Factores Sociodemografico Que Influyen En La Asistencia A Control Prenatal
1106867 de Junio de 2014
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INTRODUCCIÓN
Se denomina consulta prenatal o control prenatal al procedimiento médico que tiene como propósito atender a la mujer durante la gestación a objeto de reducir la morbi-mortalidad materno-fetal a su mínima expresión. Para lograr este objetivo se deben seguir normas y procedimientos que permitan un adecuado control de la evolución del embarazo tanto para la madre como para el producto de la gestación. La Norma Oficial Mexicana NOM-007-SSA2-1993, recomienda que la mujer tenga un promedio de 5 consultas prenatales, siendo la primera en el primer trimestre de gestación. Para que el control prenatal pueda garantizar resultados favorables para la salud materno–fetal, es necesario que sea precoz, periódico, completo y de alta cobertura.
La OMS en su informe sobre mortalidad materna publicado en el 2004, estimó que en el 2000 murieron 529.000 mujeres por complicaciones en el embarazo, en el parto y el puerperio. De acuerdo con una encuesta elaborada por el Gobierno de la provincia de Buenos Aires en marzo, el 40 por ciento de las mujeres que acaban de tener un hijo hizo su primer control médico a partir del cuarto mes de gestación, lo cual se considera un grave problema y desencadenante de factores de riesgo para el binomio madre-hijo.
Los factores ambientales, socioeconómicos y educacionales ejercen una influencia definitiva en la morbimortalidad perinatal y de éstos se desprenden las principales causas de mortalidad perinatal, a saber: la desnutrición materna, la ruptura prematura de membranas, el parto prematuro, la hipertensión crónica o inducida por la gestación, el parto distósico, la hipoxia fetal y las anomalías congénitas.
Durante los últimos años se han realizado en el país esfuerzos importantes para proveer servicios básicos de salud a través de la estrategia de atención primaria en las áreas marginales urbanas y rurales, particularmente orientadas a mejorar la atención de la madre y del niño, sin embargo hay un gran volumen de población que no recibe asistencia en salud y otro que solo acude ante la evidencia de enfermedad.
Es por eso que el primer control prenatal se considera fundamental para instruir a la embarazada acerca de la importancia del control prenatal precoz y seriado (Troncoso et al, 2007, p. 3), además de que, un buen control prenatal puede llevar a la reducción de la mortalidad siempre y cuando cumpla los requisitos antes mencionados (Moya, Guizar, Mora, 2010, p. 2).
El beneficio potencial de la detección de estados iniciales de complicaciones durante la gestación, se maximiza por la asistencia tardía de la gestante al control prenatal y por la baja calidad en la atención, con deficiencias en tecnología y sistemas de remisión e información.
En cada control prenatal se debe evaluar el riesgo empleando tiempo para dar educación a la madre, prepararla física y psicológicamente sobre su estado y los cuidados que éste implica; creando mayor acercamiento y confianza hacia los servicios de salud se facilitará una mejor disposición de la madre para su autocuidado y la detección oportuna de problemas que le puedan complicar su gestación y para buscar ayuda prontamente a las instancias pertinentes.
El control prenatal adecuado en cantidad, calidad, contenidos y oportunidad, manejando el enfoque de riesgo tiene un enorme potencial de contribución a la salud materna y perinatal y es un claro ejemplo de la medicina preventiva.
Por lo anterior y existiendo escasa evidencia sobre factores asociados y determinantes sociales entre la conexión de la calidad del control prenatal, conocimientos, percepciones y prácticas de las gestantes y los profesionales de salud con respecto a la atención prenatal; por lo que las recomendaciones de estudios previos se centran en enfocar la investigación sobre la adherencia al control prenatal, tanto en gestantes como en el personal de salud, así como en la calidad, en los resultados del cuidado materno y en emprender los factores socioculturales que influyen en la salud materna, incluyendo género, equidad, trabajo, y la ausencia de control prenatal o la demora en buscarlo (Cáceres, 2009, p. 4).
