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Luis Martin y Celia Guerin, padres de Teresa de Lisieux


Enviado por   •  22 de Mayo de 2018  •  Trabajos  •  1.793 Palabras (8 Páginas)  •  295 Visitas

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Luis Martin (1823-1894) y Celia Guérin (1831-1877)

Los padres de Teresa de Lisieux

El primer matrimonio canonizado

El Papa Francisco ha propuesto, en su exhortación Amoris Laetitia una reflexión sobre el matrimonio cristiano, que contempla la belleza del ideal matrimonial, pero que, al mismo tiempo, ofrece una acogida misericordiosa al hombre y la mujer actuales, para que puedan caminar hacia ese ideal, partiendo de la realidad concreta y de la complejidad de situaciones en que se encuentran hoy día. Resulta muy valioso contemplar, al lado de los documentos doctrinales, el testimonio concreto de los matrimonios en el seno de la Iglesia.

El 18 de octubre de 2015 fueron canonizados por el Papa Francisco los padres de Teresa de Lisieux: Luis Martin, junto a su esposa, María Celia Guérin, siendo el primer matrimonio canonizado de la era moderna. Habían sido beatificados por el Papa Benedicto XVI el 19 de octubre de 2008 en Lisieux. Pocos años antes, nos encontramos con un precedente: el 21 de octubre del 2001, el Papa Juan Pablo II había beatificado a Luis y María Beltrame Quattrocchi.

Normalmente siempre se ha pensado la santidad como una experiencia individual, pero en estos casos se va abriendo camino una nueva visión de la santidad, en la que además de las personas individuales, se considera la relación mutua como fuente de santificación, al tiempo que se revaloriza el matrimonio como un espacio de santidad en la vida ordinaria: "Es el momento de proponer de nuevo a todos con convicción este "alto grado" de la vida cristiana ordinaria. La vida entera de la comunidad eclesial y de las familias cristianas debe ir en esta dirección" (Novo millennio ineunte, 31).

Una biografía breve

Luis Martin nació en Burdeos el 22 de agosto de 1823. Su padre era capitán del ejército francés, y con su madre, dos creyentes fervorosos. Al jubilarse de la carrera militar la familia se trasladó a Alençon (1831) y Luis estudió con los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Durante un tiempo pensó en consagrarse a Dios en el hospicio del Gran San Bernardo pero, desanimado por las dificultades del latín, se decidió por seguir la profesión de relojero, y se estableció en Alençon, conviviendo con sus padres.

Era muy bueno en su profesión, y salía a pescar y a jugar al billar con sus amigos, de los que era muy estimado. En una ocasión rechazó el proyecto de un matrimonio con una joven de elevada posición social.

En el año 1858 conocería a la que sería su esposa, Celia Guérin.

Celia había nacido en Gandelain (Normandia) hija de Isidoro Guérin, un militar que a los 39 años se casaba con Luisa Juana Macé, dieciséis años más joven. De esta unión nacieron también María Luisa, la primogénita, que sería monja de la Visitación, e Isidoro, el más pequeño. Los padres de Celia eran autoritarios y exigentes, con una firme fe cristiana. Celia era inteligente y comunicativa, y tuvo una infancia y juventud tristes, pero lo sobrellevó bien, y sin ningún rechazo hacia su padre, pudo acogerlo y acompañarlo, enfermo y viudo, en los últimos años de su vida. Aquella comunicación y afecto que necesitaba, pudo encontrarlos con su hermana Maria Luisa, a quien tomó como una segunda madre.

Emigrantes y trabajadores

Tras la jubilación, también ellos se habían establecido en Alençon en 1844. La señora Guérin abrió un café y una sala de billar, con poco éxito, y la familia pasaba dificultades. Celia estudió en el internado de las religiosas de la Adoración perpetua. Allí aprendió costura y después se perfeccionó en la "Ecole dentellière", haciendo el punto de Alençon, un encaje típico muy valorado en la época. Mientras tanto, su hermana mayor se dedicaba al bordado, con su madre. Finalmente, las hijas podrían colaborar con sus trabajos, para completar los ingresos familiares.

