LA CONDICIÓN HUMANA ACTUAL
YADIRAHDEZTesis11 de Enero de 2013
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TEMA 1 Los valores que demanda una nueva sociedad
LA CONDICIÓN HUMANA ACTUAL
Erich Fromm
Para Fromm, el hombre actual es un hombre enajenado, determinado por el mercado y el modo de producción industrial que prevalece en Occidente. Es un consumidor eterno, moldeado según las necesidades de la sociedad, que necesita hombres que cooperen dócilmente en grupos numerosos, que deseen consumir más y más, y cuyos gustos estén estandarizados y puedan ser fácilmente influidos y anticipados. Por eso lo que consumimos es algo enajenado, pues está más determinado por las frases publicitarias, que por nuestras verdaderas necesidades. Esta tarea de consumir nos absorbe constantemente. La frase que puede definir nuestro comportamiento es “Nunca dejes para mañana el goce que puedes tener hoy”.
Superar la enajenación, emergiendo de una visión materialista y alcanzando los valores espirituales, mediante un cambio simultáneo en todas las esferas de la vida.
El carácter típico de hombres y mujeres en Occidente, dice Fromm, está determinado pos sus respectivos papeles sociales; aunque este carácter lleve un tinte debido a la diferencia de los sexos. Es decir, hay una igualdad básica entre el hombre y la mujer; esta igualdad constituye la base para el desarrollo total de las diferencias y la individualidad.
Las diferencias biológicas más notorias son los roles que desempeñan hombre y mujer en el contacto sexual. El hombre requiere la erección y su manutención para llegar al orgasmo, de ahí que el hombre deba demostrar que cuenta con la capacidad de lograrlo. Esto le da cierta vulnerabilidad y le genera angustias: su yo, su prestigio, su valor. De ahí su búsqueda de prestigio en otras esferas de su vida y su marcado temor a hacer el ridículo. La mujer, por su parte, no necesita demostrar nada, pero su vulnerabilidad reside en su dependencia del hombre, por eso teme ser dejada sola y se preocupa por verse atractiva.
Fromm deja en evidencia que los seguidores de Freud constituyeron un movimiento con espíritu partidista, basado en líneas estrictamente jerárquicas, estrictas normas de asociación y que, en muchas ocasiones, presentó rasgos de fanatismo e intolerancia. Para Fromm, lo que hizo posible esto, fue la actitud de Freud que no veía al psicoanálisis como una nueva terapia para curar las enfermedades mentales, sino como la “liberación del ser humano”. Incluso llegó a identificarse con Moisés. Por eso el psicoanálisis debe revisar desde un punto de vista humanista y dialéctico muchas de las teorías de Freud para poder seguir y desarrollar sus descubrimientos básicos. Esto sólo será posible si el psicoanálisis deja de ser gobernado por una burocracia estéril y recupera su osadía original para ir en pos de la verdad.
Fromm distingue varios caracteres: el carácter autoritario, el democrático, el rebelde y el revolucionario. El rasgo fundamental del carácter revolucionario es el independiente, esto es, ser libre. Tiene espíritu crítico, no es un fanático, aunque tiene convicciones. Es una persona capaz de desobedecer. Esta desobediencia es un proceso dialéctico, pues desobedece al Estado o a otras instancias para obedecer los propios principios. El que tiene carácter revolucionario es un ser humano plenamente desarrollado.
El problema de Occidente es el aburrimiento, por el cual la vida carece de sentido. Cada época y cada cultura tiene sus problemas particulares y por tanto sus particulares designios éticos. Así, los del Siglo XIX, según Fromm, fueron la explotación, el autoritarismo, la desigualdad y la mezquindad. No han desaparecido del todo. Uno de los problemas éticos de nuestro tiempo es que los hombres tienen opiniones pero no convicciones, tienen hechos pero no principios.
Hoy nuestra economía se basa en el gastar
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