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El Lider Razonante


Enviado por   •  29 de Octubre de 2013  •  2.642 Palabras (11 Páginas)  •  354 Visitas

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Líder resonante crea más

Autor: Ing Cristina Yacoub Liderazgo 01 / 2004

Daniel Goleman y Richard Boyatzis en su libro “El Líder Resonante Crea mas” señalan la importancia del conocimiento de las emociones y como aprovecharlas para ser más exitosos dentro de la organización.

Los líderes resonantes son personas capaces de despertar en sus seguidores entusiasmo y movilizarlos a donde se desee, encausando las emociones de cada uno de los individuos de tal forma que todo marche como es debido. Explican que cuando las emociones son transmitidas de forma positiva sin duda el funcionamiento del grupo alcanzará cuotas muy elevadas, en cambio quienes se inclinan hacia el resentimiento y la ansiedad, encaminan los grupos a la desintegración.

Definen las emociones como un circuito abierto donde la estabilidad emocional depende en parte de las relaciones que establecemos con los demás, a diferencia del resto de los sistemas de cuerpo humano que son un circuito cerrado ( circulatorio, respiratorio) razón que explica la importancia del líder, sus acciones y como influyen en la organización. Este circuito abierto facilita el contagio de las emociones, pudiendo afectar de esta forma, el líder, el clima emocional de toda una empresa. Afirman que estudios realizados determinaron que tanto la alegría como la cordialidad se transmiten mas rápidamente que la irritabilidad y la depresión, además que el estado de ánimo determina la eficacia laboral. Lo líderes emocionales se convierten en atraedores límbicos que ejercen una gran influencia sobre el cerebro emocional de sus seguidores. Por otro lado, las emociones negativas secuestran la atención y dificultan el trabajo, presentando de esta forma disonancia en el grupo, donde las personas tienen la sensación de encontrarse desconectados a los demás. Mientras que el líder resonante, tiene la habilidad de congeniar las características de todos los estilos de liderazgo según sea el caso manteniendo siempre una conexión con sus seguidores prolongando el tono emocional positivo, originandose la resonancia en el ambiente de la cual hablan los autores

En varias ocasiones muchos de nosotros hemos asistido a talleres, seminarios y jornadas de liderazgo y desarrollo, fuertemente entusiasmados con ideas refrescantes acerca de la importancia del cambio para el logro del éxito, salimos completamente convencidos de que ésta vez sí vamos a mejorar, y cuando llegamos a nuestros hogares, sitios de trabajo o de estudio, nos encontramos con numerosas situaciones urgentes que resolver, todo tipo de llamadas telefónicas una tras otra requiriendo nuestra atención, docenas de emails por leer que llegaron mientras estábamos fuera, y es allí donde empieza a desvanecerse lentamente nuestra decisión de cambio, olvidamos lo recientemente aprendido y poco a poco caemos en los viejos hábitos hasta que un buen día todo vuelve a ser como siempre.

¿Por qué dura tan poco los efectos de algunos programas?. Existen diversas razones y fácilmente podemos citar algunas que resultan muy obvias, tales como que la práctica de nuevos hábitos requiere de tiempo y dedicación, o la falta de un adecuado feedback que nos ayude a determinar los aspectos que ameritan ser mejorados. Daniel Goleman, el conocido escritor de “Inteligencia Emocional”, nos plantea junto con Richard Boyatzis y Annie McKee una respuesta tan novedosa como revolucionaria en su más reciente libro “El líder resonante crea más”, al hablarnos de éste conocido fenómeno anteriormente descrito, como el efecto “luna de miel” que ocurre con la mayoría de los programas de liderazgo, y que describen como el desvanecimiento de la mejora inmediata del proceso de formación al cabo de un período que varía entre los tres y los seis meses, apuntando que el problema está en que muchos de los programas destinados al mejoramiento de competencias de la inteligencia emocional van dirigidos a la región neocortesal del cerebro, encargado de las funciones superiores: pensar, percibir, imaginar, analizar, así como comportarnos como seres civilizados, más que hacia el sistema limbico que es el encargado de las respuestas emocionales y de la memoria.

El sistema límbico, se encuentra en la parte media del cerebro y comprende centros importantes como el tálamo, hipotálamo, el hipocampo, y la amígdala cerebral, ésta ultima almacena la información con carga emocional. Es en ésta parte del cerebro que se generan las reacciones inexplicables que después de haber sucedido nos dejan reflexionando sobre nuestro comportamiento, ya que al recibir un estimulo parte de la información llega a la amígdala antes que a la corteza neocortical, encargada del razonamiento; produciéndose reacciones apresuradas producto de la emoción generada en la amígdala cerebral, antes que la parte pensante del cerebro reaccione y coordine una respuesta.

Lograr mantener un control emocional adecuado nos permitirá ser lideres resonantes, pues para lograr el éxito personal y empresarial, no basta tener un alto coeficiente intelectual, sino que depende en gran medida de la capacidad que se tenga para controlar nuestras reacciones ante situaciones que nos produzcan molestia, tristeza, ansiedad, e incluso alegría; así como, de la capacidad que tengamos para sintonizar con nuestros propios sentimientos y con los sentimientos de los demás.

Buen punto de partida es conocer el papel exacto que desempeñan las emociones en el trabajo de los líderes y en la eficacia de todo tipo de organizaciones, pues aún cuando en la corteza neocortical el aprendizaje de nuevas ideas es mucho más rápido y preciso del que puede lograrse con el cerebro límbico, los programas de desarrollo de competencias de liderazgo proponen cambios en hábitos que muy probablemente adquirimos en temprana edad, y que por tanto están profundamente arraigados, requiriendo de un tipo de aprendizaje diferente, con enfoque emocionalmente inteligente que influya directamente en los centros emocionales.

Esto es un desafío que requiere de un alto grado de motivación pues, desarrollar competencias de liderazgo que no aprendimos en temprana edad, para el adulto representa una doble tarea: deshacerse de los hábitos que ya no nos sirven y reemplazarlos por otros nuevos, teniendo que trabajar más duro y por más tiempo que cuando lo aprendimos por primera vez.

Dentro de este orden de ideas, es preciso definir que el primer paso del proceso de cambio en los ámbitos de los equipos y de las organizaciones

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