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Falsificación De Van Meegeren


Enviado por   •  1 de Enero de 2014  •  2.598 Palabras (11 Páginas)  •  223 Visitas

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En la enciclopedia Encarta 1999, al buscar “Falsificación de arte” encontramos hacia el final:

“El mejor detector de una obra de arte falsa ..... es el ojo humano del experto”. La siguiente

historia, con una visión enteramente distinta, ha sido tomada de Martin Braun, Differential

Equations and Their Applications.- Springer Verlag.

Digitalización previa 06/07/02.

Las ecuaciones diferenciales, la desintegración radioactiva

y los falsos Vermeer de Van Meegeren

Luego de la liberación de Bélgica en la II Guerra Mundial, El Cuerpo de

Seguridad Holandés se dio a la caza de colaboradores nazis. En los registros de una

firma que había vendido numerosas obras de arte a los alemanes, descubrieron el

nombre de un banquero que había actuado como intermediario en la venta a Goering del

cuadro “Mujeres sorprendidas en adulterio” del famoso pintor holandés del siglo 17, Jan

Vermeer. Por su parte, el banquero reveló que había actuado en nombre de un pintor

holandés de tercera categoría, H. A. Van Meegeren y, el 29 de mayo de 1945, Van

Meegeren fue detenido bajo la acusación de colaboración con el enemigo. El 12 de julio

de ese mismo año, Van Meegeren sorprendió al mundo anunciando desde su celda que

él nunca había vendido “Mujeres sorprendidas en adulterio” a Goering. Por añadidura,

declaró que ese cuadro, y el mucho más famoso y bello “Discípulos de Emaús”, así

como otros presuntos Vermeers y dos de Hooghs (pintor holandés del siglo 17), habían

salido de su propia mano. Muchas personas, entretanto, pensaron que Van Meegeren

estaba mintiendo solamente para salvarse de la acusación de traición. Para probar este

punto, Van Meegeren comenzó, en prisión, a falsificar el cuadro de Vermeer “Jesús

entre los doctores” para mostrar a los escépticos cuán buen falsificador de Vermeer era

él. El trabajo estaba casi listo cuando Van Meegeren supo que una acusación de

falsificación había sustituido a la de colaboración. Por este motivo, él se negó a

terminar y a envejecer la pintura, de forma que los investigadores no pudieran descubrir

su secreteo de envejecimiento de las falsificaciones. Para solucionar esta cuestión, se

organizó una comisión internacional de ilustres – químicos, físicos e historiadores del

arte – para investigar el asunto. La comisión aplicó rayos X a los cuadros para saber si

había otras pinturas debajo de ellas. Además, analizó los pigmentos (materiales

colorantes) usados en la tinta, y examinó los cuadros por ciertas señales de vejez.

Ahora bien, Van Meegeren conocía bien esos métodos. Para evitar ser

descubierto, raspó la tinta de viejos cuadros de escaso valor, precisamente para obtener

la tela, e intentó usar los pigmentos que Vermeer hubiera usado. Van Meegeren también

sabía que las tintas viejas eran extremadamente firmes y era imposible disolverlas. Por

esa razón, muy hábilmente mezcló en la tinta un producto químico, el fenol

formaldehído, y esto endureció como baquelita cuando la pintura, terminada, fue

llevada al horno.

A la vez, van Meegeren fue descuidado con muchas de sus falsificaciones y la

comisión de especialistas encontró rastros del moderno pigmento azul cobalto. Además,

también descubrieron en muchos de los cuadros el fenol formaldehído, que no había

sido descubierto sino hacia fines del siglo 19. Sobre la base de estas evidencias, Van

Meegeren fue declarado culpable de falsificación el 12 de octubre de 1947 y

sentenciado a un año de prisión. Todavía en prisión, sufrió un ataque cardíaco y murió

el 30 de diciembre de 1947.

Mientras, aún a pesar de la evidencia presentada por la comisión de

especialistas, muchos aún se rehusaban a creer que el afamado “Discípulos de Emaús”

hubiera sido falsificado por Van Meegeren. Su argumento se basaba en el hecho de que

las otras falsificaciones alegadas y la casi completada “Jesús entre los doctores” de Van

Meegeren eran de una calidad muy inferior. Ciertamente, decían ellos, el creador del

bello “Discípulos de Emaús” no podía producir pinturas tan inferiores. De hecho, el

“Discípulos de Emaús” fue certificado como un auténtico Vermeer por el célebre

historiador del arte A. Bredius y fue comprado por la Sociedad Rembrandt por U$S

170000. La contestación de la comisión de especialistas a estos escépticos fue que, por

el hecho de que Van Meegeren estaba vivamente decepcionado por su falta de status en

el mundo del arte, él trabajó en “Discípulos de Emaús” con la feroz determinación de

probar que era mejor que un pintor de tercera categoría.

Después de producir tal ópera prima, su determinación desapareció. Además de eso,

luego de ver cuán fácil fue vender el “Discípulos de Emaús”, él dedicó menos esfuerzo

a

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