Carolina Coronado: Mujer Y Poeta Feminista Entre Fuerza Y Fragilidad
Missmirabelle27 de Noviembre de 2013
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El itinerario de una feminista romántica : Carolina Coronado, mujer y poetisa entre fuerza y fragilidad.
Carolina Coronado, aunque nació en 1820 en una familia liberal española, recibió una educación muy tradicional según la cual debía conformarse con el estatuto de hija y esposa sometida. Mientras el hombre podía consagrarse en toda libertad a la esfera pública, la mujer estaba confinada a la esfera privada sin obtener por ello el menor agradecimiento. Pero Carolina rechazó esta situación y, considerando que la sociedad las cohibía, decidió luchar por el reconocimiento de las mujeres, y particularmente de las escritoras, a pesar de su instrucción insuficiente y de su aislamiento. Gracias a una correspondancia que tuvo con el escritor Juan Eugenio Hartzenbusch, pudo beneficiar de un guía y de un apoyo que le permitieron obtener rápidamente el reconocimiento de sus pares y del público.
J. E. Hartzenbusch puso de relieve, en la introducción al primer libro de poemas de Carolina, publicado en 1846, el carácter típicamente femenino, según él, de las composiciones ; insistió en su dulzura, su delicadeza, su pureza de espíritu y su simplicidad que hacía que podían ser leídos por todos. Explicó también cuán próxima a sus poemas estaba la poetisa, presentándola así como una joven cándida y bien educada.
Pero, en realidad Carolina Coronado fue una poetisa más comprometida de lo que J. E. Hartzenbusch lo dejó suponer. Primero, sus poemas contienen muy a menudo mucha violencia : pueden ser los elementos de la Naturaleza que se desencadenan, simbolizando los tormentos de las mujeres ahogadas en una sociedad machista ; pero la autora se indigna también contre la violencia doméstica masculina, que hiere tanto el cuerpo de la esposa como su corazón. Evoca también, metafóricamente, el deseo femenino y lo reivindica. Quiere destruir el Superyó y liberar a las mujeres del sentimiento de vergüenza que la sociedad quiere que experimenten a propósito del deseo erótico. Habla de su cuerpo, de lo que siente y, al hacerlo, se adueña por fin de él y permite a otras mujeres tomar conciencia de su verdadera naturaleza. La publicación del primer libro de poemas de Carolina Coronado incitó efectivamente a otras mujeres a tomar la pluma. Gracias a los periódicos y a las revistas, decenas de mujeres pudieron publicar sus composiciones, participaron en asociaciones culturales y en tertulias literarias. Eran muy solidarias, obligadas de siempre enfrentarse con el desprecio de los escritores y de los periodistas que estimaban que, para una mujer, escribir era incompatible con la moral y la virtud. Carolina Coronado multiplicó los poemas en los cuales denunciaba la opresión sufrida por la mujeres. En su segundo libro, publicado en 1852, mostró ambición, ira a veces agresiva y lucidez frente a la injusticia vivida por las mujeres. Hasta criticó el liberalismo que, al fin y al cabo, en absoluto había cambiado la condición de las mujeres.
Sin embargo, a pesar de la importancia que tenía en la vida literaria de su país, Carolina Coronado dio una nueva orientación a su vida después de su boda, en 1852, con Horacio Perry Spragne, primer Secretario de la Ambajada de Estados Unidos en España. Siguió interesándose por la literatura, organizando en su casa encuentros entre escritores, pero decidió comprometerse en política, ya que parecía ya no creer en un posible reconocimiento de las mujeres letradas. Las antologías feministas publicadas al principio del siglo XX, antes de su muerte en 1911, no incluían sus poemas pero, después de haber perdido a dos de sus hijos, ya no tenía la voluntad de reaccionar. Su itinerario muestra pues que su compromiso se desmoronó con el tiempo y que perdió fe en la batalla que llevaba. El contexto político del siglo XIX en España no había sido favorable al reconocimiento de una literatura femenina, que había sido abundante
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