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Enviado por   •  26 de Junio de 2013  •  24.751 Palabras (100 Páginas)  •  223 Visitas

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y que muchas veces las características de una se solapan con las de otra. Desarrollo psicológico

Introducción.

De 0 a 2 años: "Yo y mis padres".

De 2 a 5 años: "Yo y los otros niños".

De 5 a 11 años: "Voy a la escuela: maestros y compañeros".

De 11 a 16 años: "Yo, mis amigos y el mundo".

Introducción.

Para poder educar a nuestros hijos resulta muy útil conocer, en líneas generales, cuáles son las etapas por las que pasan durante su desarrollo hacia la edad adulta.

Cuando se habla de desarrollo psicológico se incluyen: el desarrollo cognitivo, afectivo, sexual y social. Para focalizar los aspectos más propios de una edad específica, hemos diferenciado las etapas de este desarrollo por tramos de edad:

-2 años, la primera infancia.

2-5 años, la segunda infancia.

5-11 años, la tercera infancia (o niñez).

11-16 años, la primera adolescencia.

Hay que tener en cuenta que éstas etapas son indicativas

En cada etapa veremos la importancia de la figura de los padres como personas que pueden facilitar el crecimiento de sus hijos y ayudarles a desarrollar su propio potencial.

De 0 a 2 años: "Yo y mis padres".

Durante sus primeros meses de vida, el bebé se abre a un mundo totalmente nuevo y por conocer: no solamente las cosas y las personas que le rodean son todo un descubrimiento, sino su propio cuerpo es una herramienta que todavía no conoce ni sabe controlar bien. El niño puede, por ejemplo, pegarse con la mano involuntariamente, a causa de la falta de coordinación y control sobre sus propios movimientos, o puede asustarse de su primer estornudo, ya que todavía está descubriendo los sonidos de su cuerpo y de su propia voz.

En la tabla 1, podemos ver el esquema del desarrollo motor durante el primer año.

En el primer año de vida la figura materna (que suele ser la madre, pero que puede ser también la abuela, la niñera o quién pase la mayor parte del tiempo con el niño) es la que tiene el papel fundamental en el desarrollo armónico del niño. El recién nacido considera a la madre como una prolongación de sí mismo, fuente de satisfacción de sus propios deseos y necesidades. La madre le proporciona ante todo nutrición física: pecho o biberón, lo importante es que lo coja en brazos con cariño mientras come, de forma que el niño perciba el contacto físico con ella como gratificante. La presencia constante de esta persona adulta, interviniendo positivamente cada vez que el niño encuentra una dificultad (está con sueño o tiene hambre o quiere que le cojan o que le cambien), ayudándole en la superación de sus miedos y en el logro de sus objetivos, favorece que el niño desarrolle un sentimiento de seguridad. De esta forma, la madre integra con sus actos (suaves, amorosos y pacientes) las capacidades todavía muy limitadas de su hijo. La relación inicial que se crea entre madre e hijo es muy importante para el bebé, ya que servirá de "modelo" para otras relaciones futuras. A parte de la nutrición física, la figura materna proporciona alimento cognitivo para las actividades motoras, sensoriales y mentales del niño: cada vez que interacciona con él, cuando juega, lo coge en brazos, le enseña cosas, le canta, le deja explorar la cara y su pelo, le habla, le mueve los brazos o las manos, le proporciona objetos para jugar, le ayuda a cambiar posición, etc. La madre, sin tener a veces conciencia de ello, estimula y crea las condiciones favorables para la manipulación y la exploración del ambiente. Un indicador importante para saber si un niño es feliz, lo tenemos a partir de los dos o tres meses, cuando aparece la sonrisa ya no solamente como respuesta a una necesidad satisfecha, sino de forma relacional, como expresión de alegría en relación con un objeto externo, por ejemplo un rostro conocido que esté enfrente de él, se mueva, sonría o le hable.Muchos padres desearían tener un "manual de instrucciones de uso" a la salida del hospital y de camino hacia casa con un pasajero nuevo más en el coche (por cierto, llevado en un cuco o silla homologada y no en brazos). La observación, la curiosidad y la paciencia, junto con el amor e interés hacia su hijo, nos indicarán muchas veces el camino a seguir.

El padre, físicamente presente desde el principio en la educación de su hijo, entra en el espacio psicológico del bebé de forma más lenta y progresiva. Esto quiere decir que su importancia aumentará en la medida en que él comparta las actividades ya descritas: satisfacer necesidades (también un hombre puede dar el biberón o cambiar y vestir al niño) y facilitar el desarrollo de su inteligencia sensitivo-motora, interactuando con él y favoreciendo la exploración del entorno. Durante los primeros meses, la boca es el órgano de satisfacción y de exploración más importante: debido al placer que le proporciona la comida y en general la succión, así como el gusto que siente al explorar todo lo que es nuevo llevándoselo a la boca, la parte que es más sensible al placer es la zona oral. En este período la forma de comunicación más importante es la no-verbal, que se realiza a través del tacto y del contacto visual.

Poco a poco, el niño adquiere conciencia de que sus padres son algo distinto de él. Además empieza a ser capaz de pensar en las cosas y en las personas que conoce sin estar ellas presentes (10-12 meses). Tal capacidad de "recordar" algo o alguien no físicamente presente, le permite empezar a asociar, de forma rudimentaria, los objetos con un nombre o sonido que les identifique: estamos a la puerta del lenguaje verbal y por lo tanto de otra forma de relacionarse con los otros y el mundo.

En la tabla 2 podemos ver el desarrollo del lenguaje

De 2 a 5 años: "Yo y los otros niños".

El mundo se amplía y empieza a crecer cada vez más alrededor del niño. Su progresiva libertad de movimiento le permite explorar todo lo que le rodea de forma relativamente autónoma, ya que ahora puede andar, subirse a una silla, bajar escaleras, correr, dibujar, saltar,...

El niño domina muchas palabras y manifiesta su constante curiosidad por conocer los nombres de los objetos, su funcionamiento, preguntando sin parar el "¿Por qué?" de las cosas. Es la edad de las preguntas:

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