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La mujer que se atrevió a ser taxista a pesar del machismo


Enviado por   •  15 de Marzo de 2017  •  Trabajos  •  1.325 Palabras (6 Páginas)  •  231 Visitas

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Nombre: Jefferson Jhair Sánchez Ramirez

ID 356481

La mujer que se atrevió a ser taxista a pesar del machismo

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Raquel Moreno es una mujer de 63 años de edad, hija de transportador, de temperamento fuerte, trabajadora, religiosa y muy dedicada a su familia. Desde el año 1981 comenzó a conducir taxi para poder mantener a sus hijos y darles una mejor vida de la que ya estaban teniendo. Los años de esta mujer en el gremio taxista transcurrieron dejando muchas historias y recuerdos en su memoria, hasta que decidió retirarse en el año 2001 por precaución a que atentaran contra su vida mientras prestaba el servicio de taxi.

¿Cómo fue la experiencia de ser taxista?

Raquel: “Fue una experiencia muy bonita, porque se aprendió a pesar de los malos tratos y apunto de perderse en la ciudad, además conocí mucha gente y ahora conozco varios sectores de la ciudad, antes no porque estaba acostumbrada a mi zona de confort; aprendí mucho de la vida, de la gente y de cómo funciona la ciudad”.

¿Cómo llegó a ser taxista?

R: “Yo me casé muy niña y di con un señor que me golpeaba, tenía mujeres y no cumplía en ningún aspecto como esposo, como no daba dinero en la casa, me puse a buscar trabajo pero solo pagaban el mínimo, porque no alcance a terminar el estudio por algunos percances familiares. Trabaje de impulsadora, secretaria, pero casi me muero de hambre porque lo que ganaba no alcanzaba para mantener a mis hijos. Mi padre era transportador y mi hermana tenía unos taxis, yo veía que ellos hablaban de dinero y también veía que mantenían a las esposas y a la amante, entonces pensé en aprender a manejar pero nadie me soltaba un carro porque yo era mujer. Mi hermana me dio la oportunidad un día y finalmente aprendí a manejar, aunque no muy bien porque no sabia dar reversa”.

¿Cómo era el trato de la gente cuando veían que usted era mujer  ?

R: “En mi época era extraño ver a una mujer manejando taxi, yo empecé trabajando de día pero no aguante, porque señores de carros particulares o los taxistas me cerraban, me maltrataban y me agredían por el solo hecho de ser mujer; me decían cantidad de vulgaridades y siempre me decían que no debería estar manejando taxi sino que fuera a manejar las ollas. A los tres meses yo ya no me la dejaba montar y cargaba varilla o machete por si pasaba algo, tuve algunos enfrentamientos con taxistas en los cuales me pegaban o yo les pegaba, ya después me pase a la noche”.

¿Cómo era el trato de la gente?

R: “Con mis compañeros taxistas era a los golpes y eso era muy desagradable, con las personas del común era diferente, era tan raro ver una mujer manejando taxi que cuando yo iba manejando a eso de las 8 de la noche e iban busetas llenas y pasaban por el lado, veían que yo era mujer y se armaba un alboroto, la gente se paraba de las sillas a verlo a uno como si uno fuese un bicho raro o un alien”

¿Cómo la veían las mujeres?

R: “Aunque no lo creas, las que más me rechazaban eran las mujeres, en cambio los hombres eran encantados cuando los recogía, una vez una señora se subió al carro y apenas vio que yo era mujer dijo ‘ay no porque nosotras somos brutas para manejar’ y yo le dije será mas bruta usted, arranque y me fui. Se supone que los machistas son los hombres pero las que mas apoyan el machismo son las mujeres”.

¿Qué la motivo a pasarse al horario nocturno?

R: “Porque en la noche se gana más, no hay trancones, hay recargo nocturno y rendía más el dinero porque se hacia un 50% más que en el día, además evitaba que me vieran desde lejos y me trataran mal porque no se daban cuenta que yo era mujer hasta que el pasajero se subía. Maneje juiciosa varios tipos de carro, maneje Zastaba, Polski vino tinto, después maneje Dacia y manejando ese carro fue cuando me atracaron por primera vez”.  

¿Cómo fue ese robo?

R: “Fue una experiencia bastante desagradable. Recogí unos chicos de unos 22 años por las Américas con 50 en un puente que los taxistas le llamamos ‘El Pulpo’, los chicos se subieron y me dijeron que fuéramos para Kennedy. Todo el trayecto fue normal, yo iba callada y abrigada porque en las noches hace demasiado frio en Bogotá, tanto que se le congelan los pies a uno porque baja mucho la temperatura. Llegando al barrio Amparo paramos en una calle sin salida y uno de los chicos dijo ‘esto es un atraco’, me pusieron un revolver en la cabeza y un ‘raborruncho’ (que se supone es un artefacto de metal con el que se pueden abrir latas pero con mucho filo). Ellos no se habían dado cuenta que yo era mujer, pero cuando se dieron cuenta uno de ellos dijo ‘yo no sabia que era una cuca (mujer) y si yo hubiese sabido no la hubiera atracado’, sentí mucha rabia, impotencia y miedo. El carro en el que iba estaba nuevo, era un Chevette negro con amarillo, y según lo que conversaban los ladrones no les servía porque querían un Renault 18, pero aun así me robaron la linterna, el repuesto, el gato y la herramienta, me quitaron las llaves y me dijeron que contara hasta 100, botaron las llaves para que las buscara y huyeron”.

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