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Génesis del Concepto de Motricidad


Enviado por   •  18 de Junio de 2013  •  Tutoriales  •  2.986 Palabras (12 Páginas)  •  1.077 Visitas

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LA MOTRICIDAD COMO OBJETO DE CONOCIMIENTO

Génesis del Concepto de Motricidad

La génesis de las reflexiones sobre la Motricidad hay que ubicarla en la comprensión del movimiento, de un lado, en un sentido amplio como concepto central de la vida en tanto fenómeno natural, y de otro, en su perfilación específica al de movimiento humano que se asocia como medio para satisfacer necesidades de supervivencia, expresar emociones y creencias, asimismo, como un elemento de comunicación e interacción con el medio y con los sujetos que cohabita. Desde un punto de vista epistemológico, las construcciones conceptuales que se han elaborado sobre el movimiento humano están determinadas por los diferentes paradigmas científicos1 que abordan el ser humano, como realidad escindida o como integralidad compleja.

Kurt Meinel (1971) desde un recorrido por la evolución histórica del concepto del movimiento, ubica en el siglo XVII el surgimiento de éste como un problema o fenómeno de interés teórico y científico a ser estudiado, alcanzando su interés real hacia finales del siglo XVIII y especialmente en el XIX, época en que físicos, anatomistas y fisiólogos se dedicaron al estudio del andar humano. Según las interpretaciones de este autor, hasta ese momento las personas tenían la percepción práctica, la actividad sensorial objetiva y las experiencias alcanzadas por ellas en el trabajo y en la supervivencia de la cotidianidad; siendo la aspiración de resultados superiores y perfeccionamiento de prácticas de movimiento, los mejores motivadores para la reflexión y experimentación de nuevas posibilidades.

De este modo la génesis de la conceptualización de la motricidad puede asociarse a las reflexiones realizadas sobre el movimiento y situarla en relación con la concepción general del ser humano. En su momento, en la modernidad, el pensamiento occidental, concibió al humano como un ser dual, conformado por realidades escindidas y dicotómicas -cuerpo/alma-, entendidas éstas como dimensiones que se relacionan pero que no se combinan. Esta concepción es una herencia de la postura filosófica dualista de Descartes y anteriormente de Platón. En este sentido, Le Breton plantea que fue con Descartes que el sentimiento de dualidad se cristaliza pero “las lógicas sociales y culturales que llevan a la disociación del sujeto y que iluminan negativamente el cuerpo, son anteriores a Descartes” (1995:68), de hecho este dualismo ha sido central en la tradición judeocristiana. Así, plantea que el racionalismo científico que caracterizó la época de la modernidad profundizó esa idea dual del ser humano. El cuerpo, en esta tradición, se concibió como un conjunto de estructuras orgánicas, alejado de su dimensión psíquica, espiritual, sociocultural y política; y regido por leyes generales de la mecánica que le garantiza su movimiento.

1 El concepto de paradigma se entiende en el mismo sentido que Kuhn(1978) referidos como matrices disciplinarias configurados por un sistema de aproximaciones compartidas (métodos, normas, valores, instrumentos, generalizaciones, etc.) que son ampliamente aceptados y proporcionan modelos de problemas y soluciones.

En palabras de Le Breton, el cuerpo moderno: Implica la ruptura del sujeto con los otros (una estructura social de tipo individualista), con el cosmos (las materias que componen el cuerpo no encuentran correspondencia en otra parte), consigo mismo (poseer un cuerpo más que ser su cuerpo). El cuerpo occidental es el lugar de la censura, el recinto objetivo de la soberanía del ego. Es la parte indivisible del sujeto, “factor de individuación” (E. Durkheim) en colectividades en las que la división social es la regla (Le Breton, 1995: 8).

La modernidad occidental se caracterizó por el pensamiento centrado en una racionalidad instrumental y un crecimiento continuo de los mecanismos de control y regulación sobre los cuerpos; el sujeto es preparado para la industria; el cuerpo y el movimiento se mecanizan, se objetivan en pro del rendimiento de fuerza de trabajo. Al respecto, Arboleda (1993a) plantea que

“...el cuerpo industrial es un cuerpo duro, pesado, medido, intervenido, segmentado, racionalizado, matérico, mecanizado, objetivado, productivo y producido, un cuerpo para ofrecer fuerza de trabajo”. Sobre la génesis del concepto de motricidad humana, algunos de los expertos invitados a esta reflexión y de forma particular los más cercanos al desarrollo disciplinar de la Educación Física (EF) y las Ciencias del Deporte, comparten ese origen conceptual en la concepción de un ser humano escindido. En ese sentido Suarez (2007) -en calidad de experto invitado- hace referencia a la evolución y modo de entender el movimiento humano afirmando que “históricamente se visualiza en dos campos: el biológico y el mecánico, como la consecuencia de las interacciones entre el sistema neurológico y el sistema osteomuscular y, como serie de cambios posicionales del cuerpo en el transcurso del tiempo, siempre y cuando se tenga un sistema de referencia que se considera como fijo”. Por su parte Trigo (2007) plantea que “la época de la modernidad se presenta como momento histórico de génesis teórica del concepto de movimiento humano, cuando en el siglo XVII con Newton (física clásica) y Descartes (filosofía) el movimiento es definido como un desplazamiento de un cuerpo en el espacio, concepto fundamentado de la geometría euclidiana; concepción y orientación que aun tiene efectos en las comprensiones actuales frente a la motricidad”; este aspecto es compartido por Kolyniak (2007) quien expresa “en la época moderna el movimiento se manifiesta en un cuerpo máquina, fragmentado para su estudio, manipulación y tratamiento; sustentada únicamente en sustratos físico-biológicos”.

Por lo tanto, sobre el origen del concepto de Motricidad hay cierto acuerdo en la comunidad académica sobre su cercanía –en términos de equivalencia- con la noción de movimiento. No se distingue en esta génesis un interés por integrar a esa conceptualización primigenia de la motricidad los elementos que hoy llamarían psicosociológicos y más bien se tuvo una perspectiva sumamente mecanicista, lo cual, epistemológicamente, es coherente con la lógica cartesiana que imperó en la primera etapa de la modernidad.

Es en el siglo XX cuando se generaliza el cuestionamiento al mencionado dualismo cartesiano y se abre un camino alternativo a las visiones dicotómicas, tanto idealistas como racionales de la comprensión de lo humano, cuando empieza a manifestarse un deslinde epistémico entre los conceptos de Motricidad y Movimiento.

En la filosofía, desde los desarrollos de la fenomenología existencial, y en especial los planteamientos teóricos de Merleau-Ponty,

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