también de novelas y ensayos, al que se encasilla habitualmente como modernista por su estilo y su época, clasificación frecuentemente matizada por incompatible con el misticismo y tristeza del poeta, sobre todo en sus últimas obras, acudiéndose entonces a combinaciones más complejas de palabras terminadas en "-ismo", que intenta reflejar sentimiento religioso y melancolía, progresivo abandono de artificios técnicos, incluso de la rima, y elegancia en ritmos y cadencias como atributos del estilo de Nervo.
El sonoro nombre de Amado Nervo, frecuentemente tomado por seudónimo, era en realidad el que le habían dado al nacer, tras la decisión de su padre de simplificar su verdadero apellido, Ruiz de Nervo. Él mismo bromeó alguna vez sobre la influencia en su éxito de un nombre tan adecuado a un poeta.
Primeros años
Cuando tenía nueve años murió su padre, dejando a la familia en situación económica comprometida. Otras dos muertes habrían de marcar su vida: el suicidio de su hermano Luis, que también era poeta, y el retorno "a la fuente de gracia de donde procedía" de su amada Ana Cecilia Luisa Daillez.
Sus primeros estudios los cursó en Michoacán; primero en Jacona, en el Colegio de San Luis Gonzaga, donde se destacó por su inteligencia y cumplimiento, después en Zamora estudió ciencias, filosofía y el primer año de leyes en el Seminario aun cuando abandonó los estudios rápidamente en 1891.[2]Las urgencias económicas le hicieron desistir y lo obligaron a aceptar un trabajo de escritorio en Tepic y trasladarse después a Mazatlán, donde alternaba sus deberes en el despacho de un abogado con sus artículos para El Correo de la Tarde.
Colaboración en revistas y periódicos
En 1894 prosiguió su carrera en la ciudad de México, donde empezó a ser conocido y apreciado y colaboró en la Revista Azul de Manuel Gutiérrez Nájera. Se relacionó con escritores mexicanos como Luis G. Urbina, Tablada, Dávalos, y con algunos extranjeros como Rubén Darío, José Santos Chocano y Campoamor. Formó parte de la redacción de El Universal, El Nacional y El Mundo. En este último se oficializa su colaboración incluyéndolo en el directorio del periódico hasta el 27 de junio de 1897. A partir del 24 de octubre de ese año, El Mundo lanza un suplemento humorístico llamado El Mundo Cómico y Amado Nervo asume su dirección. El 2 de enero de 1898 la publicación se separa de El Mundo y se instituye como independiente, además de que cambia su nombre a El Cómico. Nervo se hace famoso después de la publicación de su novela El bachiller (1895) y de sus libros de poesía Perlas negras y Místicas (1898). Entre 1898 y 1900 fundó y dirigió con Jesús Valenzuela la Revista Moderna, sucesora de la Revista Azul.
Estancia en Europa
En 1900 viajó a París, enviado como corresponsal del periódico El Imparcial a la Exposición Universal. Allí se relacionó con Catulle Mendès, Moréas, Valencia, Lugones, con Oscar Wilde, y otra vez con Darío, con quien estableció una fraternal amistad, pero posiblemente le influyó más su primer encuentro con Ana Cecilia Luisa Daillez, el gran amor de su vida, cuya prematura muerte en 1912 le inspiraría los poemas de La amada inmóvil, publicado póstumamente en 1922. Con su estancia en Europa tiene la oportunidad de viajar por varios países y de escribir Poemas (1901), El éxodo y las flores del camino, Lira heroica (1902), Las voces (1904) y Jardines interiores (1905). Vuelve a tener trato con la pobreza y la soledad después de que El Imparcial le canceló la corresponsalía y tuvo que atenerse a sus propias fuerzas para poder vivir.
Últimos años
A su vuelta a México ya era un poeta consagrado. Atendió fugazmente puestos docentes y burocráticos: ganó una plaza de profesor de lengua castellana en la Escuela Nacional Preparatoria, nivel equivalente al de bachillerato superior de otros países. Hacia 1905 ingresó en la carrera diplomática como secretario de la embajada de México en Madrid, donde trabó amistad con el director de la revista Ateneo, Mariano Miguel de Val, y escribió artículos para ésta y otros muchos periódicos y revistas españoles e hispanoamericanos. A más de cumplir decorosamente con su encargo diplomático, aumentó su bibliografía, entre otros libros, con el estudio Juana de Asbaje (1910); de poesía: En voz baja (1909), Serenidad (1915), Elevación (1917) y La amada inmóvil que fue póstumo; en prosa Ellos, (1912), Mis filosofías y Plenitud (1918). En 1914 la Revolución interrumpió el servicio diplomático y se impuso su cese, lo que le hizo acercarse otra vez a la pobreza; regresó al país en 1918 y volvió a ser reconocido como diplomático, por lo que poco después fue enviado como ministro plenipotenciario en Argentina y Uruguay. Llegó a Buenos Aires en marzo. Se dice que una situación fortuita impídió un encuentro en esta ciudad entre él y el compositor argentino Ernesto Drangosch (1882-1925), quienes se apreciaban de antemano sin conocerse. El hecho es que Drangosch musicalizó cuatro de los poemas de Nervo: En paz, Amemos, Ofertorio y Un signo. Nervo falleció en Montevideo el 24 de mayo de 1919, a los 48 años.
