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ESTRATEGIA VERNADSKY

SINERGICOXXIEnsayo24 de Julio de 2020

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EIREstudios estrate´gicos

La Estrategia Vernadsky

por Lyndon H. LaRouche

26 de abril de 2001.

Resumen ejecutivo publico´ originalmente este documento en su edicio´n de la segunda quincena de junio de 2001, pero, por su importancia hoy, lo volvemos a reproducir aquı´.

Como lo he subrayado repetidas veces, en nuestros dı´as hay solamente tres culturas nacionales capaces de concebir la ini-ciacio´n de soluciones de conjunto a problemas mundiales actuales como el hundimiento cada vez ma´s acelerado del actual sistema financiero mundial. Lo repito: son los Estados Unidos, Rusia y la monarquı´a brita´nica. Dada esa tragedia olı´mpica conocida entre el pu´blico como el Gobierno de Bush, so´lo alguna combinacio´n de Estados eurasia´ticos en coopera-cio´n, que incluya a Rusia y a Europa Occidental continental, serı´a capaz en la actualidad de cultivar la clase de iniciativa que se necesita con urgencia hoy en dı´a.

Por razones que pondre´ aquı´ de relieve, la personalidad del biogeoquı´mico V. I. Vernadsky debiera servir de figura unificadora esencial para la contribucio´n de la ciencia de Ru-sia y Ucrania al desarrollo unificado de Eurasia en su conjun-to. Este programa de desarrollo eurasia´tico ha de considerarse el rasgo central de una perspectiva de desarrollo econo´mico

general tanto para America´

´

como para Africa. En verdad, en

las condiciones mundiales presentes, dicho desarrollo eura-

siatico´

es indispensable para que sobreviva no solo´

´

Africa,

sino tambie´n las naciones de Ame´rica en tanto Estados nacio-nales viables.

Repasemos el asunto, primero, desde el punto de vista de la cuestio´n continua de la llamada “geopolı´tica”, y localice-mos luego las maravillosas implicaciones del legado de Ver-nadsky para la ciencia y la economı´a, no so´lo para Eurasia, sino para toda la humanidad.

¡Geopolı´tica, a estas alturas!

En sı´ misma, la cuestio´n estrate´gica en la que ubico esta discusio´n no es nueva. Ma´s o menos desde 1877, la monarquı´a


brita´nica habı´a hecho girar siempre su doctrina geopolı´tica en torno a asegurar el fomento de conflictos mutuamente devas-tadores entre Alemania y Rusia, como rasgo central de su gran estrategia. Todas las iniciativas importantes para el me-joramiento de la humanidad, desde la Guerra de Secesio´n de los Estados Unidos, han girado en torno a la cooperacio´n implı´cita de los EUA con las naciones principales de Eurasia continental en pro de la clase de desarrollo econo´mico inhe-rente a la orientacio´n de Benjamı´n Franklin, Alexander Ha-milton, Federico List y Henry C. Carey.

Debiera recordarse que la derrota de la conspiracio´n con-federada, instrumento de la monarquı´a brita´nica, a manos del Presidente de los Estados Unidos Abraham Lincoln, y la adopcio´n del modelo econo´mico estadounidense por Rusia, la Alemania de Bismarck, Japo´n, etc, despue´s de la Exposi-cio´n del Centenario realizada en Filadelfia en 1876, crearon las condiciones para construir en el continente eurasia´tico redes ferroviarias transcontinentales inspiradas en el prece-dente estadounidense. Esto, por razones que ya detalle´ en trabajos previos, fue el acicate de los programas conjuntos geopolı´tico y de construccio´n naval de la monarquı´a brita´nica en el lapso que culmino´ con la manipulacio´n de Francia y Rusia por parte de la Gran Bretan˜a para desatar la Primera Guerra Mundial contra Alemania, con el apoyo de instrumen-tos de Londres como los presidentes estadounidenses Teodo-ro Roosevelt y Woodrow Wilson, hijos fieles de la traicionera Confederacio´n.

De modo parecido, al final de la Segunda Guerra Mundial, cuando la Gran Bretan˜a quedo´ reducida a la condicio´n de potencia mundial de segunda clase, e´sta, valida tanto de me´to-dos venecianos tradicionales como de agentes y agentes de influencia brita´nicos dentro de los Estados Unidos, orquesto´ la creacio´n de un conflicto nuclear entre los Estados Unidos y la Unio´n Sovie´tica. De ese modo, Londres pudo explotar los efectos de la crisis de los proyectiles para producir la autodestruccio´n, pasada la crisis de los proyectiles, de los dos principales rivales estrate´gicos de Londres, lo que condujo a

2        Estudios estrate´gicos        Resumen ejecutivo de EIR

la forma angloamericana presente de dominio mundial, as´ı como a que el mundo en general se vea empujado no so´lo al mayor desastre financiero de la historia, sino al borde econo´-mico de la nueva Era de Tinieblas que amenaza a todo el planeta.

