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Evaluacion De Los Aprendizajes

mache845 de Mayo de 2013

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CAPITULO II.

EVALUACIÓN DE LOS APRENDIZAJES

LA PROBLEMÁTICA EDUCATIVA.

La baja calidad educativa es uno de los problemas más lacerantes en nuestras sociedades Latinoamericanas, sus negativas repercusiones se reflejan no sólo en las cifras del rezago Educativo, sino que en nuestra forma y calidad de vida.

Hoy en día que se aplican pruebas internacionales como PISA que compara el rendimiento Estudiantil con países de diferentes continentes hemos podido constatar que por lo común nuestros estudiantes latinoamericanos no logran puntajes elevados en temas como la Comprensión lectora, matemáticas o geografía.

Ahora bien, es necesario preguntarse cómo se relaciona la evaluación con la calidad. Al responder se debe considerar que la primera tiene como finalidad valorar los resultados educativos provenientes del y el proceso de las acciones educativas, se deduce que, por medio de la evaluación, se puede constatar la calidad de nuestros servicios educativos y, a partir de ello, tomar las medidas necesarias. Es imprescindible que en nuestras instituciones educativas se forme una cultura de la evaluación, entendida como exigencia de los involucrados en el acto educativo, para constatar la calidad de los procesos y productos educativos, verificando su impacto en el rendimiento escolar. No se debe menospreciar el efecto negativo que ha tenido la educación tradicional, donde se valoraba más la obediencia que la sapiencia y lo más importante era repetir lo que el maestro decía y no tanto comprender, donde la finalidad era pasar y aprender después.

También el sistema indicaba que para aprobar materias, había que repetir en el examen copias textuales de los libros de texto o de los apuntes de clase, no importando que lo aprendido de esa forma tuviera una relación o sentido con la vida cotidiana o sirviera de base para estudios posteriores.

Se pueden aprobar exámenes, pero eso no significa que el estudiante haya comprendido el conocimiento enseñado, por eso se produce olvido una vez que se han presentado los exámenes correspondientes. Son conocimientos "epidérmicos" ya que no pasan de la piel o superficie, no se vuelven parte del estudiante. Por ello, al no adquirir realmente lo que deberían aprender, van aumentando las "lagunas" que, en algunos casos, son verdaderos "océanos" de ignorancia dentro de los educandos, ocasionado que cuando llegan a un nivel o grado para el que supuestamente están preparados, se les tengan que volver a enseñar contenidos que ya debieran dominar.

En una evaluación integral y justa se deben emplear diversos mecanismos para valorar otro tipo de conocimientos, aparte de los teóricos, debido a que los resultados del aprendizaje son también múltiples. Como decíamos en el capítulo anterior es necesario valorar igualmente los conocimientos procedimentales y actitudinales, situación que ahora muy raramente ocurre. Ello implica la necesidad de cambiar las prácticas educativas porque las actuales en su mayoría están centradas.

Definiendo la evaluación de los aprendizajes

Las definiciones de evaluación educativa han variado a lo largo del tiempo según lo que se pretende valorar y los métodos a los que se adscribe para realizarla. Así, hay diferentes tipos, los más comunes son la evaluación docente, curricular, institucional, de programas o proyectos, etc.

Comprende tanto la planeación como la puesta en práctica y sobre todo, la verificación del impacto de determinados aprendizajes. Todo lo anterior debe emplearse como guía para la toma de decisiones y especialmente para promover la comprensión de dichos aprendizajes.

Así la evaluación de los aprendizajes es la verificación como proceso y producto de los objetivos o intenciones de aprendizaje. Es decir, juzga lo adquirido por los alumnos como resultado de un proceso instruccional y utiliza la información resultante para mejorar la enseñanza.

La evaluación educativa ¿algo a temer o estimular?

La evaluación es una de las acciones en la que todo mundo dice estar de acuerdo, ya que se destaca su trascendencia y utilidad pero eso es sólo es el discurso porque en la práctica se disimula o evita en lo posible. Jocosamente Patton lo expresa así (1980, p. 16) "…evaluar es hacer a otros lo que no permitirías que ellos te hicieran a ti".

Se reconoce que la evaluación y sus instrumentos tienen limitaciones, lo cual, aunado a la propia complejidad de su objeto de estudio, la hace una tarea particularmente difícil. De ello se desprende que algunas de las críticas hechas son atendibles. Sin embargo, analizando las propuestas y sugerencias de los detractores, hay la sensación de que los argumentos esconden un miedo a ser sometidos a procesos evaluativos, por un sinnúmero de razones, legítimas o no.

