HACIA UN FUTURO SIN ENFERMEDAD

HACIA UN FUTURO SIN ENFERMEDAD:

MARIA BLASCO

María Blasco supone un referente en el campo de la investigación sobre el cáncer y para los alicantinos, una de sus paisanas más importantes a nivel mundial. María nació en San Vicente del Raspeig en 1965. Estudió Biología y en 1993 obtuvo su Doctorado en el Centro de Biología Molecular “Severo Ochoa” bajo la supervisión de María Salas. Ese Mismo año, se unió al Laboratorio Cold Spring Harbor en Nueva York (EE.UU.) como Postdoctoral Fellow bajo el liderazgo de CW Greider, y en 1997 regresó a España para comenzar con su propio grupo de investigación en el Centro Nacional de Biotecnología en Madrid. Uniéndose en el año 2003 al CNIO, para ser nombrada en 2011 como Directora del programa de Oncología Molecular, abanderando la investigación en el acortamiento de los telómeros y la terapia génica con telomerasa.

María acudió el pasado 13 de Noviembre de 2015 a la Facultad de Educación de la Universidad de Alicante con el fin de hacernos llegar parte de sus logros y las conclusiones que dirigen los puntos de su investigación actual. En esta conferencia, la Doctora Blasco comenzó con el razonamiento básico de Richard Feynman, sobre el hecho de por qué seguimos siendo mortales. Feynman, plantea a los biólogos que si llegáramos a conocer las enfermedades, los microorganismos patógenos que las causan y fuésemos capaces de erradicarlas, sería verdaderamente fácil conseguir controlar el proceso de envejecimiento. De ahí que desde el laboratorio de investigación que dirige María Blasco, recurran al germen, al origen, para estudiar la evolución.

Pese a que el cáncer es una enfermedad que actualmente afecta a todas las edades de la población, se puede considerar que es una enfermedad con mayor prevalencia después de que las personas cumplamos 40-50 años. Este periodo de “salud”, es decir, un periodo de vida sana sin enfermedades provocadas por el envejecimiento de nuestro cuerpo, es lo que se conoce como Health Span, un término que en investigación de los telómeros tiene mucha importancia, pues “para entender el envejecimiento, primero se debe combatir la enfermedad”, comentaba la conferenciante. Y es que para ella, todas las enfermedades surgen del envejecimiento. Para demostrar esta premisa, María nos explicó como la naturaleza otorga un periodo de vida a cada especie en base a su evolución y con unos parámetros que de conseguir desentrañar como lo hace, podríamos copiar y adaptarlo según nuestra conveniencia. Nos planteaba el ejemplo de un ratón común con una esperanza de vida de 2 años aproximadamente, y al compararlo con un homónimo, en este caso, el murciélago, que genéticamente tiene gran similitud con él, se observaba una gran diferencia en longevidad, pues éste podría llegar a vivir 42 años. Desde el CNIO han conseguido dar vida a un ratón longevo, alargando su esperanza de vida hasta el máximo que puede alcanzar a día de hoy su especie, de modo que Triple, que es le nombre que ha recibido este ratón (por su triple transgen) es el primero que consigue no solo llegar a su máxima esperanza de vida, si no que consigue hacerlo con su Health Span casi hasta el final de sus días, 4 años.

¿Cual es la causa por la que los animales envejecemos?  La causa es que los telómeros, la parte final de la información de los cromosomas se va acortando con la multiplicación celular deshilachando el final como cuando se pierden los herretes de un cordón de zapatos, dando lugar tras las múltiples divisiones a células inestables e inviables para su función; esto hasta ahora resulta inevitable, pues el mecanismo básico de la vida no es más que el de transmitir información genética a la siguiente generación pero al copiarse este material genético, siempre ocurre un fallo de copiado y la secuencia se acorta. Actualmente es conocida que la única célula considerada “inmortal” es la célula tumoral, debido a que en su metabolismo es capaz de activar la telomerasa (enzima que da vida a las células), protegiendo así el deshilachado del final del cromosoma mediante las shelterinas. Por lo tanto, el cáncer esconde en su ferocidad el secreto de la inmortalidad, y se trabaja en fármacos que consigan alterar la shelterina de determinadas células con el fin de que éstas, mueran.

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