JUSTIFICACIÓN
La mortalidad materna es un grave problema de salud pública que afecta a la mayoría de países pobres del mundo y tiene un gran impacto familiar, social y económico. Según la OMS en su informe sobre mortalidad materna publicado en el 2004, estimó que en el 2000 murieron 529.000 mujeres por complicaciones en el embarazo, en el parto y el puerperio. Menos del 1% de esas muertes ocurrieron en países desarrollados, lo que indica que estas muertes pueden ser evitadas si se dispone de recursos y servicios de salud adecuados (Córdoba, Escobar, Guzmán, 2012, p. 2). Cabe recalcar que existe una desigualdad enorme entre países en vías de desarrollo y países desarrollados, que la mortalidad materna en los primeros es igual al total mundial, o sea que las mujeres tienen mayor riesgo de morir por complicaciones del embarazo, parto y puerperio (Bermúdez, 1999, file:///E:/Nueva%20carpeta/15.%20FACTORES%20SOCIODEMOGRA@%20FICOS,.htm). Esto da como resultado que el riesgo de muerte materna durante la vida de una mujer sea 40 veces más alto en los países en vías de desarrollo que en los desarrollados. En los países desarrollados el riesgo de muerte materna durante la vida es de 1 en 2.800 mujeres, mientras en países en vías de desarrollo es de 1 en 61. Sin embargo, existen amplias diferencias en estos indicadores según la región, el país, e incluso entre las diferentes poblaciones de un país; por ejemplo, el riesgo de muerte materna durante la vida es 1 en 20 en África, 1 en 94 en Asia, 1 en 160 en Latinoamérica y el Caribe y 1 en 2.400 en Europa (Gallego, Vélez, Agudelo, n. d., p. 2).
En México durante la última década, la tasa de mortalidad materna ha mostrado una tendencia ligeramente a la baja. En 1990 se registraron 5.4 defunciones maternas por 10 000 Nacidos Vivos Registrados (NVR); mientras que en el 2000 este indicador alcanzó el valor de 4.68 (Secretaría de Salud, 2002).
Se presume un importante sub-registro de la mortalidad materna en nuestro país, sobre todo en las áreas rurales y comunidades indígenas. De las 1 310 muertes maternas registradas en 2000, el 67.3% ocurrieron en 10 entidades del centro y sureste del país: Estado de México, Veracruz, Distrito Federal, Guerrero, Puebla, Oaxaca, Chiapas, Jalisco, Guanajuato y Michoacán (Secretaría de Salud, 2002)
Para el subsector público se estima que el 78% de las embarazadas llegan al parto con alguna consulta prenatal realizada, muchas de las cuales no reúnen los requisitos aceptables en cuanto a su precocidad, cantidad, distribución, integralidad y calidad. Sólo el 30% de los controles se inicia precozmente durante el primer trimestre (Fraifer, García, 2004, p. 1).
Desde el punto de vista perinatal los problemas que con mayor frecuencia se asocian a la morbimortalidad, son la prematurez, la asfixia perinatal, las malformaciones congénitas y las infecciones. En cuanto a factores de riesgo más frecuentes en las enfermedades más prevalentes de la mortalidad materna y perinatal, se encuentra, la preeclampsia-eclampsia la cual es la principal causa de muerte materna y perinatal, retraso en el crecimiento intrauterino y bajo peso al nacer (Troncoso, Serna, Castaño, Castro, Rosales, Vélez, Amaya, Duque, Carvajal, González, 2007, p. 3). Esto es aún más alarmante, porque cuando una gestante primigrávida tiene el antecedente familiar de preeclampsia proveniente de la madre, la posibilidad de desarrollar la enfermedad es de 25% y cuando es proveniente de la hermana es de 40% (Herrera, 2002, p. 1).
De acuerdo con una encuesta elaborada por el Gobierno de la provincia de Buenos Aires en marzo, el 40 por ciento de las mujeres que acaban de tener un hijo hizo su primer control médico a partir del cuarto mes de gestación. El dato es alarmante, y revela una falencia que en muchos casos puede resultar irreversible para la vida de la madre, del bebé, o de ambos (http://www.auno.org.ar/article/la-falta-de-control-en-los-primeros-meses-de-embar/).
Si se tiene en cuenta que el control prenatal es en parte un proceso destinado a fomentar la salud de la madre, del feto, del recién nacido y de la familia, apoyados en la organización de los servicios de salud (Esguerra Velandia, Esguerra de Cárdenas, 1991, p. 3-4). Es por eso que el primer control prenatal se considera fundamental para instruir a la embarazada acerca de la importancia del control prenatal precoz y seriado (Troncoso et al, 2007, p. 3), además de que, un buen control prenatal puede llevar a la reducción de la mortalidad siempre y cuando cumpla los requisitos antes mencionados (Moya, Guizar, Mora, 2010, p. 2).
Existe escasa evidencia sobre factores asociados y determinantes sociales entre la conexión de la calidad del control prenatal, conocimientos, percepciones y prácticas de las gestantes y los profesionales de salud con respecto a la atención prenatal; por lo que las recomendaciones de estudios previos se centran en enfocar
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