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El poder y sus disfraces. Capítulo VI (De la macroestructura al microproceso: análisis


Enviado por   •  1 de Octubre de 2018  •  Apuntes  •  1.413 Palabras (6 Páginas)  •  308 Visitas

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NOMBRE: Sofia O. Pérez Erazo                                                                                                               CODIGO: 1625460

GUÍA No. 2. PRIMERA REVISIÓN DEL ESTADO DEL ARTE

UBICACIÓN

Libro

TÍTULO

El poder y sus disfraces. Capítulo VI (De la macroestructura al microproceso: análisis antropológico de la práctica política) y VIII (¿La sociedad contra el estado moderno?: la política de los movimientos sociales)”

AUTOR (ES)

John Gledhill

Citando a Gilsenan, Gledhill, dentro del debate clientelar sostiene que en el proceso de mediación entre los “niveles locales y los niveles superiores” son el resultado de dos elementos centrales: por una parte, se encuentra el fraccionamiento de sociedades, a causa de la intermitencia del estado; y por otra, responde a los débiles vínculos “horizontales”.

Así mismo, el autor presenta la “teoría transaccionista” de Frederick Barth como un elemento fundamental para entender las relaciones de poder que dirigen el actuar de los sujetos, aun cuando ellos no los conocen en su totalidad o no son conscientes de sus efectos. En este sentido, el autor expresa que la comprensión de las acciones realizadas por los actores políticos solo puede ser entendidos a partir de “marcos sociales y culturales específicos”

De igual manera, observa cómo la “teoría de la representación política” de Pierre Bourdieu, sugiere que la acción social se construye sobre la persecución de intereses determinados culturalmente que no solo se remiten a elementos materiales o económicos, sino que están atravesados por las esferas simbólicas y de reconocimiento. En este sentido, Bourdieu sugiere que el liderazgo político genera “prácticas políticas” que desembocan en la exclusión del “hombre común”, es decir que se convierte en un sistema jerárquico al que solo un sector privilegiado puede acceder. Por tanto, según el autor, “dispensar puestos de trabajo dentro del aparato pasa a ser más importante que ganar “las mentes y corazones”, y la tarea de hacer política se convierte en una cuestión cerrada y profesionalizada”, de tal manera que, en vez de representar las “voluntades de sus bases”, terminan restringiéndose solamente a acciones de movilización sin conciencia.

En cuanto al capítulo VIII, el autor plantea que los movimientos sociales se caracterizan por la heterogeneidad de sus bases y de sus propósitos, así pues, los movimientos no solo se determinan por las clases y/o identidades, sino más bien, por diversas motivaciones que los llevan a colectivizarse. Sin embargo, en algunos casos estos procesos organizativos tienden a unirse para trabajar alrededor de una causa común, pero tienden a debilitarse debido a las dualidades “políticas o de derechos”. En esta línea de ideas, Gledhill concluye que los movimientos no siempre son coherentes con sus visiones y acciones, sino que, por el contrario, tienen contradicciones y ambigüedades desde sus propias conformaciones.

Según el autor, Touraine sostiene que los movimientos sociales están en una constante negociación sobre la participación del estado en la resolución de sus conflictos, más que en la recuperación de su “historicidad” y de sus orígenes como colectividad. Sin embargo, retomando la critica a Laclau, Gledhill sostiene que las organizaciones se basan más en responder a las necesidades inmediatas de sus agentes, que a las construcciones discursivas que de los mismos grupos.

Ahora bien, Gledhill retoma de Hellman el concepto de la fetichización de la autonomía, para argumentar que los actores políticos de los movimientos tienen distintos marcos de referencia sobre la ideal sociedad. De esta manera, las organizaciones tienden a pensar la autonomía, sin dejar de lado, la visión asistencial del estado como un ente que debe solventar sus requerimientos. Para lo cual, el autor menciona que no se debe ver a los agentes como individuos desprovistos de “contradicciones internas y tendencias contradictorias”, que se encuentren aislados y poco permeados de los ámbitos sociales, culturales y políticos de mayor amplitud. Sin embargo, menciona que el trabajo de Stun revela que aun cuando existan estas prácticas contradictorias, los actores tienen capacidad de agencia, que desde su contexto pueden emprender alternativas y crear propias estrategias para solucionar sus conflictos.

PALABRAS CLAVE

Poder, movimientos sociales, liderazgo, contradicciones, capacidad de agencia

OBSERVACIONES ADICIONALES

Este texto me condujo a pensar que más allá de las relaciones que se construyen entre los líderes sociales y el grupo de base de los movimientos sociales tales como el CIMA, sería importante observar cómo los marcos de interpretación de la organización influyen en las formaciones organizativas y discursivas de los procesos de base.

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