LOS ROLES INSTITUCIONALES EN LA ESCUELA.

En esta experiencia docente yo notaba que tanto la antigüedad como la permanencia eran los valores más altos en ese momento, es decir, las maestras más antiguas eran más valoradas y los ascensos eran por antigüedad. A nadie se le ocurría irse o renunciar como maestra de grado, o decir “esto no es para mí”, los docentes se quedaban hasta que le sobrevenía la jubilación. Después de diez años de trabajar como maestra de grado y ya recibida en la Facultad, paso al nivel inicial como directora de un jardín de infantes privado y me encuentro con un panorama completamente distinto. En el nivel inicial ya la antigüedad no era un valor alto, sino la juventud. Las maestras jardineras tenían que ser jóvenes, es más muy jóvenes. Por otro lado constato, además, que ya no era valorado el quedarse, sino irse. Las maestras que se iban pronto eran inteligentes, progresistas. Se decía “esto es un trabajo para hacerlo poco tiempo hasta que se termina otra carrera” o “tengo que recibirme para tener una profesión”, considerando que este desempeño no era un desempeño profesional; o hasta que me case o hasta que nazca mi primer hijo, porque en realidad éste es un trabajo para hacerlo poco tiempo.

Nuestra formación era una formación totalmente abstracta, teórica, libresca. Pienso que realmente tuvimos una Universidad de lujo con un nivel académico extraordinario. Sin embargo, buscando algún aspecto negativo critico esto: que no tuvimos contacto con la realidad y que el contacto con la realidad lo hacíamos después, como podíamos, cuando íbamos a trabajar. Hay un desfasaje entre la formación profesional y el desempeño

En las instituciones a veces no hay un proyecto institucional claro, ni tampoco definición del perfil del profesional que se necesita. Se confunde la formación profesional de grado 1, formación de posgrado; los profesionales llegan a las escuelas buscando que se los siga formando. Es importante tomar conciencia de que no debe ser así. Desempeñarse en una institución y en un rol profesional es distinto que venir como alumno a formarse, porque formarse se suponía que uno ya lo había hecho en otro lado. Esto es un sentido específico. Por supuesto que uno se sigue formando mientras se desempeña, pero no con la expectativa, de venir a encontrar un directivo, un profesor. Si el directivo es visualizado como formador, el maestro es visualizado como alumno. Entonces la relación, “directivo-docente” se transforma en profesor-alumno, y el maestro que tiene que formar a los alumnos venia a ser un par de alumnos que tiene que formar, estableciendo con ellos una relación diferente; si los institutos de formación de grado, donde se brinda la capacitación superior y especial para un rol determinado, no han cubierto bien esta cuota de formación, hay que buscarla en otro lugar y este lugar son las instituciones de desempeño. Estas se transforman en responsables de la formación de grado,

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