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Analisis Regional

gabriek5 de Septiembre de 2012

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REESTRUCTURACIÓN ECONÓMICA TERRITORIAL

EN EL MARCO DE LA GLOBALIZACIÓN

Javier Delgadillo Macías

PRESENTACIÓN

Es ampliamente reconocida la idea de que la globalización genera un nuevo tipo de relaciones espaciales entre las regiones y el desarrollo económico, es decir entre las regiones, los gobiernos subnacionales y los actores locales. También, cómo esta globalización afecta los vínculos del Estado nacional con su entorno regional y local. Surgen nuevas relaciones de poder y competitividad y emergen conflictos entre actores del mismo Estado en un contexto de espacios socioeconómicos fuertemente influidos por procesos de carácter transnacional.

Este acento en la globalización implica efectos dispares en la organización del territorio y agudiza los desequilibrios regionales al interior del país, lo cual desde el ámbito del análisis regional plantea incógnitas sobre la coexistencia de regiones y sistemas urbanos y rurales de tipo tradicional respecto de fenómenos territoriales emergentes producto de las nuevas relaciones internacionales. Por lo tanto, la vinculación entre desarrollo regional y globalización es dicotómica y presenta saldos desfavorables en la organización socioeconómica de entidades federativas y municipios.

Desestructuración, deseconomías, disparidades y fracturamiento del espacio regional y local son sólo algunas de estas expresiones desfavorables, por lo cual, el tema del desarrollo territorial recobra importancia debido a dos factores: por un lado la incorporación creciente de nuevos espacios planetarios como soporte indiscutible de las relaciones comerciales, financieras y de producción mundiales desde donde opera el sistema económico global, y por otro, la necesidad de hacer emerger una nueva gestión pública que permita contrarrestar dichos efectos negativos. Este interés actualizado por el territorio exige a la vez el uso de nuevos instrumentales técnicos y administrativos que apoyen en un sentido positivo el ejercicio de la función de gobierno y de las políticas públicas dirigidas a la atención del desarrollo regional y de la promoción de las actividades económicas.

A continuación desglosaré estas ideas problematizando su contenido en tres tesis sobre el enfoque territorial que hoy tiene la globalización.

PRIMERA TESIS:

LA GLOBALIZACIÓN ESTABLECE UN DILEMA TEÓRICO SOBRE LA TERRITORIALIDAD.

Si bien las manifestaciones sobre la globalización a que hacen referencia un número cada vez mayor de estudiosos tocan aspectos prácticamente relacionados con todos los temas referentes al “desarrollo” del ser humano, en todas sus expresiones y en todas sus dimensiones, y dado que en este trabajo nos hemos propuesto centrar la atención en sus manifestaciones territoriales, partiremos de considerar a la globalización como la creciente gravitación de los procesos económicos, sociales y culturales de carácter mundial sobre aquellos de carácter nacional y regional. Aunque, como se señala en un texto de importante organismo latinoamericano, no se trata de un proceso nuevo, no obstante lo cual no podemos dejar de considerar los drásticos cambios en los espacios y tiempos generados por la revolución de las comunicaciones y la información que hoy le dan nuevas dimensiones, que representan transformaciones cualitativas con respecto del pasado (CEPAL, 2001).

Este proceso brinda oportunidades para el desarrollo y las estrategias de los gobiernos nacionales cuando éstos se basan en las posibilidades que ofrecen y los requisitos que exige una mayor incorporación a la economía mundial. Pero, al mismo tiempo, este proceso plantea riesgos originados en nuevas fuentes de inestabilidad (sobre todo en los ámbitos comercial y financiero), riesgos de exclusión para aquellos países que no están preparados para las fuertes demandas de competitividad propias del mundo contemporáneo, y riesgos de acentuación de la heterogeneidad estructural entre sectores sociales y regiones dentro de los países que se integran, de manera segmentada y marginal, a la economía mundial. Estos aspectos de la heterogeneidad y la fragmentación social y territorial, representan uno de los enfoques cruciales en el estudio sobre la globalización al interior de nuestros países, en su relación con las posibilidades que hoy tienen las estructuras subnacionales y las expectativas de las nuevas formas de producción económica y desarrollo endógeno desde los propios estados y municipios.

