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Cartografía de los conflictos socio ambientales en el Caribe

Oda RodriguezApuntes11 de Marzo de 2019

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Rosa Lechuga

Odair Rodríguez

Cartografía de los conflictos socio ambientales en el Caribe

IHEAL.

TURISMO EXTRACTIVO EN CUBA  Y LAS ANTILLAS FRANCESAS

Introducción

El “Caribe” es una región del mundo sobresaliente por sus recursos naturales, belleza exótica y riqueza cultural que es relativamente poco conocida además por ser una parte de tránsito para llegar a América y un paso para los flujos migratorios provenientes de América Central y del Sur.

Sin embargo, existen desafíos a superar en la región que no son tan evidentes a los ojos del mundo. Por ello, el principal propósito de este ensayo es hablar acerca del “Turismo extractivista” y las consecuencias que se dan en Cuba y en las Antillas Francesas, donde nos centraremos en tres islas: La Martinica, San Bartolomé y San Martín y explicaremos cómo esta clase de turismo ha influido en los habitantes locales, en los turistas y cuáles son los problemas derivados de ello. La solución que se planeta es un modelo de “Eco-turismo responsable” que se puede aplicar en los lugares mencionados aunque dicho modelo puede mejorarse en el futuro e incluso proponer diferentes alternativas.

Antillas Francesas

También conocidas como las “Indias occidentales francesas”, son las islas francesas del archipiélago de las Antillas en el mar Caribe. En este documento se dará el contexto geográfico de las islas: La Martinica, San Bartolomé y San Martín.

La Martinica

Oficialmente reconocida como Departamento de Ultra mar (DOM) por la administración pública francesa, es una región situada en el corazón del arco de las Antillas, entre la Dominica situada al norte y Santa Lucía, al sur. Rodeada por el océano Atlántico al este y el mar caribeño al oeste. La isla se encuentra a 6,900 kilómetros de París, 3,150 km de Nueva York, 1,470 km de La Guyana y 200 km de La Guadalupe. Tiene una superficie de 1,128 km2, su población según datos del 2017[1] es de 371,246 habitantes, cuenta con 48 islotes, 1,700 tipos de flora, 235 especies de animales, 5 tipos de paisaje, de origen volcánico en el centro cuenta con una flora y fauna espesa y exuberante y en las orillas, paradisiacas playas con una gama de servicios turísticos que han puesto en peligro la situación de la isla al sufrir el deterioro a causa de la invasión de la mano del hombre y la degradación en sus ecosistemas precisamente por el turismo extractivista.

Pertenece la isla a la Comunidad Caribeña y del mercado común (CARICOM), a la Organización de Estados del Caribe Oriental (OECO), a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y a la Asociación de los Estados del Caribe (AEC).

A nivel económico La Martinica experimenta una fuerte dependencia a los servicios de mercado (comercio, hotelería, restauración, transporte y otros servicios) si vemos el número de empresas (datos 2016) al concentrar el 29.2%.

El número de visitantes terrestres para el 2017 fue de 535, 647[2] personas y el monto de los gastos fue de 396.4 millones de euros[3] para el mismo año.

El número de turismo que llega en cruceros ha ganado terreno y en el año 2017 se registraron 405,553 dejando una derrama económica por 16.2 millones de euros, alcanzando así su máximo histórico en un periodo de 20 años ya que para 2007 apenas se reportaban en gastos 700,000 euros[4]. [pic 1]

Como dato adicional la isla de La Martinica ha recibido otro tipo de visitantes, aquellos que hacen cruceros de tránsito, ocupado así un lugar importante, pues según datos del Puerto Marítimo de la Martinica, se recibieron e Fort-de-France, 225 cruceros de paso.

En su conjunto, estos visitantes terrestres o vía crucero y de tránsito, actualmente tienen la posibilidad de disfrutar diferentes tipos de turismo: ecoturismo, agro-turismo, pesca-turismo y el espíritu-turismo. La cercanía de La Martinica con la Isla de la Guadalupe le ha permitido ganar cierto atractivo dado que la segunda elegida como destino por su oferta diversificada y más desarrollada que la primera, el rol de ésta en materia de cruceros es importante.

Sin embargo, lo que encontramos en algunas líneas de investigación que señalan que la capacidad de la isla se ve amenazada e incluso en riesgo su medio ambiente al recibir a casi un millón de turistas albergados por una limitada infraestuctura hotelera como Simon Hotêl, French Coco, Karibéa Resort, departamentos amueblados e incluso casas rurales, es decir, el primer signo de un “turismo extractivista” es la diversificación del alojamiento y explotar hasta la última opción para albergar al turista como lo son las casas rurales, esto es, aprovechar toda la superficie construida y seguir construyendo sin reflexionar sus consecuencias.  

