Parasitismo Intestinal
raymond5528 de Octubre de 2013
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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
PROGRAMA NACIONAL DE FORMACION DE MEDICINA INTEGRAL COMUNITARIA
MARACAY ESTADO- ARAGUA
AREA DE SALUD INTEGRAL COMUNITARIA ATANASIO GIRARDOT
NUCLEO DOCENTE: 04039015
CONOCIMIENTO SOBRE PARASITISMO INTESTINAL DEL BARRIO EL CARMEN MUNICIPIO GIRARDOT. MARZO – JULIO 2013.
AUTORES:
RAYMOND JOSE HENRIQUEZ GONZALEZ CI: 19.363.898
DAYANA ROSALY MONTILVA BOLIVAR CI: 16.668.320
OSWALDO ALBERTO RUIZ HERNANDEZ CI: 19.313.602
ASDRUBAL JOSE GARCIA RODRIGUEZ CI: 12.993.295
TUTORA.
DRA .SUSVEL TELLEZ
Especialista 1er grado en Medicina General Integral
Proyecto de Atención Comunitaria en Salud.
MARACAY, MARZO 2013
INTRODUCCIÓN
El parasitismo se conoce desde épocas tan remotas, que miles de años antes de nuestra era ya se tenían nociones reales de las tenias, filarias y lombrices intestinales, esa fue precisamente la razón por la que se escogió al gusano como símbolo de enfermedad; concepto que se extendió a los indostánicos, chinos, árabes y judíos. Se considera parásito todo ser vivo, animal o vegetal, que pasa una parte o toda su existencia en el interior de otro ser vivo, a expensas del cual se nutre, y provoca daños aparentes o inaparentes (1, 2).
Las enteroparasitosis pueden transcurrir durante largo tiempo asintomáticas sin diagnosticar, pero también puede llegar a provocar cuadros digestivos parasitarios responsables de una morbilidad considerable en todo el mundo; se presentan frecuentemente con síntomas no específicos y altas tasas de prevalencia. Las ascariasis, giardiasis y amebiasis se encuentran entre las diez infecciones más comunes observadas en el mundo. Actualmente los autores prefieren sustituir la terminología de parasitismo intestinal por el de enfermedades causadas por protozoarios y helmintos. En general tienen baja mortalidad, pero igualmente ocasionan importantes problemas sanitarios y sociales debido a su sintomatología y complicaciones (3, 4), con severa repercusión sobre el crecimiento y desarrollo de los niños (5).
El comportamiento humano tiene gran importancia en la transmisión de las infecciones intestinales por parásitos, por lo tanto el éxito de las medidas de control que se implementen dependerá, en gran medida, de la modificación que se obtenga en los estilos de vida y los hábitos higiénico dietéticos de la sociedad, en el sentido de promover la salud y no contribuir a deteriorarla (6).
Las infecciones y enfermedades parasitarias constituyen un importante problema de salud en la mayoría de los países Latinoamericanos, por su frecuencia, problemas diagnósticos y terapéuticos que plantean y, en ocasiones, por su gravedad (7).
El parasitismo es frecuente y a partir del segundo año abundan las infecciones con tres y cuatro especies de protozoarios. La intensidad de la infección agrava esta situación. Los estudios realizados en regiones rurales de Centroamérica, mediante técnicas de conteo de huevos, demuestran porcentajes elevados de personas con infecciones severas por Áscaris, Tricocéfalos y Uncinarias, en términos de concentración de huevos por gramo de heces.
En América del Sur la situación es igualmente seria, y como un ejemplo se menciona los hallazgos hechos en una zona agrícola de Colombia, donde el 29,2% de las enteritis se reconocen como agente etiológico algún parásito (8).
A las puertas del siglo XXI las parasitosis intestinales continúan siendo un problema de salud importante en Venezuela, sólo que ahora relegado a comunidades marginales, dado que globalmente hemos experimentado una mejoría sustancial, con un nivel de endemicidad muy bajo, como lo muestran las encuestas nacionales de parasitología realizadas en 1982 y 1996, en las cuales se muestra que menos del 5% de la población sufre la infección por geohelmintos. Este panorama alentador desde el punto de vista de la salud pública, representa un espejismo para los pobladores de los anillos de pobreza, que aleja cada vez más una posible solución, pues los datos globales restan importancia a las parasitosis intestinales como problema de salud pública y en esas comunidades no se experimentan los cambios que ocurren en el resto de la sociedad, como se aprecia en las comunidades más pobres atendidas por la Misión Barrio Adentro (Brigada Médica Cubana), donde el parasitismo intestinal está entre las enfermedades más atendidas en consultas y terrenos (9).
