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Acumulacion originaria y simbolica.


Enviado por   •  13 de Noviembre de 2016  •  Ensayos  •  2.191 Palabras (9 Páginas)  •  177 Visitas

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UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR

FACULTAD DE COMUNICACIÓN SOCIAL

Introducción al pensamiento económico

Sexto semestre “A”

Nombres:         Julio Núñez

                Victor Carvajal

Acumulación originaria y simbólica

El presente ensayo tiene como finalidad dar a entender como fueron los procesos de acumulación dentro de la sociedad, explicando la acumulación originaria y la acumulación simbólica del cuerpo femenino para fines reproductivos. Para iniciar Marx define la acumulación como:

“Hemos visto cómo se convierte el dinero en capital, cómo sale de éste la plusvalía y de la plusvalía más capital. Sin embargo, la acumulación de capital presupone la plusvalía; la plusvalía, la producción capitalista, y ésta, la existencia en manos de los productores de mercancías de grandes masas de capital y fuerza de trabajo. Todo este proceso parece moverse dentro de un círculo vicioso, del que sólo podemos salir dando por supuesto una acumulación «originaria» anterior a la acumulación capitalista («previous accumulation», la denomina Adam Smith), una acumulación que no es fruto del régimen capitalista de producción, sino punto de partida de él.” (Marx, Engels, 1974)

La acumulación originaria es la génesis del sistema capitalista, reconfigura la economía a nivel mundial, la explotación de las colonias y la venta de esclavos es el punto de partida para lo que hoy en día conocemos como capitalismo, Contextualizando un poco tenemos que el encuentro de culturas sucedido hace más de  quinientos años atrás  significó  un  afortunado golpe de suerte para  países europeos como España o Italia (empobrecidos debido a   las cruzadas), y  un   cambio total  en las costumbres y  tradiciones de los pueblos nativos del  “nuevo continente”. Y  es que  el  aparente error  de Cristóbal Colón,  cuando desembarcó en  costas de América y no en las  Indias Orientales,  fue  apenas la “primera piedra”  de  lo que terminaría siendo  una historia  llena de abusos,  saqueos y  muerte. Esto se debió, en parte, a que gran número de los “aventureros” que llegaban a América lo hacían por obtener las riquezas (metales preciosos) que los primeros expedicionarios habían descrito en sus crónicas. Sin embargo, los extranjeros se dieron cuenta que se podía obtener mucho más del lugar.

El despojo del que fueron objeto los nativos del “nuevo mundo” se tradujo en un nuevo modelo  económico: el feudalismo. Este sistema regiría gran parte del siglo XVII y XVIII, por lo menos en América Latina. Europa estaba en proceso de recuperación de la crisis económica que vivió en el siglo XVII, prosperidad que  se debió en parte a los recursos procedentes de América, los cuales les permitieron levantarse. La burguesía, en ascendencia  ya desde finales de este siglo, empezaba a querer tomar protagonismo en el ámbito político-social, enfrentando el denominado “Antiguo Regimen” basado en los privilegios de la nobleza y el clero.

          Silvia Federici, en una conferencia realizada hace poco en la Universidad Central del Ecuador, mencionó que los conquistadores europeos no solo se apropiaron de las posesiones materiales de los nativos/indígenas, sino también de su fuerza de trabajo. A esto lo denominó “acumulación originaria”, término que hace referencia a la acumulación; no solo de la fuerza de trabajo sino también del trabajador en sí, desvalorizándolo como sujeto individual y social; a la acumulación de desigualdades, de todo un sistema de jerarquías sociales, en el cual se dividió a la población por género y raza. Este sistema se mantendría con el pasar del tiempo para mantener sumisa a la población ante el establecido sistema capitalista. Los europeos despojaron, de forma violenta, a los indígenas de sus modos de producción y de sus fuerzas de trabajo, esto para la producción de capital.[1]

         La burguesía, como clase, se desarrolló  en torno al avance del  sistema económico capitalista, un sistema  que tiene  sus orígenes en  el proceso de conquista de América, hace ya más de cuatro siglos atrás. Si seguimos el camino desde este punto, se puede decir que  los burgueses  tuvieron sus  ”ancestros”  en los terratenientes o señores feudales del siglo  XVII, los cuales basaban su autoridad en  la posesión  de  tierras, una acumulación de  propiedades que les fueron arrebatadas, a la fuerza, a los  pobladores nativos. Al igual que los terratenientes, los burgueses, a principios del siglo XIX, basaron su ascendente influencia  en  la acumulación de un recurso que mueve al mundo  hasta  la actualidad: el dinero.

La burguesía alcanzó su apogeo  durante el siglo XIX, periodo en el cual el hogar se convirtió en el núcleo de esta, ahora, sociedad que  empezaba a vivir de las apariencias (Hobsbawm, 2007, 239). Esto porque  tanto en lo familiar como en lo social, los burgueses aparentaban para mantener su estatus de burgués tal cual. En lo familiar tenía que ver con la represión femenina. En lo social; la única manera de que un burgués demostrará que es tal era gastando; su  procedimiento era acumular para gastar (Hobsbawm, 2007, 245). Es por esto que los burgueses debían disponer de grandes sumas de dinero, para mantener su estilo de clase, para lo cual se valían de tener una familia extensa o de las uniones familiares. (Hobsbawm, 2007, 250).

Al burgués lo caracterizaba “el apiñamiento y ocultación” de objetos, especialmente  manufacturados:

“Ninguna pintura sin su marco dorado, calado, lleno de encajes e incluso cubiertos de terciopelo, ninguna silla sin tapizado o forro, ninguna pieza de tela sin borlas, ninguna madera sin algún toque de torno, ninguna superficie sin cubrir por algún mantel o sin algún adorno encima”. (Hobsbawm, 2007, 240)

La cantidad de los objetos que poseía una persona y la calidad de los mismos era lo que le daba un determinado estatus, y a la vez  “expresaban las aspiraciones vitales más elevadas y espirituales”. Cosas como música, libros muebles, adornos, etc.; tanto objetos funcionales como meramente decorativos, sin algún uso específico. (Hobsbawm, 2007, 240).

Dentro del mercado uno de los procesos de acumulación más efectivos es la división sexual del trabajo, desde tiempos remotos la mujer tuvo un papel exclusivamente de atención hacia el hombre, es decir, estar subordinada a él. Por su parte Antonella Pichio nos dice que La distinción entre lo público y lo privado diferencia dos esferas, donde la esfera privada que connota “lo femenino” (sentimientos, debilidad, etc.) está subordinada a lo público, como ámbito que connota “lo masculino” (razón, fuerza, etc.)[2], Eric Hobsbawm también nos da características más o menos marcadas de la diferencia hombre-mujer.

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