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Evaluación de la carga física derivada del trabajo dinámico y estático


Enviado por   •  11 de Mayo de 2014  •  Tesinas  •  3.801 Palabras (16 Páginas)  •  527 Visitas

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CONTENIDOS Y DESARROLLO DE LA UNIDAD

1. Carga física del trabajo.

1.1. Concepto de carga física.

1.2. Los trastornos musculoesqueléticos.

1.3. Normativa aplicable a la evaluación de la carga física de trabajo

2. Evaluación de la carga física derivada del trabajo dinámico y estático.

2.1. Presentación. Mecanismos fisiológicos de la contracción muscular.

2.2. El consumo de oxígeno como medida de la carga del trabajo dinámico.

2.3. Capacidad de trabajo físico.

2.4. Métodos indirectos para la estimación del consumo energético durante el trabajo.

2.5. Fatiga y recuperación.

3. Carga mental: principios y requerimientos

3.1. Definiciones y conceptos.

3.2 Consecuencias de la tensión mental.

3.3 Determinantes de la carga mental.

3.4 Prevención de la carga mental.

3.5 Información y formación.

4. Metodología para evaluar la carga mental del trabajo

4.1 Factores de carga inherentes a la tarea

4.2 Incidencias sobre el individuo

5. Estrés laboral

5.1 Definición.

5.2 Estresores laborales.

5.3 Factores moduladores: características individuales-apoyo social.

5.4 Respuestas de estrés.

5.5 Consecuencias del estrés.

5.6 Evaluación del estrés.

5.7 Prevención del estrés.

6. Cuestionarios de autoevaluación

7. Actividades de seguimiento y control

1. CARGA FÍSICA DE TRABAJO

1.1.- CONCEPTO DE CARGA FÍSICA

Como sabemos, el cuerpo humano es requerido continuamente a realizar un trabajo físico, tanto en el entorno laboral como en el extra laboral. Básicamente, tres son los tipos de demandas que nos podemos encontrar:

• Mover el cuerpo o alguna de sus partes (andar, correr, etc.)

• Transportar o mover otros objetos (acarrearlos, levantarlos, darles vuelta, alcanzarlos…)

• Mantener la postura del cuerpo (tronco hacia delante, girado, brazos elevados…)

Para responder a estas demandas, nuestro cuerpo pone en marcha complejos mecanismos que finalizan en la contracción muscular, la cual permite que realicemos la actividad o ejercicio demandados. Estos mecanismos tienen lugar en muy diversos órganos: cerebro, sistema nervioso, pulmones, corazón, vasos sanguíneos y en los músculos.

A la respuesta que se produce en el organismo la denominamos CARGA FÍSICA DE TRABAJO y depende de la capacidad física de cada persona. Por ello, aunque las demandas sean idénticas, la carga física derivada puede ser distinta en cada uno de nosotros, aspecto que debe tenerse muy presente al planificar la evaluación de riesgos.

(En los textos en inglés nos encontramos los términos physical stress, para describir las demandas físicas del trabajo, y strain para la respuesta que se produce en el cuerpo humano, por lo que algunas autores emplean estrés y tensión, haciendo uso de la traducción literal al castellano de los términos ingleses).

1.1.1. TIPOS DE CONTRACCIÓN MUSCULAR Y EFECTOS EN EL ORGANISMO

Determinadas demandas físicas, como andar o correr, obligan a que el músculo se contraiga (acorte) y estire (alargue) rítmicamente. A este tipo de contracción muscular se la denomina isotónica. El trabajo o ejercicio realizado recibe el nombre de dinámico.

Ejemplos:

Andar: trabajo dinámico para los músculos de las extremidades inferiores

Levantar un peso de una mesa: trabajo dinámico para las extremidades superiores

En otras ocasiones, el músculo debe contraerse y mantener la contracción durante un tiempo variable. Es lo que ocurre cuando mantenemos una fuerza (sosteniendo un peso, por ejemplo) o una postura determinada. A este tipo de contracción se la denominaisométrica y el trabajo o ejercicio derivado estático.

Ejemplos:

Sostener un peso en brazos varios minutos: Trabajo estático para estos músculos

Mantener el tronco en la misma postura varios minutos: Trabajo estático del tronco

En principio, un trabajo dinámico puede ser realizado durante horas, siempre que se ejecute a un ritmo adecuado a la persona y al esfuerzo, y éste no sea de excesiva intensidad. Además, la contracción rítmica del músculo favorece el riego sanguíneo a la zona que trabaja.

