DERECHOS HUMANOS Y MUNDO PRODUCTIVO
KLAPAUCIUSTrabajo16 de Marzo de 2014
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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN
UNIVERSITARIA
UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA
MISIÓN SUCRE
ALDEA UNIVERSITARIA “CÁRCEL NACIONAL DE SABANETA”
MARACAIBO – EDO. ZULIA
DERECHOS HUMANOS Y MUNDO PRODUCTIVO
Integrantes:
KARINA GARCÍA
C.I.: 12.099.248
OSCAR CORPAS
C.I. 12.216.463
LESVIA RUIZ
Maracaibo - Marzo de 2014
ESQUEMA
Introducción
1.-_Marco Histórico
2.- Algunas Consideraciones Generales
3.- Globalización un Fenómeno Actual pero de Vieja Data
4.- La Reestructuración Capitalista y El Proceso de Globalización
5.- Amenazas al Derecho Laboral en la Era Global
6.- La Visión Ética de Humberto Maturana sobre el Mundo Globalizado
Conclusión
INTRODUCCIÓN
Este trabajo tiene como objetivo principal el análisis de los derechos fundamentales en el trabajo, en el ámbito general y venezolano. Para este fin se formula una relación entre estado de derecho, democracia y derechos fundamentales.
Se plantea el trabajo decente como garantía de los derechos fundamentales laborales y, en cuanto a su implicación en Venezuela, son identificados los instrumentos normativos correspondientes, las garantías de protección derivadas de tales instrumentos, para finalmente hacer un análisis sobre las disposiciones y contenido normativo sobre cada uno de los derechos en estudio, a saber: libertad sindical y negociación colectiva, eliminación del trabajo forzoso, abolición efectiva del trabajo infantil y la eliminación de discriminación en empleo y ocupación.
La conclusión señala, que en general los derechos fundamentales en el trabajo en Venezuela cuentan con una garantía normativa pero que la realidad indica la necesidad de implementar mecanismos orientados a que su cumplimiento sea eficiente y efectivo. Se trata de una investigación documental sustentada en el método analítico.
1.-_Marco Histórico:
En todas las sociedades se generan Históricamente determinadas creencias, actitudes y apreciaciones en la población con relación a la producción y el trabajo, destacando las que tienen que ver con el conjunto de significaciones y valoraciones que sus integrantes le confieren a esas actividades sociales
(Briceño-León, 1996: 79). Tales valores no son únicos y exclusivos de cada sociedad, aunque suelen generarse
Particularidades en la jerarquía que una determinada población le otorgan a los mismos.
Las significaciones y valores constituyen elementos centrales de una cultura ya que representan el modo como se interiorizan y se asumen las normas de la sociedad ofreciendo parámetros para interpretar y jerarquizar los comportamientos y las acciones humanas, juzgando y diferenciando lo que es adecuado, Conveniente y “bueno” de lo que es “malo”, negativo o inapropiado. Por supuesto, tales valoraciones no son similares ni universales entre los distintos grupos de la sociedad, a pesar de que existan preferencias valorativas predominantes o mayoritarias.
Nuestra sociedad ha sido caracterizada como una entidad que aún no ha llegado a asumir las condiciones de una “modernidad mínima”, a saber, “…una voluntad de dominio transformador sobre la naturaleza, plasmada en la ciencia natural y la tecnología; una ética universal con base en la racionalidad común a todos los hombres; y un sistema de reglas abstractas que rigen la convivencia social, tanto en lo económico como en lo político” (De Viana, 1997: 568)
Se ha identificado que la sociedad venezolana presenta una suerte de “bloqueo a la modernidad”, expresado en la constatación de que, aun contando con los marcos normativos y las formas institucionales de sociedades modernas, universalistas y democráticas, nuestros comportamientos predominantes se rigen por “modos de relación pre modernos”, resultantes de la extensión a los espacios públicos y societales de las lógicas relacionales que son características de los grupos primarios “familísticos” de pertenencia, en los que prevalecen las lealtades particularistas.