Aunado a ello, el desarrollo de zonas urbanas y no urbanas por ejemplo en la zona de Fort-de-France donde son visitadas cada vez más, las localidades de Schoelcher y Lamentin, generando así nuevas rutas turísticas y todo lo que ello representa, invasión de espacios naturales, construcción de caminos.

Otra forma que se encontró en esta isla de turismo extractivista, es la construcción de centros comerciales para satisfacer las necesidades del turista que llega y que se realizan en zonas donde se destruye la flora y la fauna como es el caso en Génipa[5] donde el grupo Bernard Hayot[6] construyó uno. Esta situación además confrontó a actores territoriales como inversores, líderes locales, asociaciones de protección del medio ambiente, locatarios y turistas.

Un cuarto elemento es la contaminación que en los últimos años se ha presentado en las playas de Santa Ana, donde el sargazo[7] es una consecuencia según una hipótesis presentada por geógrafos expertos, donde se explica que esto es causado por el exceso de transporte marítimo.

Quinto elemento, la migración es otro efecto identificado del turismo extractivista y las desigualdades que resienten los martiniquenses, especialmente personas entre 18 y 28 años de edad, que prefieren partir teniendo como destino principal a Francia[8] ante el alto costo de vida para la gente local y los bajos salarios; generando así el empleo de la mano de obra extranjera generando problemas como la ilegalidad y la explotación en los inmigrantes que buscan trabajo en la isla.

En resumen, para La Martinica el hospedaje, la oferta de centros comerciales para turistas y locatarios, la explotación de nuevas rutas terrestres turísticas, el exceso de transporte marítimo, la migración por las desigualdades son formas de turismo extractivista afectando seriamente el tejido social y el medio ambiente, un efecto sobre ambos que no se puede separar puesto que están estrechamente ligados.[pic 2]

San Martin

La parte norte de la isla pertenece al gobierno francés. En el pasado era parte de la Isla de la Guadalupe y desde 2007 es una colectividad de otro mar (COM), reconocida por el Estado francés.

Situada al norte del arco de las Antillas, está ubicada a la misma distancia de Puerto Rico y de La Guadalupe y a 25 kilómetros al noroeste de la Isla de San Bartolomé, tiene una superficie de 90 km2, de origen volcánico y montañoso, la isla posee un clima tropical que no baja de los 20° y no pasa de los 32° y su periodo turístico fuerte es de diciembre a marzo.

Tiene 35,684 habitantes de los cuales el 30% son inmigrantes, es decir, 10, 989 personas.  

Desde 1980 su régimen fiscal favoreció su integración regional a la zona del dólar y con el paso del tiempo, la isla ha conservado su estatus de puerto franco aunque el territorio está exonerado del impuesto sobre el valor agregado (TVA) y de otros impuestos indirectos lo que permitió la estimulación económica sobre el territorio y se tradujo en inversiones en el turismo, como por ejemplo, en la bahía de Nettlé, que se transformó en un sector residencial importante y con una gran actividad turística[9]. No obstante, ante esta estimulación inició una posesión de tierra causando desde entonces fuertes desigualdades al poseer el 2% de los propietarios[10] el 60% del territorio de la Isla[11].

La isla experimentó muy pronto el desarrollo económico gracias a factores como la masificación del turismo a través de los “charters”; además la inversión provino de capitales del extranjero lo que permitió la construcción de hoteles[12], residencias de vacaciones, villas de lujo, clubs de golf, clubes hípicos, restaurantes, teniendo un boom inmobiliario.

La desfiscalización, el boom turístico y la construcción en zonas expuestas de hoteles como los litorales, la inmigración, llevó a una fragmentación social y una degradación en el nivel de vida de la población y por lo tanto, una marginación social y cultural que no se atendió a tiempo al carecer de una planificación y cayendo en las trampas de crecimiento que provoca el turismo extractivista. La isla cayó en una crisis aproximadamente de un periodo de 5 años donde además los impactos negativos de huracanes afectaron a la isla y por lo tanto ahuyentó el turismo (1995-1999). En 2003 el Estado francés pone en marcha un plan de acción para rescatar a San Martin para desarrollo económico y social, que en resumen, relanzaba el rol de la desfiscalización incluso en el rehabilitamiento de los hoteles dañados hasta en un 70%; pero con esta medida se protegió las inversiones imprudentes realizadas en zonas prohibidas cerca del mar, como lo marca la ley de litorales donde mínimo, son 100 metros de distancia de él para construir y también se omitió la elaboración de una política de prevención de fenómenos naturales, con tal de relanzar turísticamente el lugar.

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