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Los Trabajos Practicos

JuanFakundo30 de Mayo de 2012

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LOS TRABAJOS PRÁCTICOS

Luis del carmen

Universitat de Gerona, España

INTRODUCCIÓN

El término "trabajos prácticos" se utiliza con frecuencia en el ámbito anglosajón para referirse a las actividades de enseñanza de las ciencias en las que los alumnos han de utilizar determinados procedimientos para resolverlas. Estos procedimientos están relacionados con el trabajo de laboratorio o de campo, pero en un sentido más amplio pueden englobar la resolución de problemas científicos o tecnológicos de diferentes características. En este capítulo se hace referencia a los trabajos prácticos de laboratorio y campo [...].

Al hablar de actividades de laboratorio y campo no se hace referencia al uso de una metodología concreta, como se verá más adelante, sino a un repertorio variado de actividades, que tienen algunas características en común:

• Son realizadas por los alumnos, aunque con un grado variable de participación en su diseño y ejecución.

• Implican el uso de procedimientos científicos de diferentes características (observación, formulación de hipótesis, realización de experimentos, técnicas manipulativas, elaboración de conclusiones, etc.), y con diferentes grados de aproximación en relación al nivel escolar de los alumnos y alumnas.

• Requieren el uso de un material específico, semejante al usado por los científicos, aunque a veces simplificado para facilitar su uso por los alumnos.

• Con frecuencia, se realizan en un ambiente diferente al del aula (laboratorio, campo), aunque muchos trabajos prácticos sencillos pueden realizarse en un aula con mesas móviles.

• Encierran ciertos riesgos, ya que la manipulación de material o la realización de excursiones aumenta el peligro de accidentes, por lo que es necesario adoptar medidas específicas para reducirlos al máximo.

• Y, como consecuencia de todo lo anterior, son más complejas de organizar que las actividades habituales de aula […].

La importancia de este tipo de actividades para la enseñanza y el aprendizaje de las ciencias se ha destacado insistentemente (Harlem, 1989; Reid y Hodson, 1993; Claxton, 1994), ya que:

• Pueden jugar un papel importante en el incremento de la motivación hacia las ciencias experimentales.

• Son una ayuda inestimable para la comprensión de los planteamientos teóricos de la ciencia y el desarrollo del razonamiento científico por parte de los alumnos.

• Facilitan la comprensión de cómo se elabora el conocimiento científico y de su significado.

• Son insustituibles para la enseñanza y el aprendizaje de procedimientos científicos.

• Pueden ser una base sólida sobre la que desarrollar algunas actitudes fundamentales relacionadas con el conocimiento científico (curiosidad, confianza en los recursos propios, apertura hacia los demás, etcétera).

A todas estas razones habría que añadir que para muchos alumnos de educación primaria y secundaria obligatoria, la única forma de motivarlos y hacerles comprensible el conocimiento científico es mediante el uso frecuente de actividades prácticas.

A pesar de la importancia reconocida, el tiempo dedicado en los centros a las actividades prácticas acostumbra ser reducido (Nieda, 1994). Ello puede achacarse a diferentes motivos: excesivo número de alumnos, falta de instalaciones o recursos adecuados, o poca formación en relación a este tipo de actividades. Junto a estos motivos objetivos hay otros de tipo más subjetivo, ya que la realización de trabajos prácticos requiere dedicar tiempo a su preparación y afrontar y tratar de solucionar los problemas que puedan presentarse en su aplicación, y esto requiere unas dosis altas de motivación por parte del profesorado, y un cierto estímulo o refuerzo por parte del centro. Aunque la mejor recompensa es conseguir interesar a los alumnos por la ciencia, y despertar en ellos inquietudes en relación a este campo.

A pesar de las dificultades apuntadas, que no siempre existen, parece justificado apostar por un papel importante de los trabajos prácticos en el curriculum de ciencias. Esta apuesta puede ser muy variable y abordada desde perspectivas muy diferentes; pero lo importante es desarrollar un trabajo constante, aunque sea discreto, que permita ir acumulando experiencias positivas. Este capítulo pretende ser una ayuda a todos aquellos profesores y profesoras que lo intentan. Dada su corta extensión y la complejidad de los problemas abordados, se ha optado por una exposición esquemática, que ayude a planificar y revisar las experiencias realizadas, y a mejorarlas de manera progresiva.

