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Es 25 de mayo del 2062. Mamá anda muy estresada


Enviado por   •  8 de Mayo de 2015  •  Síntesis  •  3.353 Palabras (14 Páginas)  •  172 Visitas

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Es 25 de mayo del 2062. Mamá anda muy estresada, no se le puede hablar. Pero entiendo por qué y trato de ayudar. Hoy es mi cumpleaños. Ella me está comprando un queque. Probablemente va a comprar unos refrescos para acompañar el pastel. Estos son de los días en que nos llevamos bien, usualmente nos llevamos mal. Yo estaba en nuestra casa, esperándola. Es un poco pequeña. Es de dos pisos. Entrada de puerta redonda. Un estilo colonial, color amarilla. Parece un edificio más que una casa. No es agradable para la vista. Qué se podría esperar de todos modos, aquí todos vivimos así, en una maldita miseria. De verdad hago el esfuerzo de ser feliz. Debería hacerme feliz el hecho de que mi mamá anda gastando en un quequito para mí, gastando plata que definitivamente no debería gastar. Debería alegrarme el hecho que voy a celebrar mis 16 años con mi familia, pero por alguna inexplicable razón no puedo. Simplemente no lo logró y no sé por qué. Es como si me levantaran paredes en un horizonte que ya he observado. Un horizonte muerto y desolado, que no inspira al ser a caminar. A seguirlo. Creo que dentro de poco, cuando estemos cortando el queque van a haber mentes ocupadas en sus infinitos deseos, sonrisas comprometidas, palabras falsas, qué se yo qué más.

-Eduardo, estamos afuera. Dijo alguien afuera de mi casa.

Son mis abuelos y mi tío.

-Voy.

Estaba en el segundo piso. Estaba sin camisa. Me puse una camisa roja lisa y me encaminé a abrirles.

-Hola tita, lelo. Tío Ronald. Les dije.

Me saludaron. Cada uno me dio un abrazo, me felicitaron. Fue lindo. Mi abuelo pasó, e inmediatamente prendió el aire condicionado de la casa con toda confianza. Por aquí hace mucho calor. Demasiado calor.

-Eduardo, estuvimos tocando como por diez minutos. Me dijo mi abuelo.

-¿Estuvieron usando el timbre? Porque el timbre se jodió hace unos días, mi mamá y yo tenemos que llamar a algún técnico que nos ayude.

-Con razón no nos oía.

Se sentaron en un sillón cama un poco viejo que teníamos cerca de la puerta principal. A la par teníamos una mesa redonda con cuatro sillas y un gran mantel cuadrado sobre ella, el cual era de color rojo. Teníamos un ventilador en el techo girando a toda velocidad. Las paredes eran blancas, no eran lizas, tenían un relieve intencional. Dentro de la casa las paredes se veían grises. Los azulejos del suelo era un azul no muy chillón.

-Mi mamá ahorita viene, anda comprando un queque.

Mi abuela me dijo que me le acercará un momento. Ella abrió su bolso y me dio 20 kleos. Yo me sorpendí, era demasiado dinero para mí.

-Tita, dios muchas gracias. Le di un abrazo.

Pues hay quienes le devolverían el dinero a ella. Sí me sentí mal por ella, pero quería el dinero. Mi instinto me decía que lo ocupara. El dinero aquí significa vivir. Exploraba mi hogar con mis ojos. Mi abuelo ahí sentado, mi tío hablándole y mi abuela viendo su bolso satisfecha. Me dieron ganas de llorar, hay algo que no veo que calze aquí. Vi esa escena por un minuto eterno. Oí donde tocaron la puerta. Estaba casi seguro que era mi mamá. Iba a abrirla pero mi tío me habló antes.

-Eduardo ¿Dónde está el control del televisor?

-No tenemos.

Era un televisor pequeño, estaba colgado en una esquina en la pared, un poco alto. Había que pararse de puntillas para cambiar los canales. Mi tío puso las noticias nacionales. Estaban anunciando un especial en las noticias. <<30 ANIVERSARIO DE LA REPÚBLICA DE ESTRAGENIA. EL DESCUBRIMIENTO DE LOS NUEVOS DIOSES. LA ANEXIÓN DE LOS PAÍSES SURAMERICANOS. VEALO HOY A LAS 7PM>>.

-Mirá va a estar interesante ver eso. Dijo mi abuelo.

-Igual quién carajos no se sabe esa historia. Respondió mi tío.

Le abrí a mi mamá. Ella en efecto traía un queque y unos refrescos en una bolsa. Yo procedí a ayudarle apenas la ví. Estaba agradecido, pero a mi manera. Yo no suelo exteriorizar mis emociones. Puse los refrescos en la mesa. Ella puso el queque en el juego de cocina que teníamos. Todos se levantaron del sillón cama.

-Pa, ayúdeme con los platos y los vasos, por favor. Dijo mi mamá a mi abuelo.

Mi mamá me volvió a ver.

-¿Regaste las plantas? Me preguntó mi mamá

-No.

-¿Y tampoco se ha bañado?

-No. Le respondí un tanto apenado.

-Pues apúrese, no va a celebrar todo añejo.

Asentí con la cabeza. Subí las gradas lo más rápido que pude. En el segundo piso teníamos un balcón bastante espacioso. Ahí teníamos unas cuantas plantas, bueno...bastante plantas creciendo. Las medicinas en este país son caras y la gente se resfría mucho. Plantas medicinales son una buena solución. Sin embargo, es ilegal, pero desde donde yo sé ningún oficial anda inspeccionando ese tipo de cosas. Hay otras eventualidades por las cuales preocuparse. Subí a bañarme. Sé que hacía calor, pero el agua sale muy fría. Decidí calentarla un poco. Duré un tanto en el baño. A veces no suelo medir el tiempo. Y no, no me la estaba jalando. Hay quienes dicen que solo nosotros que yacemos en la tierra o en el mundo físico percibimos el tiempo lineal, pero que el tiempo se me mueve en infinitas direcciones y en ninguna a la vez. Yo no solo creo eso, pero lo siento eso. En momentos tan mundanos como este, son los más especiales para percibir tal fuerza. Había puesto una cubeta en la ducha para agarrar el agua que caía. Aún si caía con jabón, mi mamá y yo sabemos como separar el agua de jabón. Es un viejo truco que nos enseñaron en este barrio. El barrio 40-276. Así ahorrabamos agua en esta casa, la 5A. Pero sí, cuando caía en esta casi interminable introspección pensaba en ellos. En mi familia. En los que estaban y los que se habían ido. Mi hermana, mi hermano y mi padre. Solo mi mamá y yo vivíamos juntos. Los demás vivían por su cuenta. De repente, el agua paró de caer. La luces se apagaron en toda la casa. El tele cesó de proyectar su imagen. Estabamos acostumbrados a que fuera la guerra o algún conflicto de esa indóle. Pero al cabo de unos instantes, supé qué había pasado. Me esforcé por oír que decían mis parientes en el primer piso.

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