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¿A dónde va a parar tu basura?

_sofaguirreDocumentos de Investigación28 de Junio de 2022

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[pic 3]Reducir, reutilizar y reciclar son las tres erres fundamentales para un modo de vida sustentable, porque aluden a cómo disminuir la cantidad de recursos que consumimos y de residuos que tiramos. Si bien cada una ataca el problema en una etapa diferente, las tres son necesarias: 

  • Reducir la cantidad de residuo que generás,
  • Reutilizar los artículos tanto como puedas antes de reemplazarlos,
  • Reciclarlos cuando las opciones anteriores no sean posibles.

Nuestro sistema de consumo y gestión de residuos actual es principalmente lineal.[pic 4]

Esto significa que extraemos recursos naturales (petróleo, madera, agua, gas, aluminio, etc.), los transformamos en bienes o alimentos y los desechamos mayormente por enterramiento o incineración.

Este sistema está en crisis, ya que no puede operar infinitamente en un planeta con recursos finitos. Con este modelo lineal no solo no devolvemos a la tierra lo que le sacamos, sino que además, al concentrar los residuos en un solo lugar, impactamos negativamente sobre el ambiente.

Te recomendamos leer el libro —o ver el documental— denominado "La historia de las cosas", de Annie Leonard. Si bien fue publicado hace diez años no solo sigue vigente, sino que muchos de los problemas que aborda se han agudizado.

En nuestro país cada persona genera un promedio de 1,03 kg de basura por día, lo que para el total de la población representa 45.000 toneladas, con una concentración de 17.000 toneladas en la Ciudad de Buenos Aires y alrededores. Esto tiene una carga económica, energética y ambiental con muchas implicancias.[pic 5]

Cuando tiramos todo junto es basura, pero si miramos con atención dentro de la bolsa, se estima que la mitad de ese kilo diario lo componen los residuos orgánicos, un cuarto, los materiales reciclables y el otro cuarto, materiales no reciclables. Es decir que si tiramos todo junto es basura, pero si lo separamos ¡son recursos!

¿A dónde va a parar tu basura?

En el mejor de los casos a un relleno sanitario, pero también hay basura que se incinera y otra gran parte (los plásticos en particular) viaja arrastrada por los cursos de agua hacia el mar. Un caso emblemático es la «isla de plástico» (al final de la unidad te dejamos el enlace al documental), aunque en la Argentina también se encuentran playas cubiertas de basura plástica. 

El relleno sanitario es un espacio destinado a la disposición final de los residuos sólidos urbanos (RSU). Esta tecnología confina la basura en un área lo más estrecha posible, la compacta para reducir su volumen y la cubre con capas de suelo en forma diaria.

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Su base está impermeabilizada, sus límites controlados y hay recolección de lixiviados —que son los líquidos residuales, generalmente tóxicos, que se filtran desde los vertederos hacia el subsuelo—. Como estos rellenos sanitarios están llegando a su límite de saturación, aumenta el costo de disposición, debido a que cada vez hay que llevar la basura a lugares más lejanos de los centros de recolección.
En la mayor parte del territorio argentino esta tecnología no está disponible —principalmente por los altos costos y por la escala—, y se estima que para el 35,3 % de la población es reemplazada por vertederos controlados (delimitados y con control en el ingreso de residuos y de personas) o basurales a cielo abierto sin control ni técnicas de saneamiento. Estos tienen graves impactos locales y afectan la salud de las poblaciones aledañas, los cursos de agua superficial y subterránea.

¿Qué es el efecto invernadero?

El efecto invernadero es el fenómeno natural que permite a nuestro planeta mantener una temperatura media de 15 ºC. Los gases atmosféricos retienen parte de la energía que la superficie planetaria emite tras haber sido calentada por la radiación solar, mientras que otra fracción es liberada al espacio nuevamente. Este delicado balance hace posible la existencia de la vida tal como la conocemos. Sin embargo, como resultado de nuestras actividades (industria, agricultura, deforestación, etc.), la proporción y la cantidad de esos gases se modificaron y la temperatura global está en aumento. Esto provoca lo que llamamos «cambio climático», que tiene muchos efectos secundarios, no solo el calentamiento global.

Los gases que debemos evitar seguir mandando a la atmósfera son el metano (CH4), el dióxido de carbono (CO2) y el óxido nitroso (N2O).

Los vertederos no solo dañan el ambiente a escala local, sino también global. En el mundo son de hecho la tercera gran fuente de emisión de metano de origen antropogénico (producto de la actividad humana) y representan el 11 % del total. Este gas de efecto invernadero es veinticinco veces más potente que el dióxido de carbono. Además, también se generan emisiones durante su traslado.

