Discapacidad Auditiva
irivasr31 de Agosto de 2013
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INTRODUCCION
Como maestros, especialistas en Educación Física, nos encontramos con un problema cuando tenemos que trabajar con niños que presentan algún tipo de deficiencia. Pero la situación se nos complica cuando la deficiencia es de tipo auditivo, porque en este caso el problema se encuentra en algo tan imprescindible como la comunicación.
En estos casos nos hallamos ante niños perfectamente normales, salvó por esta pequeña dificultad, y que pasan a ser auténticos deficientes a causa del desconocimiento, el miedo o por no saber como salvar este obstáculo que se nos presenta tanto a nosotros como a ellos.
La escuela no deja de ser una prolongación de la sociedad, por lo que aquellos niños que no son capaces de ser integrados en ella tendrán serias dificultades para hacerlo en la sociedad.
El niño sordo o deficiente auditivo dentro de la escuela sigue teniendo barreras que le impiden alcanzar una normalización plena debido a muchas causas entre ellas sus compañeros y sus profesores, y en consecuencia él mismo.
Nosotros en nuestra aula contamos con las mejores posibilidades para intentar terminar con este tipo de situaciones, la clase de educación física es diferente al resto y nos da la oportunidad de vivir y hacer vivir la escuela desde otro punto de vista y con un tipo de vivencia distinto y enriquecedor. El roce personal, el compañerismo, la colaboración y el grado de integración tienen que llegar a ser la realidad que tanto predicamos.
Quiero decir que la información sobre la integración del niño sordo y sobre la educación de niños con este tipo de problemas es escasa, pero se hace aún más complicado cuando lo queremos enmarcar en el ámbito de la educación física.
Por último les recalco que hemos de darnos cuenta de que poniendo un poco cada uno de nuestra parte podremos olvidarnos de la palabra integración porque será algo asumido en nuestra sociedad.
I. Enfermedades que producen discapacidad auditiva
La pérdida de audición es uno de los problemas de salud crónicos más comunes, afectando a personas de todas las edades, en todos los segmentos de la población y de todos los niveles socioeconómicos. La pérdida de audición afecta aproximadamente a 17 de cada 1.000 niños y jóvenes menores de 18 años. La incidencia aumenta con la edad: aproximadamente 314 de cada 1.000 personas mayores de 65 años sufre pérdida de audición. Ésta puede ser hereditaria o puede ser el resultado de una enfermedad, traumatismo, exposición a largo plazo al ruido, o medicamentos. La pérdida de audición puede variar desde una leve, pero importante disminución de la sensibilidad auditiva, a una pérdida total.
Ahora bien se debe diferenciar entre Hipocusia que es la disminución de la sensibilidad auditiva. Puede presentarse en forma unilateral, cuando afecta a un solo oído, o ser bilateral cuando los dos oídos se encuentran afectados y la Sordera que es la pérdida de la audición que altera la capacidad para la recepción, discriminación, asociación y comprensión de los sonidos tanto del medio ambiente como de la lengua oral.
Para estudiar la pérdida de audición es necesario caracterizarla, así podemos clasificar las hipoacusias de formas tales como:
Clasificación cuantitativa: según la cantidad de pérdida de audición.
Clasificación topográfica: con respecto al lugar donde asienta la lesión que produce el déficit.
Clasificación etiológica: de acuerdo con la etiología de la hipoacusia.
Clasificación locutiva: en relación con el lenguaje.
Clasificación cuantitativa
Normoaudición: el umbral de audición tonal no sobrepasa los 20 dB HL en la gama de frecuencias conversacionales.
Hipoacusia
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