Su cadáver fue conducido a México por la corbeta Uruguay, escoltada por barcos argentinos, cubanos, venezolanos y brasileños. En México se le tributó un homenaje sin precedente. Fue sepultado en la Rotonda de las Personas Ilustres (antes llamada Rotonda de los Hombres Ilustres), el 14 de noviembre de 1919.[4]
Gonzalo de Berceo
Biografía
Una estrofa del manuscrito de París del Libro de Alexandre, la 2675, suministra valiosa información sobre Gonzalo de Berceo:
Si queredes saber quién fizo esti dictado, / Gonçalvo de Berceo es por nombre clamado, / natural de Madrid, en San Millán criado, / del abad Juan Sánchez notario por nombrado.
Esto lo confirma dos veces el propio Gonzalo de Berceo al comienzo de su Vida de San Millán de la Cogolla (3c, «el barrio de Verceo Madriz li yaz present'» y 19b, «en Verceo fui nado, cerca es de Madriz»). Madrid, en efecto, era una aldea cercana a San Millán de la Cogolla situada en la orilla del río Cárdenas y lindante con el pueblo de Berceo, en la actual provincia de Logroño. Por tanto, el riojano Gonzalo de Berceo se educó en el cercano monasterio de San Millán de la Cogolla ("en Sant Millán de Suso, fue de niñez criado") y llegó a ser un clérigo secular que trabajó primero como diácono (1221) y luego como preste o presbítero (1237), maestro de los novicios y, según Brian Dutton, notario en efecto del abad Juan Sánchez (1209-1253), en el citado monasterio de San Millán de la Cogolla. Tuvo un hermano que, como él, era también clérigo. Recibió una educación muy esmerada, pues se formó entre 1222 y 1227 en los recientemente creados estudios generales (un antecedente medieval de las modernas universidades) de Palencia, los primeros que hubo en España y fundados por el obispo don Tello Téllez de Meneses que Berceo nombra en sus obras; allí había cuatro cátedras: Teología, Derecho Canónico, Lógica y Artes (gramática), por lo que el futuro poeta recibió una formación novedosa y muy superior a la de los otros eclesiásticos de su mismo nivel. Sin embargo, a principios del siglo XIII, el monasterio de San Millán atravesaba un periodo de decadencia de su antiguo esplendor, que el poeta intentó combatir con sus escritos; debió fallecer ya a mediados el siglo XIII, después de 1264.
Berceo fue el más importante representante del mester de clerecía. Depuró el idioma castellano, en su variedad dialectal riojana, para lo cual trasvasó numeroso vocabulario desde el latín (cultismos) y recurrió a fórmulas de la literatura oral tradicional y del mester de juglaría. En su trabajo como notario eclesiástico, y con la intención de paliar la decadencia del monasterio, llegó incluso a falsificar documentos para conseguir que los reacios campesinos pagaran sus contribuciones al mismo.
Sus obras narrativas y didácticas en verso tratan siempre sobre tema religioso, y están constituidas fundamentalmente por hagiografías, esto es, biografías de los santos, en especial aquellos a los que se rendía culto en los monasterios con los que estuvo vinculado: la Estoria de sennor San Millán, la Vida de Sancta Oria, virgen y La vida del glorioso confesor Santo Domingo de Silos, por ejemplo. Su obra maestra es, sin embargo, los Milagros de Nuestra Señora. Otras obras suyas son El duelo que fizo la Virgen María el día de la Pasión de su fijo Jesu Cristo, Del sacrificio de la Misa, De los signos que aparecerán ante del Juicio, el Martiryo de Sant Laurencio, los Loores de Nuestra Señora y tres Himnos, dedicados a Jesús, el Espíritu Santo y la Virgen.
No se muestra como un narrador original, ya que traduce ampliando obras escritas anteriormente en latín (amplificatio); su originalidad y carácter artístico debe apreciarse en el tratamiento de los temas, en el estilo, los detalles costumbristas y adaptaciones a la mentalidad medieval y campesina que añade a dichos relatos. Alguna vez que otra deja caer una pincelada de hondo contenido social:
Los omnes soberbiosos que roban los mezquinos / que les tuellen los panes e les beben los vinos / andarán mendigando corvos, como onzinos;
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