Necesidad De Investigar
mildred4022 de Mayo de 2013
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LA INVESTIGACIÓN COMO PRÁCTICA PEDAGÓGICA PARA MEJORAR LA CALIDAD EDUCATIVA.
.- Pasar a una nueva calidad en el campo de la enseñanza supone intensificar la investigación pedagógica y contribuir más sustancialmente para el perfeccionamiento de la actividad de educación. Esto se ha convertido en una verdad, casi un axioma, aceptado sin reservas por cualquier educador. Aumentar la calidad de la actividad educacional e intensificar la investigación científica supone una reconsideración de la investigación pedagógica, un cambio de óptica tanto de los beneficiarios, como los que trabajan en la investigación. Se trata de un movimiento masivo, el asentamiento de la investigación pedagógica en el lugar que merece, lugar que la implique y obligue cada vez más a desarrollar la actividad educacional. La investigación científica es un componente natural de la actividad profesional de cada educador. La movilización de los mismos en una acción común supone una rigurosa organización y coordinación, capaz de impulsarlos y movilizarlos en una actividad. Según Piaget " En otras palabras, en la investigación y por la investigación la profesión del maestro cesa de ser una simple profesión y supera incluso el nivel de una inclinación afectiva para adquirir la denominación de cualquier profesión que es al mismo tiempo un arte y una ciencia, porque la ciencia sobre el niño y su educación constituye mas que en cualquier otro tiempo un campo inagotable", En realidad se trata no solamente del perfeccionamiento de la enseñanza en general, sino también de un autoperfeccionamiento impuesto por la escuela contemporánea.
Algunas veces el atraso o la orientación unilateral, otras veces algunos resultados dudosos han hecho que la investigación pedagógica pierda su importancia, sea ignorada, tratada con desconfianza, aun cuando no se lo ha merecido. Es justo que el profesor espera del investigador modelos, instrumentos, soluciones concretas para las situaciones difíciles ( docentes, educacionales, practicas) con las cuales se está enfrentando en la práctica educativa y el investigador quiere ofrecerle al profesor solamente soluciones chequeadas y experimentadas y los instrumentos que puedan ser utilizados exitosamente por el profesor. De aquí resulta una dificultad: la impaciencia del primero y el atraso del Segundo. A esto se añade otra más el profesor se encara con las dificultades comunes, el investigador con las generales (el contenido de la enseñanza, la tecnología docente, etc.) y de aquí resulta otra vez un desnivel entre sus puntos de vista. Al lograr ofrecer el profesor, de modo descriptivo, soluciones para situaciones típicas, para dificultades específicas, para casos-problemas, el investigador lo ayuda no solamente a resolver, sino a "aprender" a ver, juzgar y resolver en otras oportunidades por sí mismo casos semejantes o más difíciles. Es importante por ejemplo para el investigador, encontrar algunos indicadores que se puedan observar y medir, que exprese el rendimiento escolar, el resultado de la actividad educativa con el cual pueda obrar fácilmente cualquier profesor. Para el rendimiento escolar podría ser, en lugar de las calificaciones o añadidos a esto, algunas dimensiones más significativas, como: el nivel de desarrollo intelectual, el grado de auto realización, el nivel de aspiraciones, la motivación de la actividad, los intereses profesionales, la actitud por el trabajo, la capacidad de adaptación, entre otros. Es tiempo ya que la ciencia, la investigación y el experimento ocupen su lugar merecido, justificado por los resultados obtenidos y los servicios hechos a la enseñanza lo largo de todos estos años. Pensemos en la taxonomía pedagógica, la tecnología de la enseñanza, la docimologia. No se puede concebir y admitir que un campo tan sensible como es la enseñanza no tenga a la base los más nuevos datos científicos, los resultados de la investigación científica.
Si en todos los sectores de actividad se admiten, se requieren pruebas, intentos chequeos ( en la industria, la agricultura, la técnica, etc.) para evitar pérdidas y para estar seguros de los resultados, porque en la enseñanza no se procedería igual? Por qué a la enseñanza que tiene más justificaciones para semejantes investigaciones que muchos otros campos se le pide que sea excepción? Porque la enseñanza y la educación son más complicadas, porque el alumno no es un animalito de laboratorio, porque aquí la investigación es más difícil y los factores no pueden ser aislados, los resultados no se pueden medir de inmediato, es la respuesta que enseguida aparece. Estos argumentos son válidos solo parcialmente y no hay que invocarlos en contra de la investigación pedagógica y tampoco como una excusa. Esto no puede ser aceptado en esta época, ni en una sociedad basada en la ciencia. Y esto es mayor aun tratándose de jóvenes, el futuro y la formación de ellos.