En el primer apartado se analizan los principales objetivos que pueden desarrollarse mediante los trabajos prácticos de laboratorio y campo y su relación con el enfoque dado a los mismos; en el segundo, las relaciones entre conocimientos teóricos y trabajos prácticos; en el apartado tres se plantean diferentes dimensiones que permiten analizar y caracterizar los trabajos prácticos; el cuatro se dedica a comentar algunos aspectos relacionados con la organización de los recursos y las medidas de seguridad; el apartado cinco se centra en las cuestiones relacionadas con la preparación de trabajos prácticos por parte del profesor; a continuación se comentan algunos criterios a tener en cuenta en la preparación y desarrollo de los mismos con los alumnos; el apartado siete contiene algunas orientaciones sobre las actividades de síntesis y el cuaderno de trabajo de los alumnos; finalmente, el apartado ocho analiza algunos aspectos a considerar en la evaluación de los alumnos.

En las actividades finales el lector puede encontrar algunas propuestas para analizar y revisar actividades de laboratorio y campo.

En la bibliografía comentada se presentan algunos libros y artículos para ampliar información.

OBJETIVOS Y ENFOQUES EN LOS TRABAJOS PRÁCTICOS

Los objetivos de las actividades de laboratorio y campo pueden ser muy variados. Pueden estar dirigidos a aumentar la motivación de los alumnos hacia las ciencias experimentales, a favorecer la comprensión de los aspectos teóricos, a enseñar técnicas específicas, a desarrollar estrategias investigativas o a promover actitudes relacionadas con el trabajo científico.

Los diferentes objetivos apuntados no deben considerarse excluyentes sino complementarios, ya que todos ellos juegan un papel destacado en una formación científica básica. Pero para poder conseguir un cierto progreso en relación a ellos conviene destacar la orientación concreta que pretende darse a cada trabajo práctico, ya que cuando se quieren conseguir muchos objetivos a la vez, los esfuerzos se dispersan y los resultados acostumbran ser pobres.

Una misma actividad puede servir para conseguir objetivos muy diferentes, según la orientación que se le dé. Por ejemplo, el cálculo del punto de fusión del naftaleno puede ser utilizado con finalidades muy diferentes:

• Para enseñar la forma adecuada de realizar la medida de la temperatura de fusión de un sólido.

• Para ayudar a comprender la constancia del punto de fusión de las sustancias puras.

• Para desarrollar actitudes de orden y precisión en el trabajo de laboratorio.

• Para enseñar a diseñar un experimento (¿Cómo podemos realizar un montaje experimental que nos permita medir de manera fiable la temperatura de un sólido?).

• O para resolver un problema (¿Cómo podemos saber si el naftaleno que tenemos es puro?).

Sin embargo, sería un error pretender conseguir todos estos objetivos con un único trabajo práctico. Además el enfoque que debe darse en cada caso es diferente, así como también las capacidades que se ponen en juego, los aprendizajes que pueden producirse y, en consecuencia, lo que debe evaluarse.

En el primer supuesto señalado la atención se pondrá en la adquisición de unas técnicas de manipulación y observación, que deben permitir medir correctamente la temperatura de fusión. La manipulación correcta de los instrumentos, la pulverización adecuada del naftaleno, para que pueda rodear adecuadamente el bulbo del termómetro, la colocación correcta de éste, y la lectura en el momento adecuado, son aspectos fundamentales para conseguir el objetivo perseguido. Estas destrezas son suficientemente complejas, y requieren suficiente atención, si queremos que sean desarrolladas por la mayoría de alumnos y alumnas, como para incorporar más aspectos. Debe tenerse en cuenta, además, que las destrezas señaladas difícilmente se conseguirán si no hay un interés mínimo y un cierto orden por parte de los alumnos. Tampoco pueden olvidarse los aspectos de seguridad relacionados con el uso de fuentes de calor y material de vidrio.

Si se pretende desarrollar la comprensión teórica del concepto de punto de fusión, se deberá partir ya de unas habilidades básicas adquiridas en relación al montaje experimental. El enfoque en este caso puede estar orientado a que realice diferentes mediciones, compruebe la constancia de las mismas, consulte los resultados con otros compañeros y en las tablas de datos. En este caso lo más importante es el análisis de los datos, la elaboración de conclusiones y la interpretación de las posibles desviaciones. Como resultado de este enfoque pueden surgir algunos problemas interesantes, que pueden ser el centro de atención de nuevas actividades. Por ejemplo, el constatar que en las diferentes mediciones no se obtienen siempre los mismos resultados puede permitir al profesor plantear

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