El acelerado desarrollo de China

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El acelerado desarrollo de china ha atraído la atención mundial en años recientes. Las implicaciones de varios aspectos del ascenso chino, desde su influencia y poderío militar en expansión hasta su creciente demanda de suministros energéticos, son objeto de acalorado debate en la comunidad internacional y dentro del mismo país asiático. Por eso es crucial entender los logros de China y la ruta que sigue hacia un mayor desarrollo. Desde que comenzó a abrir y reformar su economía, en 1978, su crecimiento anual del PIB ha sido de 9.4% en promedio, una de las tasas más altas del mundo. En 1978 representaba menos de 1% de la economía mundial, y su comercio exterior total ascendía a 20600 millones de dólares. Hoy representa 4% de la economía mundial y su comercio exterior asciende a 851000 millones de dólares, el tercer lugar en volumen en el planeta. También ha atraído miles de millones de dólares de inversión extranjera y más de un billón de dólares de inversión nacional no pública. Poco más de 10 años atrás apenas contaba con servicios de telecomunicación; hoy cuenta con más de 300 millones de suscriptores de telefonía móvil, más que ninguna otra nación. Para junio de 2004, casi 100 millones de personas en el país tenían acceso a internet.

China ha alcanzado en verdad la meta que se propuso en 1978: ha mejorado en forma significativa el bienestar de su pueblo, aunque con frecuencia su desarrollo ha sido estrecho y disparejo. Los últimos 27 años de reforma y crecimiento han mostrado también al mundo la magnitud de su fuerza laboral, creatividad y poder de compra, su compromiso con el desarrollo y su grado de cohesión nacional. Una vez que movilice todo su potencial, su contribución al planeta como motor de crecimiento no tendrá precedente.

La elección estratégica más significativa hecha por China ha sido integrarse a la globalización económica, en vez de aislarse de ella. A finales de la década de 1970, cuando la nueva revolución tecnológica y una nueva oleada de globalización económica se desenvolvían con gran ímpetu, Beijing se sumó a la tendencia y revirtió las prácticas erróneas de la Revolución Cultural. Sobre la justificación de que el desarrollo de la nación dependería del lugar que ocupara en un mundo abierto, Deng Xiaoping y otros dirigentes decidieron aprovechar la oportunidad

histórica y cambiar el enfoque de su labor hacia el desarrollo económico. Emprendieron reformas dirigidas a abrir e impulsar los mercados internos e incursionar en los internacionales. Pusieron en marcha el sistema de contratación de hogares en zonas rurales y abrieron 14 ciudades costeras, con lo cual dieron inicio a un periodo de despegue económico.

China ha basado su proceso de modernización sobre todo en sus recursos nacionales. Se ha apoyado en las innovaciones ideológicas e institucionales

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