La realización de evaluaciones justas y técnicamente bien hechas no es una tarea fácil por estas y otras razones, sin embargo, ante esto cabe preguntarse qué se debe hacer: ¿evitarla? o ¿simular que se hace? Imaginemos una escuela donde no supiéramos el alumno qué está aprendiendo en realidad, o desconociéramos la efectividad de las estrategias de enseñanza empleadas por los docentes, o los resultados de la gestión académica, o la forma como se aplica el currículo.

Si la evaluación ha sido mal empleada o es arma de falsos redentores no debe conducirnos a deshacernos de ella, sino procurar aplicarla con el máximo rigor metodológico y técnico, cuidando siempre los aspectos éticos inherentes a la misma.

El compromiso de los educadores es, entonces, poner todos los medios y las condiciones a su alcance para hacer que todos los alumnos aprendan, esmerarse en cumplir con el proyecto escolar y realizar su mayor esfuerzo para lograrlo; es sobre esas acciones como debe ser valorada la institución educativa.

Funciones y ventajas de la evaluación

Las funciones de la evaluación son:

1. Ser un instrumento que valore la calidad educativa y tome medidas pertinentes para su

mejoramiento.

2. Confrontar lo planeado con la realidad, ayudando a verificar en qué medida se alcanzan los objetivos propuestos.

3. Ayudar a la superación académica de los directivos, profesores y alumnos, cuando es producto de un proceso bien dirigido.

4. Valora el esfuerzo y el grado de compromiso de todos los involucrados en el acto educativo. Contrariamente a concebir la evaluación como un factor de persecución y descalificación personal por fijarse únicamente en las deficiencias, debe ser una herramienta que ayude a valorar lo bien realizado y el grado de compromiso de todos los involucrados en la búsqueda de los propósitos educativos. Las anteriores son las principales funciones de la evaluación, sin olvidar que una de las más usuales es la acreditación de los aprendizajes a la que tanta importancia asignan las instituciones, pero esta no debe ser la única.

Por otra parte, cuáles son sus ventajas y a quién sirve cualquier proceso evaluativo. Ampliando la explicación de los beneficios de la evaluación para cada uno de los agentes educativos, tenemos:

a. Alumnos: Les es benéfico de varias maneras, aunque en primera instancia parecería que no, dado el carácter de descalificación con la que frecuentemente se usa. Sin embargo, concibiéndola de manera diametralmente a la tradicional tenemos que, al ser evaluados, les permite identificar en diferentes momentos el grado y calidad de los aprendizajes alcanzados.

b. Docentes: Uno de los problemas que tiene la evaluación es que los maestros, por presiones institucionales, sobrevaloran la función acreditativa que usualmente le otorgan las escuelas y existe el peligro que, al centrarse únicamente en ella, se limite su importante papel, consistente en servir de mecanismo para proporcionar al maestro elementos para orientar de mejor manera tanto sus estrategias de enseñanza como la planeación de su clase.

c. Los directivos y la institución: La evaluación es uno de los principales instrumentos con los que el cuerpo directivo dispone para trabajar de manera clara y conseguir las finalidades institucionales, que muchas veces se pierden entre tanta burocracia y actividades sin sentido.

De ahí la importancia que los instrumentos con los que se evalúa a los estudiantes sean amplios, adecuados y bien hechos, que no sólo sirvan para asignar una calificación justa a los estudiantes -de manera que se cuente con los elementos suficientes para decidir quiénes acreditan el curso y quienes no- sino también para ayudar a verificar la calidad de la instrucción proporcionada por la institución educativa.

Momentos de la evaluación

Usualmente se coloca a la evaluación al final del proceso de enseñanza-aprendizaje, como una instancia que juzga los resultados últimos de todo el accionar educativo. Esta idea es parcialmente cierta, pero la evaluación debería efectuarse en por lo menos tres amplios momentos: antes, durante y después de la instrucción. Estas tres fases deben ser planeadas por el docente para decidir qué instrumentos va a utilizar en cada una de ellas y de qué forma los aplicará.

1. Evaluación diagnóstica. Se efectúa durante el primer contacto del maestro con sus alumnos, antes de presentarles el programa y las actividades planeadas.

2. Evaluación formativa. Es la realizada durante la impartición del curso y sirve de retroalimentación, dando oportunidad al docente de ajustar su enseñanza.

3. Evaluación Sumaria. Es la que todos conocemos y es efectuada al concluir la enseñanza para valorar integralmente el aprendizaje de los alumnos y, generalmente, otorgar una calificación final o acreditación.

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