En el contexto venezolano actual cada vez más se reconoce la existencia de inequidades en salud, algunas de ellas crecientes, y la importancia de reducirlas. El concepto mismo de equidad en salud es controversial y relativo, pues está sujeto al contexto social en el que se ubique. Para la OMS, equidad significa que las necesidades de la gente, más allá de sus privilegios sociales, sean quienes guíen la distribución de oportunidades para su bienestar. Lo cual requiere reducir las desigualdades injustas según los estándares aceptables para cada uno, con principios de justicia e imparcialidad. Equidad en salud significa, entonces, tratar de reducir las brechas evitables en el estado de salud y en los servicios de salud entre los grupos con diferentes niveles de privilegios sociales, reflejados en las diferencias del nivel socioeconómico, género, localización geográfica, étnicas, religiosas y edad. Por lo tanto, promover equidad en salud busca reducir la injusticia y las brechas sociales innecesarias en salud y atención de la salud, mientras se trabaja eficientemente para obtener mejoras para todos (10).
La labor de la Misión Médica Cubana de Barrio Adentro, atendiendo fundamentalmente a la población de menos recursos económicos es de gran ayuda para mejorar el grado de equidad en salud en relación a los más desfavorecidos.
El trabajo del personal médico tiene no solo una dimensión salubrista, sino social, al promover salud, proporcionando a las comunidades los medios necesarios para mejorar su salud y ejercer un mayor control sobre la misma (11).
La comunidad de El Carmen no escapa de esta realidad, ya que desde que nos encontramos realizando nuestra estancia como estudiantes de medicina integral comunitaria en esta localidad, hemos podido observar y constatar con nuestra tutora que el parasitismo intestinal constituye una de las principales causas de morbilidad en esta población.
JUSTIFICACION:
El proceso salud-enfermedad es resultado de la interacción permanente de las características genéticas, sociales, económicas y culturales, así como el aporte que brindan a la salud los servicios básicos y sanitario. El estado de situación de salud de la población constituye el objetivo de estudio de la salud pública, es por ello que nosotros como estudiantes de 6to. Año de Medicina Integral Comunitaria nos hemos dado a la tarea de realizar una intervención educativa para inducir formas y estilos de vida saludables, siendo el parasitismo intestinal el principal problema de salud en la comunidad de El Carmen.
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA:
Se estima que tres mil millones de seres humanos seres humanos sufren infestaciones parasitarias, mas una cantidad mayor de animales domésticos y salvajes. Aun cuando estas enfermedades constituyen el problema de salud en los seres humanos más diseminado del mundo, por varias razones también han sido las más desatendidas.
En teoría, las infestaciones parasitarias deben ser relativamente fáciles de tratar debido a que casi todos los casos se conoce el agente etiológico. Más aun, avances recientes en las técnicas de cultivos celulares han hecho posible el cultivo in vitro de muchos de los parásitos importantes. Esta ventaja no solo pone en duda el concepto tradicional de que los parásitos, de algún modo viven, dependen de un huésped vivo par su existencia, sino que también nos permite estudiarlos mediante la parasitología.
El parasito compite por el consumo de las sustancias alimentarias que ingiere el huésped, este se nutre de la sangre del huésped, al adherirse a las paredes del intestino.
Aunque el parasitismo suele implicar una relación trófica, el parasito también puede obtener otros beneficios de hospedador de cómo protección frente a depredadores o competidores.
Los parásitos siempre causan perjuicios a su hospedador, en mayor o menor grado. Aunque en muchos casos, esta relación puede evolucionar, a lo largo de muchas generaciones.
Una de las características comunes del parasitismo es que conlleva a un intercambio de sustancias, que provoca el hospedador una respuesta inmunológica.
De esta manera, el parasito debe vencer la acción del sistema inmune del hospedador para tener éxito. Así las interacciones antígeno-anticuerpo son más complicadas cuanto mayor sea la complejidad de los antígenos. Las células eucariotas poseen una gran cantidad de antígenos, si lo comparamos con los de las bacterias o los virus.
El parasito debe adaptarse a la respuesta inmunitaria y, en general, a la vida parasitaria, el hospedador también debe hacerlo. Esto es debido a que la población parasitaria ejerce presión selectiva en este, de modo que el huésped hospedador coevoluciona paralelamente.
Debido a la falta de información acerca de los parásitos y su afección
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