Sin embargo, durante el trabajo estático, la contracción prolongada del músculo comprime los vasos sanguíneos provocando un menor aporte de sangre al músculo contraído (y a los huesos y articulaciones de la zona), de modo que llega una menor cantidad de nutrientes y oxígeno, necesarios para el trabajo muscularo. Esto origina la aparición de la fatiga muscular, que limita el mantenimiento de la contracción. (Véase la Figura 1).

Figura1: TRABAJO ESTÁTICO. LÍMITE DE TIEMPO

DE MANTENIMIENTO DE LA FUERZA

Según el gráfico de la figura 1, una contracción menor del 15-20% de la fuerza máxima de contracción (FCM) de un músculo puede ser mantenida indefinidamente sin que aparezca la fatiga muscular (en teoría). A medida que la contracción es más importante, se puede mantener menos tiempo. Por ejemplo, una contracción del 50% de la FMC podría ser mantenida en torno a unos 2 minutos, transcurridos los cuales el músculo se fatiga y no puede seguir contraído mucho más tiempo.

La fatiga muscular se manifiesta con signos tales como: sensación de calor en la zona del músculo/s, temblores musculares, sensación de hormigueo o incluso dolor muscular.

La fatiga muscular es un proceso fisiológico que afecta al músculo o músculos implicados en el esfuerzo, y se recupera con el reposo de los mismos. Si este reposo no se realiza o es insuficiente para la recuperación de la fatiga muscular, pueden llegar a desarrollarse trastornos musculoesqueléticos.

Otro efecto derivado del trabajo estático es el aumento de la frecuencia cardiaca, ya que el corazón debe bombear más deprisa para tratar de enviar más oxígeno y nutrientes al músculo contraído. Por ello, se ha planteado que el trabajo estático podría ser un factor de riesgo de enfermedades del corazón o cardiopatías.

1.1.2. EVALUACIÓN DEL TRABAJO DINÁMICO

Es muy raro que una actividad laboral sea completamente dinámica o completamente estática; siempre nos encontraremos componentes de ambos tipos de trabajos musculares. Así pues, antes de plantearnos la evaluación de la carga física de una actividad, el primer paso será analizar las exigencias de la tarea para ver cuál de los dos tipos predomina.

Cuando la actividad es muy dinámica, los métodos más indicados son los que estiman la energía consumida o demandada durante la actividad a partir de la medición de parámetros fisiológicos como el consumo de Oxígeno durante la actividad, o la frecuencia cardiaca. (Esto se verá más en detalle en la Unidad 13 de la especialidad).

La determinación del consumo de oxígeno es el más exacto de los dos, pero también el más costoso pues requiere tomar muestras del aire espirado, mientras la persona trabaja, y analizar la concentración de oxígeno. Por ello, se suele emplear más la frecuencia cardiaca (FC) para la estimación del coste de la actividad física realizada.

En la figura 2 podemos ver una simplificación del comportamiento de la FC en una actividad plenamente dinámica (andando, subiendo escaleras, etc.). Según la figura, la FC que tenemos en reposo comienza a aumentar cuando iniciamos el ejercicio o actividad hasta que se estabiliza tras unos cuantos segundos, manteniéndose en ese valor hasta que cesa la actividad. A partir de ese momento comienza a descender hasta que alcanza los valores que teníamos en reposo.

Figura 2. COMPORTAMIENTO DE LA FRECUENCIA CARDIACA

Cuanto más intensa sea la actividad más elevado será el valor alcanzado por la FC en el ejercicio y, también, más largo será el periodo de recuperación (es decir, más tardará en recuperar los valores de reposo).

Basándose en este principio, han sido propuestas diversas clasificaciones de las actividades laborales en función de la FC media alcanzada durante la jornada de trabajo. Estas clasificaciones varían mucho de unos autores a otros por lo que sirven de orientación pero,no deberíamos emplearlas como criterios de referencia. Una de las clasificaciones más sencillas propuestas es la siguiente:

Hay otros indicadores cardiacos que representan mejor la carga física de trabajo que la FC media: el coste cardiaco absoluto (CCA) y elcoste cardiaco relativo (CCR), que se definen de la siguiente manera:

(Donde, FC máx.t es la Frecuencia Cardiaca Máxima Teórica de la persona que realiza la actividad y se calcula restando de 220 la edad que tenga).

