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El Amaranto


Enviado por   •  11 de Agosto de 2013  •  3.036 Palabras (13 Páginas)  •  693 Visitas

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EL AMARANTO O HUAUTLI

Dentro del maravilloso legado que dejaron nuestros antecesores contamos con una canasta básica en nuestra alimentación basada en el Fríjol, el maíz, El chile, pero no esta considerado el AMARANTO.

Su cultivo se remonta a más de siete mil años. Algunos autores afirman que los Mayas serían los primeros en cultivarlo y que luego poco a poco lo fueron haciendo Aztecas e Incas.

Miles de hectáreas de tierras Anahuacas, incas y de otras culturas, se encontraban cultivadas con estas hermosas plantas altas y rojizas; 17 provincias mandaban -al igual que maíz, frijoles, calabazas y chiles- más de 20,000 toneladas de sus granos a la antigua Tenochtitlán (hoy la Ciudad de México), en tributo anual al emperador azteca Moctezuma.

No obstante, el uso del huautli o amaranto tiene su origen desde la época prehispánica, al grado que entre las antiguas culturas era considerado como un alimento ritual al que se le atribuían propiedades curativas. Este era consumido en ceremonias religiosas o teofagia (comerse a los dioses), para las cuales se elaboraban figuras de deidades con harina de este grano, mismas que consumían quienes previamente habían confesado sus faltas de tipo moral.

La práctica prehispánica relacionada con el amaranto se vio desplazada durante la Colonia por la religión católica, que vio con malos ojos este equivalente a la comunión cristiana, sólo que en lugar del trigo, las civilizaciones prehispánicas usaron el amaranto para elaborar el cuerpo de sus dioses.

El historiador de la UNAM, Salvador Reyes Equiguas, llevó a cabo una investigación sobre el huautli en la cultura nahua, misma que recibió el Premio Francisco Javier Clavijero, de Historia y Etnohistoria, en la categoría de Maestría, en la pasada entrega de Premios Anuales INAH, establecidos por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) con la finalidad de dar impulso a las investigaciones de las áreas antropológicas a nivel nacional.

El amaranto tuvo una gran relevancia entre las civilizaciones prehispánicas, particularmente en los hablantes del náhuatl, como los mexicas, tlaxcaltecas, chalcas, xochimilcas y tlahuicas. En la actualidad algunas comunidades que hablan esta lengua siguen cultivando la planta para fines rituales y comerciales.

A través de este trabajo, titulado El huautli en la cultura náhuatl, Reyes busca desentrañar los motivos que produjeron el decaimiento de la producción de este grano a partir de la época Colonial. “Parece ser que ante el valor ritual y cultural que le daban las antiguas civilizaciones, con la elaboración de representaciones de sus dioses, la introducción de la religión cristiana que crea al nuevo Dios a partir del trigo, desplazó al amaranto. Entonces el abandono de su cultivo se dio por asuntos de tipo social y religioso”.

En la antigüedad, el huautli formaba parte de una comunión o ritual de geofagia, que se denominaba teoqua, en el que se creaban figuras de los dioses con harina de este grano, que se llamaban ixiptla.

Las ceremonias en las que se hacía ayuno, ofrendas y danzas, no sólo se hacían con fines de pedimento de lluvia, sino también para saneamiento de padecimientos cuyo origen se atribuía a faltas morales y relacionadas con el agua, como la sífilis y la deformación de huesos por fiebre reumática, respectivamente. “Quienes tenían faltas y las confesaban ante los sacerdotes de Tlazolteotl y Tezcatlipoca, éstos les prescribían que después de la confesión tenían que comer los ixiptla, con lo cual se rompía el ayuno”.

La masa con la que creaban a sus dioses era llamada tzoalli, compuesta por harina de amaranto previamente tostado y miel negra de maguey, que le daba consistencia y ayudaba a moldear las figuras. “Este alimento lo podían conservar durante mucho tiempo y comerlo de acuerdo a las necesidades cuando enfermaban, según dicen los escritos en náhuatl y de evangelizadores y cronistas españoles.

Hay versiones que señalan que los españoles en su afán por erradicar este ritual pagano, prohibieron el cultivo del grano, como el caso de los hongos y el peyote, aunque nunca se ha encontrado una restricción expresa en contra del amaranto, como en el caso de dichas plantas alucinógenas. Y aunque hubiese existido no significa que haya tenido éxito.

La decadencia del cultivo del amaranto también tuvo un origen social. Si bien el maíz era la planta por excelencia en Mesoamérica, el huautli se cosechaba como un grano alternativo en los casos en los que se tenía una mala cosecha de la gramínea.

“Si había un mal año en la cosecha del maíz, el temporal era salvado por el amaranto al ser una planta más resistente a cambios climáticos. Por ello, este grano era asociado a tiempos de ayuno, abstinencia y pobreza”, sin embargo la llegada del trigo a América desplazó su producción.

“Las mejores tierras se destinaron al cultivo del trigo, y en segundo lugar al maíz, mientras que el amaranto al ser alternativo, quedó en un lugar ínfimo” pero a pesar del paso del tiempo, en la actualidad todavía se siembra el huautli con fines rituales, y en mayor medida para su comercialización.

En algunas comunidades de la montaña de Guerrero, investigadores del INAH han documentado la sobrevivencia de rituales de petición de lluvias, para los que elaboran tamales de amaranto en forma de deidades que se ofrendan en los cerros. De la misma manera, en localidades cercanas a Texcoco, Estado de México, este tipo de alimentos se colocan en las ofrendas de Día de Muertos.

La tradición oral de Tulyehualco, en la delegación Xochimilco, atribuye a Fray Martín de Valencia la receta de la golosina de la “alegría”. Durante su labor misionera en sitios como Chalco, Mixquic y Xochimilco, el religioso tuvo la idea de crear un alimento basado en el grano reventado del amaranto mezclado con miel.

Tal hecho se ubica a mediados del siglo XVI, cuando el evangelizador franciscano lo dio a probar a los indígenas y a éstos les dio tanta alegría que empezaron a bailar y a tocar música, aludiendo a un antiguo ritual prehispánico, lo que dio origen a la golosina conocida hoy como “alegría”, Tulyehualco, Distrito Federal; Zacualpan de Amilpas, Morelos; Huaquechula, Puebla y San Miguel del Milagro, Tlaxcala, son de los principales sitios de producción del amaranto con fines comerciales, excepto en las localidades del Balsas

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