Celia deseó formar parte de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, pero no la admitieron. Pidió luz al Señor para conocer su voluntad y el 8 de diciembre de 1851, después de una novena a la Inmaculada Concepción, escuchó interiormente: "Hacer punto de Alençon". Con su hermana comenzó esta empresa y ya a partir de 1853 era conocida y muy valorada como fabricante del punto de Alençon. En 1858 la casa para la que trabajaba recibió una medalla de plata por la fabricación de este encaje y Celia una mención de alabanza. Poco después, su hermana entraba en el monasterio de la Visitación y tomó el nombre de María Dositea.

Un día, al cruzarse con un joven reservado, digno y elegante, se sintió fuertemente impresionada y oyó interiormente que ese era el hombre elegido para ella. Era Luis Martin. Se conocieron, y empezaron a quererse, tan rápida y sencillamente que se casarían tres meses después, el 13 de julio de 1858.

Una fe que sustenta la vida familiar

Luis y Celia llevaron una vida matrimonial centrada en la fe que ambos compartían: misa diaria, oración personal y comunitaria, confesión frecuente, participación en la vida parroquial.

En 1871 vendieron el edificio en que vivían a un sobrino de Luis y buscando más silencio y soledad compraron una pequeña propiedad con una casa y un jardín. Allí tenían una estatua de la Virgen que les habían regalado, que sería conocida como la Virgen de la Sonrisa.

Aunque tuvieron nueve hijos, cuatro de ellos murieron prematuramente. Entre las cinco hijas que sobrevivieron, Teresa de Lisieux, patrona de las misiones, es una fuente preciosa para comprender la santidad de sus padres, cuando nos dice que educaban a sus hijas para ser buenas cristianas y ciudadanas honradas. Las cinco niñas que sobrevivieron entraron todas en la vida religiosa:

  • María (1860-1940), con el nombre religioso de Hermana María del Sagrado Corazón, fue carmelita en Lisieux.
  • Paulina (1861-1951), con el nombre religioso de Madre Inés de Jesús, fue carmelita en Lisieux.
  • Leonia (1863-1941), con el nombre religioso de Hermana Francisca Teresa fue monja de la Visitación, en Caen. Actualmente se le ha abierto un proceso de beatificación.
  • Celina (1869-1959), con el nombre religioso de Hermana Genoveva de la Santa Faz, fue carmelita en Lisieux.
  • Maria Francisca Teresa, (1873-1897), con el nombre religioso de Teresa del Niño Jesús, fue carmelita en Lisieux, canonizada en 1925 y declarada doctora de la Iglesia en 1997.

La falta de la madre

A los 45 años, Celia recibió la noticia de que tenía un tumor canceroso en el pecho y pidió a su cuñada que ayudara, en el futuro, a Luis, en la educación de las hijas. Celia vivió la enfermedad con firme esperanza cristiana hasta la muerte, en agosto de 1877. A partir de ese momento Luis tuvo que llevar adelante a su familia: la hija mayor tenía 17 años y la más pequeña, Teresa, cuatro. Se trasladaron a Lisieux, donde residía la cuñada, la tía Celina, que pudo cuidar de las hijas. Entre 1882 y 1887 Luis vio entrar a tres hijas al Carmelo de Lisieux. El sacrificio mayor fue ver marchar a Teresa, que entraba en el Carmelo con 15 años. Además, Luis tenía una enfermedad que le fue deteriorando, con la pérdida de sus facultades mentales. Finalmente fue internado en el sanatorio de Caen, y murió, en julio de 1894, después de permanecer largo tiempo enfermo y finalmente paralítico a causa de arterioesclerosis cerebral.

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