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PRÁCTICA N° 03 Determinación de la dieta de Athene cunicularia “lechuza de los arenales” mediante el análisis de egagrópilas


Enviado por   •  10 de Diciembre de 2017  •  Tareas  •  1.876 Palabras (8 Páginas)  •  405 Visitas

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PRÁCTICA N° 03

Determinación de la dieta de Athene cunicularia “lechuza de los arenales” mediante el análisis de egagrópilas.

  1. INTRODUCCIÓN

Las egagrópilas son regurgitaciones de las aves carnívoras y que contienen restos que no pueden digerir. Muchas aves como los búhos se tragan enteras a sus presas. El contenido de una egagrópila depende fundamentalmente de la dieta del ave, si hablamos de aves rapaces vamos a encontrar generalmente restos de animales de los que se alimentan, como por ejemplo: pelo, huesos, espinas, restos de insectos y plumas. (Bellocq, 1983)

Las egagrópilas en campo permiten averiguar de qué se alimenta este ave y conocer de esta forma sus hábitos alimenticios e incluso se puede conocer la biodiversidad de una zona determinada, así si se recogen egagrópilas de vuestro entorno más cercano y analizáis su contenido seguro que se encuentren especies de animales que tal vez no se hayan registrado con anterioridad. (Massoia, 1985)

Hay especies de mamíferos muy esquivas y muchas de ellas son de hábitos nocturnos. La musaraña, el mamífero más pequeño del planeta, es una presa habitual de lechuzas y cárabos. Por lo tanto, analizar las egagrópilas nos ayuda a averiguar si existe una determinada especie en un hábitat. (Bellocq, 1983)

Las egagrópilas son expulsadas por las aves en un momento de tranquilidad y seguridad. Por eso solemos encontrarlas bajo los nidos o en los llamados “posaderos”, sus lugares favoritos donde descansan y vigilan su territorio. Si se decide ir en la búsqueda de egagrópilas se debe ser cauteloso evitando molestar a las aves, especialmente en su periodo de cría. (Massoia, 1985)

Se las puede encontrar en diferentes hábitats, incluso en las ciudades. Actualmente viven en nuestros parques y jardines especies como la lechuza o el cárabo que se alimentan de roedores, cuando se acerca la noche podemos escuchar el inconfundible canto de las lechuzas. (Bellocq, 1983)

El pelo, los huesos y otras partes corporales (como miembros, fragmentos de piel, incluso heces) de roedores conservados en las egagrópilas bien pueden vehiculizar virus y bacterias viables provenientes de los roedores. Resulta, pues, aconsejable esterilizar las egagrópilas en un horno de microondas antes de estudiar su composición en restos óseos o minerales. Aunque ello no permitiría realizar análisis orgánicos, es especialmente importante para el uso pedagógico en escuelas secundarias y universidades. No hace mucho, Smith et al. describieron dos brotes de Salmonella typhimurium ocasionados en escuelas públicas por esa vía. Los mismos roedores, aun los omnívoros, tienden a evitar alimentarse con las egagrópilas de búhos y lechuzas, tal vez como una adaptación originada en su potencial infeccioso. En España las egagrópilas son frecuentes en los olivares, y bosques templados, que suelen dar cobijo a numerosas especies de rapaces nocturnas. También son frecuentes en campanarios, casas viejas y roquedos, y su manipulación exige precauciones similares. (Diéguez, 1997)

El ornitólogo húngaro Egon Schmidt (nacido en 1931) dedicó largos años a producir un erudito volumen5 (fuente: Wikipedia en húngaro, artículos Köpet y Schmidt Egon) tratando de sintetizar los conocimientos para la identificación de las egagrópilas. Un sitio de red en francés explica pedagógicamente la preparación para su estudio y conservación. (Diéguez, 1997)

Los restos de micromamíferos pueden extraerse para su determinación:

  • En seco: desmenuzando la egagrópila con las manos enguantadas e instrumentos de disección (aguja enmangada de disección, pinzas diversas rectas y curvas, bisturíes o escalpelos, etc.).
  • En húmedo: dejándola en agua y esperando a que se desmenuce sola.

Se suelen utilizar especialmente para determinar con mayor certeza a qué especie corresponden los huesos o fragmentos óseos incluidos en la plumada, las mandíbulas inferiores y también los cráneos o fragmentos de estos. Por ejemplo, el lirón careto es el único roedor de la Península Ibérica cuya mandíbula luce en la apófisis angular un orificio natural, que lo torna inconfundible en las identificaciones de restos provenientes de egagrópilas. (Massoia, 1985)

El objetivo principal de la práctica fue determinar la dieta de Athene cunicularia “lechuza de los arenales” mediante el análisis de egagrópilas.

  1. MATERIALES Y MÉTODOS

Para la práctica se utilizó como material biológico egagrópilas de Athene cunicularia “lechuza de los arenales”, las cuales se colectaron de la ciudad universitaria “UNT”- CEPCAM. Se procedió a tomar medidas de las dimensiones de las egarópilas (largo y ancho en cm.) con la ayuda de un vernier digital y sus respectivos pesos con una balanza analítica, los datos fueron colocados en las Tablas 1, 2, 3, 4, 5, 6 y 7 según la mesa que tocaba.

Luego con la ayuda del estereoscopio se observaron las egagrópilas diseminadas. Se procedió a su observación aislada y se identificaron los restos de invertebrados y vertebrados de la dieta de A. cunicularia. Los datos se colocaron en la Tabla 8.

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Fig. 1 Recolección de egagrópilas de Athene cunicularia “lechuza de los arenales” en UNT- CEPCAM.

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Fig. 2 Egagrópilas de lechuza.

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Fig. 3 Restos de Mus musculus en egagrópila de lechuza.

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Fig. 4 Toma de medidas de egagrópilas de Athene cunicularia “lechuza de los arenales”

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