EL ABORTO EN EL PERU
DAAYANReseña7 de Mayo de 2020
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EL ABORTO EN EL PERU
El término “aborto” hace referencia al procedimiento realizado para terminar un embarazo, ejecutado por personas que carecen de las habilidades necesarias o en un ambiente que no este en conformidad con los estándares mínimos de crianza. Frente a ello hay un grupo provida de personas que justifican su postura en la intención de disminuir o evitar la muerte de embriones, esta asociación se ha ocupado sistemáticamente de mostrar a las mujeres como egoístas y hedonistas, que solo piensan en si mismas. Sin embargo, la decisión del aborto se debe considerar como una componente de responsabilidad. Desde esta perspectiva, considero que legalizar el aborto es un bien social porque permite el avance para el desarrollo de una comunidad democrática, respetando la autonomía de la mujer y dándole el derecho a elegir estamos subvirtiendo su rol sumiso en la sociedad. En Perú, un país en el que se penaliza el aborto, muchas mujeres se someten de manera clandestina a una serie de procedimientos que acarrean un gran numero de complicaciones y muertes, todo eso lo analizaremos a continuación:
Según la definición de la Organización Mundial de Salud (2012) nos dice que: “Un aborto (…) es un procedimiento para finalizar un embarazo no deseado realizado por personas que carecen de la capacidad necesaria (…) o sobre una amplia base social o económica”. Con esto me refiero a que las personas que optan por un aborto seguro no cuentan con recursos psicológicos, sociales o económicos lo que afecta el desarrollo del niño, por ejemplo existe la posibilidad de que el bebe nazca más vulnerable debido a la alimentación inadecuada de la madre durante la gestación todo esto en consecuencia de la falta de dinero, también estaríamos evitando que niños vivan en la calle y se expongan al abuso, explotación, violaciones y secuestros, además, de reprimir el desarrollo de la mujer en la sociedad.
De tal manera el Dr. Santini (2016) afirmo que: “El aborto seguro es clave porque permite a la mujer decidir sobre la base de sus necesidades (…) además, es una forma de equidad hacia la mujer que pueda elegir sin la opinión y el juzgamiento de los demás”. No podemos decir que vivimos en una sociedad democrática si una mujer no tiene la capacidad de disponer de su futuro reproductivo. Por ello, debemos mirar la suspensión de la gestación como una estrategia que permite a las mujeres seguir con su desarrollo personal, educativo y de trabajo, además, beneficia en su equilibrio económico tanto personal como familiar.
Actualmente en nuestro país muchas mujeres se someten de forma ilegal a procedimientos que conducen a un gran numero de complicaciones lo que nos conlleva a la muerte y estas cifras lo demuestran:
Se ha estimado una incidencia anual de 371 420 abortos inducidos para el 2004. Estas cifras probablemente estén en aumento debido al crecimiento demográfico y la restricción de métodos anticonceptivos a adolescentes (…) Se ha estimado 28 652 hospitalizaciones anuales por abortos inducidos. El aborto seguro representa el 0.4% (…) lo que representaría apenas 1 486 hospitalizaciones (…) cada año mueren 58 mujeres por aborto inducido en el Perú”. (Taype, Merino, 2016, par 2,6)
Por consiguiente, podemos observar que en nuestro país no tenemos cifras alarmantes, pero al legalizar el aborto estaríamos evitando estas muertes. La interrupción del embarazo debe convertirse en un derecho, porque todos tenemos la autonomía total sobre nuestros cuerpos, vidas y decisiones. La legalización convierte responsable al Estado de poder acceder a un aborto seguro, porque tiene como obligación implementar este nuevo procedimiento en centros de salud pública donde sea accesible toda la población.
Mucho se habla acerca de que el aborto produce un daño emocional espantoso e irreparable en las mujeres, pero es hora de romper este absurdo mito con el siguiente testimonio:
“Para abortar en el Perú no necesitas que ninguna ley te autorice. Lo único que hace falta es dinero y contactos. Yo tenía ambos, afortunadamente, y por eso mis abortos se produjeron sin dramas ni sobresaltos. (…) No tengo ninguna frase lacrimógena que compartir porque no me arrepiento, ni tengo pesadillas al respecto. Solo quiero decir que yo aborté, y que lo volvería a hacer y que cualquier mujer que necesite compañía, orientación o lo que sea en este trance puede contar conmigo” (Llanos, 2015)
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