Muchos autores han propuesto clasificaciones del trabajo basadas en estos indicadores, como por ejemplo Chamoux, que propone los siguientes criterios:

Para aplicar alguno de los criterios anteriores, debemos antes comprobar que la actividad sea dinámica, que afecte a un gran número de músculos y que no haya estrés térmico, pues la frecuencia cardiaca es mayor cuánto menos músculos participan en el trabajo, cuánto más estático sea éste y, especialmente, cuánto más caluroso sea el ambiente. (Figura 3)

Figura 3: COMPORTAMIENTO DE LA FC EN DISTINTAS SITUACIONES

1.1.3. EVALUACIÓN DEL TRABAJO ESTÁTICO

Cuando la actividad es muy estática (o afecta a poca masa muscular; por ejemplo, sólo a la extremidad superior), la evaluación de la carga física derivada es más complicada, ya que no se ha hallado un parámetro que la describa con tanta precisión como en el caso de la dinámica. Esto es especialmente difícil cuando se presentan combinaciones de trabajos estáticos, por ejemplo, el mantenimiento de posturas junto al mantenimiento de pesos, lo cual no es tan infrecuente. Por ello, no existe un único método válido para todo tipo de situaciones, sino que vamos a tener que emplear distintos métodos o técnicas que se complementen entre sí.

Los métodos propuestos para la estimación de la carga de un trabajo estático incluyen técnicas biomecánicas, mediciones de la actividad muscular (mediante electromiografía), mediciones de los ángulos articulares y otros métodos interpretativos desarrollados a partir de resultados obtenidos en estudios epidemiológicos (como los métodos que estiman los efectos derivados de las posturas de trabajo, o de la manipulación manual de cargas).

A los métodos objetivos para la evaluación del trabajo estático habría que añadir aquellos subjetivos, basados en el registro del grado de fatiga, molestia o dolor muscular sentido por el trabajador. (Recordemos que uno de los indicadores del trabajo estático es la fatiga muscular que se manifiesta por medio de signos muy identificables por quienes la padecen). Estos, generalmente, consisten en un cuestionario en el que se va preguntando sobre el grado de dolor (molestia o fatiga) sentido en distintas zonas del cuerpo.

Estos métodos también han sido utilizados en la evaluación del riesgo de trastornos musculoesqueléticos, que como veremos, tienen como una de sus causas principales la carga estática.

1.2. LOS TRASTORNOS MUSCULOESQUELÉTICOS

Los trastornos musculoesqueléticos relacionados con el trabajo (en adelante TME) son motivo de preocupación en muchos países, pues afectan a un número importante y cada vez mayor de trabajadores, sin limitarse a un sector o a una actividad profesional concretos. Los podemos encontrar en la Industria y en los Servicios, en industrias de montaje y en oficinas, en empresas con plantillas predominantemente femeninas y en las que son mayoría los hombres, entre los trabajadores mayores y entre los muy jóvenes, en la población laboral más antigua y en la recién contratada.

En nuestro país, los datos obtenidos a través del Registro Oficial de los Partes de Enfermedad Profesional nos muestran un importante aumento de las patologías musculoesqueléticas registradas, las cuales han pasado de 894 en 1988 (el 30,1% del total de las enfermedades profesionales con baja de ese año), a 6359 enfermedades con baja en 1997 (el 75,4% del total), siendo la primera causa de enfermedad profesional (Figura 4).

Figura 4: EVOLUCIÓN DE LAS ENFERMEDADES PROFESIONALES

MUSCULOESQUELÉTICAS REGISTRADAS DE 1988 A 1997

Aunque los TME pueden afectar a cualquier segmento del cuerpo, se dan principalmente en: codo y hombro, mano y muñeca, y en la espalda (zonas cervical, dorsal y lumbar).