De 1861 a 2001, la cuestio´n pra´ctica central de la pol´ıtica mundial cobra la forma presente de la disyuntiva entre la dedicacio´n eficiente al desarrollo econo´mico cooperativo en-tre cuando menos la mayor´ıa de los pueblos de Eurasia conti-nental, o el dominio mundial de una nueva forma de la vieja potencia imperial mar´ıtima de la oligarqu´ıa financiera de Ve-necia, un “nuevo Imperio Romano” angloamericano, gober-nado por el pun˜o del “gigante tonto” estadounidense mango-neado como un lacayo inmanejable y bruto del Imperio Brita´-nico, a la manera de los presidentes estadounidenses Bush pasado y presente.

El per´ıodo ma´s parecido de la historia es uno que estudiara el gran dramaturgo William Shakespeare. La amenazadora situacio´n que enfrenta el mundo en la actualidad es casi equi-parable a la historia de Europa a lo largo del prolongado y ruinoso reinado de los Plantagenet (1154–1485), de Enrique II a Ricardo III.

Esta Casa de Anjou, en tanto aliada del poder mar´ıtimo imperial de Venecia, tuvo parte importante en la repetida rui-na de Europa durante todo ese lapso. Este papel de la Casa de Anjou, as´ı como el que tuvo en acciones “ultramontanas” para aplastar los intentos, como los que se hicieron bajo los Hohenstaufen, en especial Federico II y Alfonso el Sabio de Espan˜a, por instaurar Estados nacionales, llevaron inevitable-mente no so´lo a la Era de Tinieblas de la Europa del siglo 14, sino tambie´n a tales horrores continuos como la “guerra de los Cien An˜os” y las “guerras de las Rosas” dentro de la propia Inglaterra.

Dicha alianza de Venecia con la Casa de Anjou ha de compararse con la afliccio´n semejante que azoto´ a Europa en la forma de las guerras religiosas que, en torno a los Habsbur-go, tuvieron lugar entre 1511 y 1648, per´ıodo que los historia-dores califican a veces, con razo´n, de “Era de Tinieblas me-nor” en la historia europea.

El hecho estrate´gico esencial que han de reconocer todas las personas que no deseen que las juzguen con razo´n enfer-mas mentales, ignorantes o estu´pidas, es que el mundo entero

—incluida la situacio´n interna de los propios Estados Uni-dos— se enfrenta de inmediato a una crisis histo´rica equipara-ble, en sus amenazadoras implicaciones, al legado del prolon-gado dominio imperial de los Plantagenet en varias partes de Europa, en e´pocas variadas, y en Inglaterra todo ese tiempo. Con la ayuda de criaturas como Ariel Sharon y del “choque de civilizaciones” y locuras semejantes, estilo “Proyecto De-mocracia”, del Samuel P. Huntington de Zbigniew Brzezins-ki, el mundo se tambalea precariamente al borde de un estalli-do general de guerra religiosa como la que sufrio´ Europa de 1511 a 1648.

No es posible que los Estados Unidos sobrevivan la conti-


nuacio´n de las directrices actuales del Gobierno de Bush. O se eliminan a corto plazo esas directrices y cualquier cosa parecida, para volver a algo parecido a las medidas de recupe-racio´n econo´mica de Franklin Roosevelt, o la autodestruccio´n econo´mica de los Estados Unidos sera´ pronto inevitable. Sin embargo, en ese caso, el que se mantenga un dominio mundial angloamericano como el que pusieron en marcha las medidas de Thatcher y Bush de 1989–1991 significar´ıa el hundimiento pra´cticamente inevitable de todo el planeta en una nueva Era de Tinieblas igual de grave o peor que la de mediados del siglo 14 en Europa.

La opcio´n a mano

Mientras el Gobierno de Bush mantenga sus locas direc-trices actuales, solamente en algunos c´ırculos del Reino Uni-do y en la cooperacio´n entre la Rusia del presidente Vladimir Putin y otros Estados de Eurasia continental existe alguna posibilidad activa de iniciar de veras la adopcio´n de una alter-nativa eficaz a las horribles consecuencias de lo que tendr´ıa para la generalidad del mundo el que se mantenga el rumbo de Bush.

En el propio Reino Unido, aun entre muchos cuyas orien-taciones no son, digamos, las mejores, hay cierto pavor por las implicaciones de la vil locura del Gobierno estadounidense actual, as´ı como de un Congreso de los Estados Unidos que sigue arrastra´ndose, como una recua de oportunistas cobardes o algo peor, ante las exigencias del Gobierno de Bush y otras parecidas.

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