Parámetros de bienestar integral en el espacio arquitectónico

PARÁMETROS DE BIENESTAR INTEGRAL EN EL ESPACIO ARQUITECTÓNICO

Introducción

Antes de entrar en tema, es necesario aclarar el concepto sobre el cual se desenvuelve este trabajo, y es que debe ser importante el comprenderlo para no perder el enfoque en nuestro ámbito. Como se ha informado ya, el bienestar es un estado de satisfacción para el ser humano, uno al cuál se puede llegar en diversas circunstancias y con diferentes actividades, siendo una aspiración que el individuo mantiene en su vida, al ser ya un objetivo social que se busca tener como persona.

Como mencioné en trabajos anteriores, la arquitectura mantiene al confort como un elemento importante del diseño en el siglo XVIII, gracias a las ideas de Hume y al proceso social que convino a la revolución industrial. Es con ello que podemos desarrollar la idea del bienestar, muy asociativa con el confort, que también es una consideración arquitectónica cuyos lineamientos propios debemos conocer para poder ejercerlo de manera adecuada.

Ya planteando la palabra, el bienestar refleja una calidad presente en el cúmulo de interacciones que el individuo perpetúa de manera diaria, alcanzando un cierto nivel de salud emocional y somática en su vivencia, nivel determinado por los diversos factores que pueden ser partícipes en esta armonía; pero como nos atañe a nosotros, el factor del cual nos interesa hablar es el de la relación que guarda el sujeto con su espacio, la cual es una razón de peso para que un individuo alcance el bienestar, pues no está de más decir que la influencia del medio físico en la vida humana es determinante para que una persona se desenvuelva de manera óptima.

Esta relación humano-espacio es sobre la que el arquitecto labora para conseguir el bienestar, y en la cual debe considerar cuatro ámbitos fundamentales que inciden de manera directa en la satisfacción de un individuo. Para no extenderme innecesariamente, los cuatro ámbitos son: Físico, emocional, social y psicológico. Teniéndolos en mente, es como se puede proceder a hablar de los parámetros que deben seguirse para lograr el bienestar en cada una de estas formas.

Ámbito Físico.

Quizás es el ámbito físico donde encontramos menos abstracción para nuestro pensamiento, e igualmente en el cual podemos emplear herramientas más generales para conseguir satisfacerlo. En este, como su nombre lo indica, se busca alcanzar un nivel de satisfacción somática que pueda brindar el espacio, por lo que la relación entre las condiciones del lugar y la persona tendrán una interacción directa.

Los puntos a seguir serán basados en mantener y cuidar la salud del individuo, propiciando así los medios necesarios para que este cumpla sus necesidades fisiológicas y no presente deterioros en su cuerpo. Por ello, podemos mencionar a los siguientes:

Temperatura

El ser humano posee una temperatura corporal estable (37°) que debe mantener para un correcto funcionamiento del cuerpo, y esta misma temperatura puede cambiar en contacto con la temperatura que existe en el entorno. Con esto en consideración, el espacio debe ser modificado para mantener un equilibrio entre ambas, evitando casos de enfriamiento o calentamiento corporal severo (hipotermia o hipertermia).

Para estos casos, se pueden implementar sistemas de aclimatamiento que regulen esta temperatura, pero es importante conocer métodos de diseño que consideran aspectos como la incidencia solar, el viento, la humedad en el aire o incluso la localización geográfica.

Aseo

La higiene personal viene a ser la mayor acción que puede tener una persona como protección ante enfermedades, por lo que en toda edificación deben plantearse medidas que cumplan con esta necesidad. No en todos los casos se requerirán las mismas cosas, pues puede verse que la necesidad de aseo es diferente en una oficina respecto a una vivienda, pero en todo caso, se pueden añadir elementos que contribuyan a mantener cierto nivel de limpieza en el cuerpo de una persona.

Necesidades fisiológicas

Las respectivas al cumplimiento de las funciones biológicas fundamentales del cuerpo, que son la respiración, la alimentación y la digestión. En este rubro, el arquitecto planifica las instalaciones de manera que el sujeto pueda realizar con normalidad sus actos de sobrevivencia, como sería el defecar, para evitar cualquier inconveniente que afecte a la homeostasis en el cuerpo.

Comodidad

Aquí se podrían mencionar diversas situaciones que interceden en la comodidad sensorial de una persona, pues bien se pueden mencionar percepciones acústicas, visuales y olfativas que son de considerarse en la labor arquitectónica, sin embargo, dentro de la comodidad existe una necesidad humana substancial para el correcto desempeño de cualquier labor y de la subsistencia misma, y es el descanso del cual se habla, pues la arquitectura ya no sólo proporciona refugio, sino que también elabora un medio físico donde el humano puede guardar reposo y significar un refugio en esta actividad humana donde se puede ver como vulnerable.

Movilidad

El cuerpo requiere cierto nivel de actividad física y ejercicio para no sufrir aquejamientos en su funcionamiento, yendo más allá de que la motricidad contribuye a la esperanza de vida y a evitar perjuicios en el cuerpo, siendo que, en todos los casos, se requiere un mínimo de movilidad para impedir la atrofia muscular.

La arquitectura entonces promueve la movilidad con aspectos como la circulación o el acceso que se presenta en un lugar, tomando en cuenta el tipo de edificación que va a realizarse o los usuarios que van a emplearla, dando fe a no cometer errores que culpen a malograr la accesibilidad o el libre tránsito en zonas que lo requieran.

Ámbito Emocional

En este rubro se mantiene una relación entre el lugar y la percepción extrasensorial que el individuo pueda tener sobre dicho espacio, pues el bienestar emocional se manifiesta en la tranquilidad o la plenitud respecto al estado de ánimo que se pueda tener.

En la arquitectura surgen movimientos que buscan extenderse más allá de lo lógico y lo funcional, y bien podemos ejemplificar con la arquitectura emocional mexicana del siglo XX, donde ya se construye revalorando conceptos racionales de la proyección arquitectónica para plantear nuevas obras que comuniquen al habitante de maneras distintas. Es en estas labores que se toman dos consideraciones importantes para alcanzar la arquitectura emocional, y donde puede verse a la estética como fundamento para desarrollarla.

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