Las Propiedades Del Inmunógeno Contribuyen A La Inmunogenicidad
Zelin15 de Octubre de 2013
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Las propiedades del inmunógeno contribuyen a la inmunogenicidad La inmunogenicidad depende en parte de cuatro propiedades del inmunógeno: alteridad, tamaño molecular, composición y complejidad químicas, y capacidad de ser procesado y presentado con una molécula MHC en la superficie de una célula presentadora de antígeno o una célula propia alterada.
Alteridad Con el objeto de inducir una respuesta inmunitaria, el sistema biológico debe reconocer una molécula como ajena. El lado opuesto a la capacidad de reconocer lo ajeno es la tolerancia de lo propio, una falta de respuesta específi ca a los antígenos propios (cap. 16). Gran parte de la capacidad de tolerar antígenos propios surge durante el desarrollo de los linfocitos, cuando los linfocitos inmaduros se exponen a componentes propios. Las células que reconocen componentes propios durante este proceso son desactivadas. Las sobrevivientes del proceso se liberan. Los antígenos que no se expusieron a linfocitos inmaduros durante este período crítico pueden ser reconocidos más tarde como ajenos o extraños por el sistema inmunitario. Cuando se introduce un antígeno en un organismo, su grado de inmunogenicidad depende del grado de su alteridad. Por lo general, cuanto mayor es la distancia fi logenética entre dos especies, tanto mayor es la disparidad estructural (y por ende la antigénica) entre las moléculas que las constituyen. Por ejemplo, la albúmina sérica bovina (BSA, del inglés bovine serum albumin), un antígeno experimental común, no es inmunógena cuando se inyecta a una vaca, pero sí lo es en sumo grado si se inyecta a un conejo. Más aún, cabe esperar que la BSA muestre mayor inmunogenicidad en un pollo que en una cabra, que se relaciona más estrechamente con los bovinos. Esta regla tiene algunas excepciones. Ciertas macromoléculas (p. ej., colágena y citocromo c) se han
conservado en alto grado a través de la evolución, y por tanto muestran muy poca inmunogenicidad entre diversas líneas de especies. Por el contrario, algunos componentes propios (p. ej., tejido corneal y semen) son secuestrados de manera efi caz del sistema inmunitario, de tal manera que si se inyectan estos tejidos incluso en el mismo animal en que se originaron actúan como inmunógenos.
Tamaño molecular Existe correlación entre el tamaño de una macromolécula y su inmunogenicidad. Los inmunógenos más activos tienden a presentar masa molecular de 100 000 daltons (Da) o más. Por lo regular, las sustancias con masa molecular menor de 5 000 a 10 000 Da son inmunógenas defi cientes, aunque se ha demostrado que unas cuantas sustancias con masa molecular menor de 1 000 Da son inmunógenas. Composición y heterogeneidad químicas El tamaño y la alteridad no son, por sí mismos, sufi cientes para que una molécula sea inmunógena; se requieren además otras propiedades. Por ejemplo, los homopolímeros sintéticos (polímeros compuestos por múltiples copias de un aminoácido o un azúcar simple) tienden a carecer de inmunogenicidad sin importarcuál sea su tamaño. Los heteropolímeros suelen ser más inmunógenos que los homopolímeros. Estos estudios muestran que la complejidad química contribuye a la inmunogenicidad. Es notable que los cuatro niveles de organización de las proteínas —primario, secundario, terciario y cuaternario— contribuyen a la complejidad estructural de una proteína y, en consecuencia,a su inmunogenicidad (fi g. 4-2).
Cuando se presentan de manera apropiada, los antígenos lípidos pueden inducir reacciones de las células B. Por ejemplo, los lípidos pueden servir como haptenos si se unen a moléculas portadoras adecuadas, como las proteínas hemocianina de lapa (KLH, del inglés keyhole limpet hemocyanin) o albúmina sérica bovina (BSA). Mediante la inmunización con estos conjugados de lípido y proteína es posible obtener anticuerpos muy específicos contra los lípidos blanco.
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