Los TME han sido asociados a los siguientes aspectos:

• Adopción de posturas de trabajo forzadas

• Estatismo postural

• Aplicación de fuerzas intensas (incluida la manipulación manual de cargas)

• Aplicación repetida de fuerzas moderadas pero que implican a poca masa muscular

• Realización de gestos repetidos

1. 2.1. LOS TRASTORNOS MUSCULOESQUELÉTICOS ASOCIADOS CON LAS POSTURAS DE TRABAJO

Uno de los factores sobre el que más se insiste cuando se habla de los TME es la postura de trabajo. Se han realizado innumerables estudios sobre los efectos de determinadas posturas sobre nuestro aparato locomotor. De ellos, quizá sean los relativos a los efectos sobre la columna vertebral los que hayan tenido una mayor difusión y aplicación al diseño ergonómico (mobiliario, vehículos...).

Así, se han planteado como posturas "peligrosas" para la zona lumbar: las inclinaciones del tronco (hacia delante, hacia atrás o a los lados), los giros o torsiones, y la posición sentada sin un buen apoyo de la zona lumbar. También muchos trastornos cervicales han sido asociados a las posturas adoptadas por la cabeza: inclinaciones o giros.

Ahora bien, ¿qué entendemos por postura? Llamamos POSTURA a la posición relativa de los segmentos corporales (la mano con respecto al antebrazo, el antebrazo respecto al brazo, la cabeza respecto al tronco, etc.) en cuya adopción intervienen las piezas óseas del esqueleto, las articulaciones (muñeca, codo, rodilla...) los músculos y los tendones.

Cuando un segmento corporal se mueve con respecto a otro se forma un ángulo que denominamos ángulo articular. La amplitud máxima que puede adoptar este ángulo varía de una articulación a otra, y para una misma articulación depende del eje (vertical, horizontal o transversal) considerado. Al ángulo articular en su amplitud máxima le llamaremos ángulo articular máximo. En la figura 5 podemos ver que el máximo ángulo que el brazo puede adoptar en extensión es 50°, mientras que en la flexión el brazo puede llegar hasta los 180°.

Figura 5: ÁNGULOS ARTICULARES MÁXIMOS DEL HOMBRO

EN LOS MOVIMIENTOS DE EXTENSIÓN Y FLEXIÓN

Sin embargo, nuestra propia experiencia nos demuestra que, cuando adoptamos estos ángulos articulares máximos, al cabo de muy poco tiempo sentimos dolor y fatiga muscular en la zona implicada. Por tal motivo, diversos investigadores han tratado de establecer cuáles son los ángulos que pueden adoptarse sin que exista un incremento de la fatiga muscular y de riesgo de TME. A estos ángulos los denominamos ángulos articulares funcionales. (En la figura 6, y a título de ejemplo, se representan algunos de estos ángulos).

Figura 6: ALGUNOS ÁNGULOS FUNCIONALES

1.2.2. EVALUACIÓN DEL RIESGO DERIVADO DE LAS POSTURAS DE TRABAJO

Así pues, uno de los factores a considerar en la evaluación del riesgo derivado de las posturas de trabajo es el valor de los ángulos articulares adoptados.

Para realizar esta evaluación es necesario: 1º) disponer de técnicas o instrumentos de registro del ángulo articular, y 2º) disponer de valores de referencia con los que comparar los valores medidos o estimados.

Para lo primero, existen múltiples técnicas y métodos de registro propuestos, pero, lamentablemente, no hay consenso entre los autores ni disposiciones legales sobre los valores de referencia. No obstante, los organismos de normalización ISO y CEN trabajan en la actualidad en sendas normas que recogen estos valores. (De estas normas hablaremos al final de la unidad).

Otro aspecto a tener presente durante la evaluación del riesgo por la postura de trabajo son los apoyos existentes. Si durante la adopción de una postura con un ángulo articular elevado, el segmento corporal está apoyado sobre una superficie, la tensión ejercida en la articulación disminuye considerablemente ya que el peso soportado por ella es mucho menor. Por tanto, el riesgo derivado de la postura se reduce aumentando el número de apoyos, por ejemplo, dotando al trabajador de apoyabrazos.

De todo lo anterior se deduce la importancia de un buen diseño del puesto de trabajo: alturas y superficies de trabajo, mobiliario que permita buenos apoyos, una buena iluminación, etc.

1.2.3. EL ESTATISMO POSTURAL

En muchas situaciones, las actividades realizadas, y en especial la organización del trabajo, imponen el mantenimiento prolongado de una misma postura de trabajo. Esto, como ya hemos visto, conlleva efectos circulatorios que con el tiempo pueden llegar a desembocar en TME.