Destaquemos al respeto algunas ideas: 1) Ulrich Beck (1998) en su libro ¿Qué es la globalización? Falacias del globalismo, respuestas a la globalización, señala que con la globalización se produce un redimensionamiento de las relaciones entre los estados y la sociedad. Se afecta de distintas maneras la unidad del Estado nacional y de la sociedad nacional, se establecen nuevas relaciones de poder y competitividad, emergen conflictos y entrecruzamientos entre, por una parte, unidades y actores del mismo Estado nacional, y por otra, situaciones, procesos y espacios sociales trasnacionales. Este concepto de estado-nación permeó por muchos años la noción jurídico-política del territorio y reguló las interacciones que al interior de éste se suscitaban o las que realizaba frente a otras entidades homólogas. 2) Milton Santos (1996) caracteriza a la fase actual de la globalización en el sentido de que los territorios nacionales dejan de ser el escenario y referente principal de la sociedad, el estado territorial da paso a la trasnacionalización del territorio; sin embargo, las diferentes dimensiones expresadas por la globalización pueden debilitar y/o asignar nuevas funciones a los estados-nación. Los espacios nacionales se entremezclan mediante la participación de actores extraterritoriales, emergen nuevas identidades y se construyen nuevos espacios sociales, ahora de rasgos trasnacionales, distintos a los que tradicionalmente se habían configurado en las décadas anteriores. 3) A lo anterior habrá que agregar la difusión de procesos tecnológicos asociados a los nuevos paradigmas de producción flexible, de subcontratación y externalización cuya aplicación genera efectos contrapuestos en cuanto a las conductas de localización y aglomeración espacial, por un lado crecen las exigencias de concentración y se da lugar a formas específicas de nuevas aglomeraciones, mientras que por otro lado se fortalecen las posibilidades de dispersión territorial en el sentido de fortalecer la división internacional del trabajo (Gatto, 1990).

Se estaría, por tanto, debatiendo entre por lo menos dos lógicas que ocurren simultáneamente en la estructuración de espacios trasnacionales. Por un lado la conformación de un tejido productivo, apoyada por el despliegue de redes productivas internacionales y de transacciones financieras en tiempo real, cuya base organizativa se explica por los planteamientos de la Nueva División Internacional de Trabajo; es decir, zonas productivas y mercados jerarquizados y articulados de acuerdo a la funcionalidad de cada parte en una cadena general de interdependencias.

El otro escenario tiene que ver con la escala territorial, desde donde se observa a la globalización como un proceso que no abarca países en su conjunto sino espacios subnacionales, regiones, ciudades y localidades que podrían representar hoy los nuevos o futuros ejes articuladores de la economía mundial. Como entidades y fenómenos socioespaciales, las ciudades y las regiones están evolucionando hacia configuraciones cada vez más complejas que derrumban los paradigmas clásicos de la teoría urbana y regional, dando lugar a una nueva geografía económica y un cambio en las relaciones geoeconómicas y geopolíticas internacionales. Por otra parte el efecto desigual de la globalización sobre el territorio plantea nuevas incógnitas sobre la permanencia o coexistencia de regiones y sistemas urbanos de tipo tradicional, frente a fenómenos territoriales emergentes a partir de procesos globales. Las preguntas que al respecto nos planteamos se centran en dilucidar si estamos frente al advenimiento de un modelo espacial emergente que reestructura lo ya existente, o si asistimos a la coexistencia de diversos modelos en un mismo país y en diversas partes del mundo (Delgadillo et. al., 2001).

Para responder a estas cuestiones diría lo siguiente. La reorganización territorial que resulta de la globalización hace pensar que pueden coincidir distintos procesos territoriales en una misma fase histórica, pero que obedecen a lógicas diferentes, dando como resultado una estructuración territorial más compleja y diversificada. Tomando como referencia las distintas experiencias y fenómenos de reestructuración espacial en el mundo, los países más desarrollados presentan procesos mucho más acelerados y hasta inéditos, frente a países menos desarrollados donde, en todo caso, los fenómenos territoriales serían inacabados y de carácter heterogéneo.

En mi opinión, la tendencia que se perfila a futuro es que los territorios nacionales y subnacionales manifiesten diferentes formas y capacidades de inserción y articulación a lo global. Por lo tanto, lo mismo encontrarán espacios incluidos que espacios excluidos y diversas estrategias que darán pauta a tendencias diversas en las configuraciones territoriales, antes de que se despliegue un modelo único, tal y como lo señala Federico Bervejillo (1996) en su trabajo “Territorios en la globalización”, donde además expresa la presencia de un cierto tipo de coexistencia entre formaciones territoriales tradicionales y emergentes, aunque con una tendencia hacia la transformación progresiva de los "viejos territorios" lo cual llevará a una encrucijada entre

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