Si bien existe una legislación con metas progresivas, los gobiernos tienen la responsabilidad de liderar las acciones. Sin embargo, el cumplimiento de los objetivos no puede lograrse sin la participación social en todas las formas posibles y en todas las fases de la gestión integral de residuos sólidos urbanos.[pic 7]

Origen de las tres R y la economía circular

En un informe de la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo titulado «Nuestro futuro común» (1987), se definió el «desarrollo sostenible» como «la satisfacción de las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades». El desarrollo sostenible emergió entonces como el principio rector para el desarrollo mundial a largo plazo. Consta de tres pilares y trata de lograr de manera equilibrada el desarrollo económico, el desarrollo social y la protección del medioambiente.

  • Las tres R de la ecología

Durante la cumbre del G8 en junio de 2004 el primer ministro de Japón presentó la iniciativa de las tres erres, que busca construir una sociedad orientada al reciclaje. Un año después los principales líderes de la comunidad internacional se reunieron para planificar acciones relacionadas con las tres erres, y la organización ambientalista Greenpeace se encargó de popularizarla.

La regla de las tres erres, más conocida como «las tres R de la ecología», se refiere a la inicial de las palabras «reducir», «reutilizar», «reciclar». 

  • Economía circular

Con los años, a estos principios se sumaron otros como «rechazar», «rediseñar», «repensar», y surgió una propuesta más abarcadora que es la economía circular. Se trata de una filosofía de organización de sistemas inspirada en los seres vivos que persigue el cambio de una economía lineal (producir, usar y tirar) a un modelo circular, tal y como ocurre en la naturaleza. 

[pic 8]Necesitamos transitar hacia una economía circular, que cierre el ciclo de los productos y reducir considerablemente el impacto sobre el medioambiente.
La propuesta es dividir los componentes de los productos en dos grupos generales: nutrientes biológicos y técnicos.

Los nutrientes biológicos son biodegradables, se pueden introducir en la naturaleza después que su valor de uso ya no sea rentable. Ejemplos de estos nutrientes son los tejidos de algodón, los materiales plásticos biodegradables, el jabón, la madera, etc. 

Los nutrientes técnicos son los componentes tecnológicos no degradables y que por ello se reutilizan una y otra vez sin entrar en la naturaleza. Estos componentes se diseñan para ser ensamblados y desmontados un gran número de veces, lo que favorece la reutilización de materiales y el ahorro energético. A modo de síntesis te proponemos ver el siguiente video realizado por la Fundación Ellen MacArthur: 

Repensando el progreso: La economía circular

Esta propuesta no supone que la próxima vez que se rompa tu lavarropas tengas la responsabilidad de desarmarlo y reutilizar las partes. Se trata más bien de un cambio colectivo, una invitación a crear, a repensar, a incluir en la ecuación el final de vida de un producto y a cambiar por la noción de que en todo hay recursos y que la basura no existe. Lo podemos hacer como ciudadanos y ciudadanas que velan por el cumplimiento de las normas y la existencia de leyes acordes a estos cambios. También modificando nuestras prácticas de consumo para beneficiar con nuestra compra a las empresas que defienden esta visión; desde la producción o el diseño, repensando los productos e insumos con que realizarlos; desde la docencia, si estamos a cargo del aprendizaje de terceros. Todos y todas desde nuestro lugar podemos contribuir al cambio. En lo inmediato, si ponés en práctica las R que verás en este curso, ya estarás aplicando principios de la economía circular.

Ciclo de vida de los productos

 Existen muchas etapas a lo largo de la vida de un artículo y cada una tiene un impacto diferente sobre el ambiente. Entonces debemos empezar a ver las cosas que compramos considerando este impacto desde:

  • La extracción y el procesado de materias primas;
  • La fabricación y manufactura;
  • El embalaje y la distribución;
  • El uso y mantenimiento;
  • El fin de la vida.

¿Escuchaste hablar de la huella de carbono?

La huella de carbono es un indicador que mide el impacto de una actividad o producto sobre el calentamiento global. En este sentido, cuando comprás un artículo, cada etapa de su ciclo de vida tendrá un gasto energético y por lo tanto los valores de dióxido de carbono equivalentes que emitió (CO2). Como vimos, el CO2 es un gas de efecto invernadero y su exceso provoca calentamiento global. Del mismo modo, si una etapa requiere el uso de agua limpia o contamina cuerpos de agua, tendrá su equivalente llamado «huella hídrica». Siempre es deseable que tenga la menor huella posible.

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