La Razon Pura
raul_alvaro22 de Agosto de 2013
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LA RAZÓN PURA
Kant abre la obra discutiendo la posibilidad de la existencia de juicios sintéticos a priori, juicios que agregan nueva información (donde el predicado «no está contenido» en el sujeto) y que son de carácter universal y necesarios; es decir, anteriores a cualquier experiencia.
La existencia de juicios sintéticos a posteriori es innegable. Son los juicios fácticos, empíricos y por tanto contingentes. Lo que quiere hacer Kant es trascender la gnoseología de Hume de cuestiones de hechos y relaciones de ideas (juicios sintéticos a posteriori y juicios analíticos a priori) y superar la metafísica dogmática de los racionalistas.
Kant comienza la obra aceptando la existencia de juicios sintéticos a priori en la física y la matemática; entonces existen esos juicios. Lo que va a indagar es «cómo son posibles esos juicios» cuya existencia es, según él, «obvia». Para, a partir de esa investigación, ver si es posible la existencia de este tipo de juicios en la metafísica (lo cual tendrá una respuesta negativa).
Cabe decir que, si bien la parte donde «muestra» cómo son esos juicios sintéticos a priori en las matemáticas es correcta, la parte sobre la existencia de esos mismos juicios en la física es, a criterio de una gran cantidad de críticos (Korner, Romeo & Molina, Martin, etc.) bastante dudosa.
Doctrina trascendental de los elementos
En esta primera parte, Kant argumenta que todo conocimiento requiere la concurrencia de dos facultades radicalmente heterogéneas de la mente: la sensibilidad y el entendimiento. Por la primera los objetos nos son dados, mientras que por la segunda éstos son pensados.
Estética trascendental
En la primera parte de la Crítica de la razón pura, la estética trascendental, Kant analiza la primera facultad que interviene en el proceso de conocimiento: la sensibilidad. Gracias a esta facultad podemos construir una representación de la realidad, es decir, percibir el mundo.
Para Kant, la sensibilidad es como una ventana que permite al sujeto ver el mundo, aunque al mismo tiempo nos condiciona a verlo de una manera determinada.
Lógica trascendental
La lógica trascendental es la segunda parte en la cual está dividida la Crítica de la razón pura. En esta sección se parte afirmando que el conocimiento surge de dos fuentes, que tienen relación con la capacidad que se tiene de recibir representaciones, a lo que Kant llama receptividad, y la otra es la facultad que tiene un sujeto de conocer un objeto a través de tales representaciones. Kant indica que a través de la primera se nos da un objeto y a través de la segunda lo pensamos.
Hay que notar que Kant llama entendimiento a la capacidad que tiene el sujeto de producir espontáneamente estas representaciones (Vorstellungen) en su mente (Gemüthe), o la misma receptividad del entendimiento respecto a su capacidad de atenderlas (representaciones). Kant también en el inicio de la lógica trascendental hace una diferenciación clave entre su lógica (la trascendental) y la lógica general, apuntando que esta última obedece al esclarecimiento de la forma en que un sujeto tiene de pensar, es decir las reglas del pensamiento en general. En este sentido la lógica no arroja nada sobre el contenido del conocimiento sino más bien sobre las condiciones en las que conocemos, condiciones que llegan a ser completamente indiferentes al objeto en sí.
Analítica trascendental
La analítica consiste en descomponer todo nuestro conocimiento a priori en elementos del conocimiento puro del entendimiento. Se sigue que el entendimiento puro se distingue incluso de la sensibilidad al ser éste el que provee las reglas básicas mediante las cuales un sujeto conoce un objeto determinado de la experiencia. Kant indica que la descomposición de los contenidos del
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