Uno de los problemas que se plantean en la evaluación del estatismo postural es: ¿a partir de cuánto tiempo una postura se puede considerar estática?

Pues depende de la intensidad de la contracción muscular. Cuanto más forzada es una postura, es decir cuánto mayor es el ángulo articular, menor es el tiempo que podremos mantenerla. (Ver figura 1 y nota al pie nº2).

El borrador de norma ISO/FDIS 11226 "Evaluación de las posturas del trabajo estático" propone, para las inclinaciones de tronco y cabeza y para la abducción del hombro, un criterio para establecer si la postura es estática. (Ver apartado 3 de esta unidad).

Cuando existe estatismo postural, la actividad debe verse interrumpida con pequeñas pausas que permitan el cambio de la postura y con ello, la recuperación de la fatiga. La frecuencia de las pausas es directamente proporcional a la intensidad de la contracción; cuanto más forzada sea la postura, más frecuentes deben ser aquellas.

Además se ha comprobado que, para prevenir o retrasar la aparición de la fatiga, son mucho más eficaces las pausas cortas (de unos pocos minutos, e incluso segundos) y muy frecuentes, que las pausas largas pero separadas en el tiempo varias horas.

1.2.4. LOS TRASTORNOS MUSCULOESQUELÉTICOS ASOCIADOS A LA APLICACIÓN DE FUERZAS EXCESIVAS

Hace muchos años que se conocen bien los efectos sobre la columna vertebral asociados a la manipulación manual de cargas, habiéndose propuestos métodos bastante válidos para la evaluación del riesgo derivado, en especial, del levantamiento o depósito de una carga.

También han sido propuestos valores límites para la aplicación de fuerzas de empuje, tracción y torsión, tanto para trabajos dinámicos como estáticos. No obstante, la determinación de la fuerza requerida o exigida en una actividad es difícil de evaluar, ya que su registro obliga a disponer de equipos y técnicos especializados.

Además, es difícil estimarla a partir de la opinión subjetiva del propio trabajador, ya que las personas tendemos a subestimar las fuerzas intensas, cuando las aplicamos muy a menudo, y a sobrestimar las ligeras.

1.2.5. LOS TRASTORNOS MUSCULOESQUELÉTICOS DE LAS EXTREMIDADES SUPERIORES

Desde hace unos años, existe una gran preocupación por el incremento de los trastornos musculoesqueléticos de las extremidades superiores. Estos trastornos afectan principalmente a los tejidos blandos (músculos, tendones y nervios) y se manifiestan precozmente como dolor, molestia o hormigueo en una parte del cuerpo. Además, muchas de las veces, los dolores se dan por la noche, por lo que las personas no los asocian con el trabajo que realizan.

En la literatura encontramos diversos términos para definirlos: trastornos por traumas acumulativos (traducción de cumulative trauma disorders, CTD, término empleado en Norteamérica), lesiones por esfuerzos repetitivos (repetitive strain injuries, RSI, empleado en primer lugar por los australianos, y luego por otros países), o lesiones por movimientos repetitivos, muy comúnmente empleado en España y que ha sido muy cuestionado, ya que los factores causantes de este tipo de trastornos son varios, y no sólo la repetición de un gesto o movimiento.

Entre los trastornos musculoesqueléticos más frecuentes figuran: el síndrome del túnel carpiano, las tendinitis, la tenosinovitis de De Quervain, la epicondilitis, las bursitis, las tenosinovitis y las artrosis.

Todos los TME de las extremidades superiores tienen las siguientes características comunes:

• No son el resultado de lesiones súbitas o espontáneas, es decir no son accidentales;

• Son el resultado de la aplicación de tensiones mecánicas (microtraumatismos, fuerzas, estiramientos, atrapamientos…), pero mantenidas o repetidas durante largos periodos;

• Pueden ser también el resultado de tensiones mecánicas aplicadas a estructuras previamente dañadas o ya enfermas.

1.2.5.1 FACTORES ASOCIADOS A LOS TME DE LAS EXTREMIDADES SUPERIORES

Los mecanismos que causan los TME son muy complejos y comprenden diversos factores, no sólo asociados a la carga física, sino también a aspectos psicosociales y organizativos.