Surgida históricamente de tales modos de relación pre modernos, la cultura venezolana, según este enfoque, está caracterizada por un conjunto de creencias y valores que tienden a ubicar las causas de los acontecimientos en el contexto que rodea a las personas y no en su interior. Tal “externalidad” se sustenta, a su vez, en las creencias en la irresolubilidad de los problemas de la realidad, en la imposibilidad de cambio de la misma a partir de la acción de la persona, en la injusticia que predomina en las relaciones sociales (De Viana, 1999:82).
En tal sentido, las creencias que maneja la gran mayoría de la población se orientan a explicar las causas de lo que transcurre en la realidad a factores ajenos a las iniciativas, capacidades o voluntades de los propios individuos; suelen atribuírsele los cambios de la realidad a elementos como la “suerte”, el azar,
o a la acción de actores poderosos tales como Dios, el Estado, el patrón y otros.
La predominancia de las relaciones primarias en la vida social y pública, se explica por la existencia entre los grupos familiares de nuestra sociedad de una sobrecarga y absolutización de la figura materna y una gran debilidad o ausencia de la figura paterna.
De tal forma, la relación materna-filial se convierte en el epicentro de las relaciones intrafamiliares “matricentralidad” (Hurtado, 1995: 29) que con su práctica de prolongación en el tiempo de la dependencia emocional-afectiva y funcional, limita y dificulta la emancipación autónoma de los individuos. Esta relación familística proyectada en el plano social global y público se traduce en el establecimiento de lealtades particularistas con prioridad sobre cualquier otra relación social normada, contraída o negociada, incluyendo las establecidas en el marco legal vigente en nuestra sociedad.
De igual manera, se concluye que la cultura en Venezuela está dominada por “valores pre modernos”, tales como: la afectividad, expresado en la gratificación inmediata de deseos y necesidades subjetivas al margen de consideraciones sobre consecuencias de mediano y largo plazo; el particularismo, como
la preferencia a actuar según lealtades particulares por sobre normas y principios universales; la adscripción en la consideración de actores con base en su posición social y sus relaciones más que en los méritos adquiridos; la difusividad en los roles con los que se actúa socialmente, sin distinguir lo privado de lo público, lo individual de lo colectivo, obviando especificidades; y la orientación hacia sí en la búsqueda de los propios intereses por encima de los colectivos en las realidades públicas.
Esta gama de creencias y valores que bloquean el tránsito a la modernidad, a pesar de que han permitido “…la implantación de algunos productos de la modernidad…sostienen una matriz cultural pre moderna que tenazmente se resiste a desaparecer y…condiciona todos los modos y planos de relación” (De Viana, 1998:36).
Los autores aludidos expresan que esta resistencia deviene de la dificultad de cambiar un modelo cultural – con sus respectivos valores-, que de alguna manera ha asegurado la preservación de la vida del grupo social. Este modelo cultural vigente en el país lo denominan familismo amoral criollo, ya que los integrantes de la sociedad asumen la búsqueda de las máximas ventajas materiales ó de prestigio social en forma inmediata, de ser posible, para si mismo y para su grupo nuclear de pertenencia, bajo el supuesto que todos lo demás actores están haciendo exactamente lo mismo.
De los resultados de la investigación que reseñamos nos interesa resaltar, por un lado, el carácter inhibitorio que se le confiere a las relaciones primarias exclusivamente como fuente de “familismo amoral” y por otra parte, la caracterización de las creencias de un alto volumen de nuestra población
Como generadoras de una “externalidad” en la determinación de la propia vida, que termina por bloquear, desmotivar e inhibir la acción y la responsabilidad individual y colectiva.
“La única cura contra el daño causado por el progreso, es el progreso ético de uno mismo” Albert Einstein.
El interés del presente ensayo es examinar las nociones teóricas sobre ética en las relaciones laborales en el marco de una nueva visión en tiempos de globalización bajo el contexto de unas nuevas relaciones de trabajo caracterizadas por la flexibilización las cuales se prefiguran hoy en la era neotecnologizada y postmoderna. Las disertaciones giraran en torno a los aportes teóricos que en este sentido, brinda los pensamientos de Niklas Luhmann y Humberto Maturana en torno a las relaciones laborales. Finalmente se intenta hacer especial énfasis en la redefiniciones del modelo capitalista
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