En la época de la informática, la biotecnología, en la enseñanza también son posibles experiencias y nuevos intentos, capaces de conllevar modificaciones favorables en todo el tiempo de preparación de los jóvenes para la vida. La participación en la investigación científica, paralelamente con el esfuerzo por el perfeccionamiento continuo del proceso enseñanza – aprendizaje constituye una necesidad tanto para el desarrollo general de nuestra sociedad, como para asegurar un nivel cada vez más alto para toda la enseñanza. La época en que el investigador podía abarcar toda el área de la problemática de la educación paso ya. La aceleración de las mutaciones, complicaciones y la complejidad de los problemas ha crecido en tal medida, de modo que se hace necesario implicar la totalidad de los profesores en el proceso de investigación científica. Los testimonios de algunas personalidades autorizadas como Gilbert de Landsheree, J. Piaget, M.Debesee, G, Gostini, R.Gal, G.Mialaret, vienen a apoyar esta idea. El famoso pedagogo francés G.Mialaret plantea " El experimento pedagógico deseado por la educación nueva, será introducido a todos los niveles de la investigación científica, empezando con el trabajo de investigación que cumple el educador en el aula para mejorar la calidad de su actividad diaria, hasta la investigación científica más compleja, organizada bajo la dirección de un laboratorio de pedagogía" El planteamiento es claro, y gana cada vez más adeptos, incluso entre los que han manifestado en algún momento escepticismo. Por supuesto que los problemas que surgen al implicar al personal docente en el proceso de investigación son más complicados: están preparados los profesores para eso, disponen del tiempo necesario, tienen la perspectiva de conjunto del problema a investigar, pueden disfrutar de una ayuda competente (instrucción, bibliografía, consultas, coordinación) existen todas las condiciones para un experimento verdaderamente riguroso y controlado, se pueden aplicar los resultados obtenidos en la práctica? No obstante la práctica enseña que solamente la investigación de laboratorio o de gabinete no es suficiente, aunque no inútil, sino hay que asociarla con la práctica escolar. La experiencia demuestra que es necesario organizar más rigurosamente la investigación científica para hacer de esta una herramienta fundamental del proceso de la educación. Cualquiera sabe que la implicación en tal investigación de más factores educativos es necesaria y útil, pero no es fácil de realizarla, sin que tampoco sea imposible, claro está. Es un hecho fácil de constatar que en el campo de la educación las investigaciones son menos que en otros campos.
La complejidad, la dinámica y el multicondicionamiento del fenómeno educacional, así como lo difícil de medir los resultados explica en gran medida por que el fenómeno educativo, es menos veces el objeto de la investigación. Es natural, hasta cierto punto, que la investigación pedagógica se haya orientado con preferencia hacia la didáctica, mediante la cual se influencia también el fenómeno educativo, donde las variables son más factibles de aislar y enfocar en las investigaciones. Pero no es tan natural que la separación entre la educación y la instrucción se mantenga. Es necesario que la investigación enfoque estas dos categorías de forma unitaria ya que así es como se manifiestan. Se habla sobre la investigación interdisciplinaria, la investigación fundamental y aplicada, el enfoque sistémico del proceso educacional y la necesidad de aproximar la investigación pedagógica a los requisitos de la enseñanza, pero no se ha hecho mucho en este sentido. La integración de la investigación, la docencia y la producción es un principio fundamental de nuestra enseñanza y hace muy poco ha empezado a impulsar la investigación científica en diferentes campos.
Es tiempo ya de que en la investigación pedagógica se dé el salto también, se ofrezcan a la práctica soluciones verificadas, que aceleren el proceso en el campo educacional y social. Se han sugerido, por diferentes autores, modalidades concretas de colaboración y cierta división del trabajo en el campo de la investigación. Así planteaban el maestro podría investigar un problema pedagógico en el ámbito de su asignatura o escuela en que trabaja, el profesor universitario en el ámbito de la región, y el investigador especialista en el ámbito de país o inclusive en el ámbito internacional. Por supuesto que una división de este tipo de las tareas, zonas o asignaturas, por niveles o campos es relativa y vulnerable. Lo cierto es que todos los que se comprometen en la investigación pedagógica tienen que partir de algunas tesis comunes el específico de la investigación en el campo de la educación, el carácter
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