Ahora bien, mientras que en la manipulación manual de cargas se ha demostrado, sin ningún género de dudas, la asociación entre el peso de la carga o la frecuencia de la manipulación y el riesgo de lesión dorso-lumbar, en el caso de los TME de la extremidad superior no están tan claros cuáles son los factores asociados, ni cuánto contribuyen en la aparición del trastorno. Además, la mayoría de los estudios confirman que es la acción combinada de varios factores los que más determinan el riesgo de TME.

Hemos clasificado los factores asociados a los TME en tres categorías: los que no hay dudas de que son factores causantes, los factores que sumados a los anteriores incrementando el riesgo, y los que no se conoce con certeza como contribuyen.

A) FACTORES QUE SE HAN DEMOSTRADO ASOCIADOS A LOS TME:

• Postura de los segmentos implicados

• Fuerza ejercida

• Repetitividad de las acciones

• Tiempo de recuperación

a) La postura de trabajo

Ciertas tareas requieren que el trabajador posicione los segmentos corporales de manera que forman ángulos articulares muy amplios lo que provoca una fuerte tensión tanto en las articulaciones, como en las diferentes estructuras musculoesqueléticas. (Por ejemplo, brazos levantados por encima de los hombros, mano muy desviada en relación al antebrazo, etc.).

Diversos investigadores han establecido que la mala postura es un factor importante en el desarrollo de TME, considerando como postura indeseable aquella que:

- sobrecarga el músculo o los tendones por la amplitud del ángulo articular formado

- sobrecarga las articulaciones por su asimétrica (p.ej. inclinaciones laterales de cabeza o de tronco)

- es estática

b) La fuerza ejercida

La fuerza que se requiere para realizar algunas actividades es un factor critico que contribuye al desarrollo de TME. Una fuerza que implique una contracción muscular importante puede acompañarse de una disminución de la circulación sanguínea a la zona, lo que origina la fatiga muscular (Ver figura 1). Si la exposición es prolongada puede ser causa de trastornos.

c) La repetitividad de los movimientos

Cuanto más repetitiva sea la tarea, más rápidas y frecuentes serán las contracciones musculares, exigiendo de esta manera un mayor esfuerzo al músculo y, consecuentemente, un mayor tiempo de recuperación, aumentando la fatiga e impidiendo un riego sanguíneo adecuado. De esta manera las tareas con altos niveles de repetición pueden convertirse en fuentes de TME aun cuando la fuerza requerida sea mínima y normalmente segura.

d) El tiempo de recuperación

Los músculos sujetos a trabajo estático requieren 12 veces el tiempo de la contracción para recobrarse completamente de la fatiga. Así, los músculos de las extremidades superiores sólo pueden mantener un nivel de contracción reducido sin que aparezca la fatiga (Ver la figura 1 y nota al pie nº 2).

En ausencia de suficiente tiempo para recobrarse, un trabajo estático prolongado y excesivo podría debilitar las inserciones, ligamentos y tendones. Por el contrario, los músculos envueltos en trabajos dinámicos son más resistentes a la fatiga así como a las posibles lesiones.

B) FACTORES QUE, ASOCIADOS A LOS ANTERIORES INCREMENTAN EL RIESGO:

o Temperatura fría

o Herramientas que vibran

o Uso de guantes

Las bajas temperaturas perjudican el trabajo del músculo y disminuyen la destreza de la mano, haciendo que aumente la fuerza con que se agarran los objetos.

También las vibraciones localizadas en las extremidades superiores son consideradas como un factor favorecedor de las patologías musculoesqueléticas. El manejo de herramientas vibrátiles puede ser motivo de la realización de una fuerza excesiva de agarre que puede ocasionar el incremento de TME.

Los guantes pueden en muchos casos perjudicar el agarre de los objetos, lo que da lugar a un aumento de la fuerza que realiza la mano para asir el objeto, con el consecuente aumento de la fatiga muscular.

C) OTROS FACTORES QUE PODRÍAN ESTAR ASOCIADOS A LOS TME:

o Duración de la exposición

o Trabajo muscular estático

o Uso de la mano como herramienta

La duración de la exposición es uno de los factores más debatidos, ya que no se ha demostrado de manera concluyente en qué medida se incrementa el riesgo con el aumento del tiempo de exposición.

Tampoco está clara la relación entre incremento del riesgo de TME y duración e intensidad de la contracción isométrica (que como hemos dicho se tradu

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