Pequeños detalles: lo macro en lo micro

Pequeños detalles:

lo macro de lo micro

Cuando se trata del cerebro humano, en la actualidad tanto su naturaleza frágil

como su desorbitante valor y complejidad son hechos innegables. He incluso, se puede

describir a día de hoy que, en esencia y con total certeza, el cerebro es el Ferrari personal

de cada uno; la obra maestra de ingeniería más grande que se pueda llegar a imaginar.

Tan compleja, que el más mínimo cambio en su integridad podría ser un desencadenante

a todo tipo de permutaciones (Ya sean leves o intensas) en la personalidad del individuo,

he incluso, en la sanidad física-mental del mismo.

El mero hecho de que sea “pequeño” y “confuso” le oculto su verdadero valor a la

mayoría de personas antiguamente, pero ahora que hay más y más evidencias verídicas de

sus insuperables cualidades, difícilmente no se le puede ver como uno de los factores

fundamentales para el desarrollo de la sociedad humana, en un aspecto tanto social, como

emocional, físico, y psicológico. Con la ardua labor de procesar y almacenar toda la

información sensorial recibida a lo largo de la vida, el cerebro es el encargado de

estructurar la realidad a través de cada dato que logre descifrar del entorno que le rodea,

con dimensiones mayores o menores (y en buena parte ilusorias) dependiendo de los

complejos y condiciones presentes en el cerebro, además de la capacidad sensitiva del

cuerpo en general. Por decir algunos factores que, aunque ordinarios a simple vista,

alteran la percepción, se podrían destacar las emociones fuertes, como la alegría (que por

ejemplo disminuye en gran medida la reacción al dolor de las personas) o incluso la

tristeza (que contraria a la alegría, intensifica la percepción de cosas que usualmente se

tomarían sin importancia).

Y aun se pueden explicar inmensidad de detalles más, con mucha más

profundidad y relieve sobre estas mismas características del cerebro que se han

mencionado brevemente antes, he igualmente de otra amplia gama de funciones que

realiza/ordena tan cotidianamente el cerebro, que incluso no se les presta real atención en

la mayoría del tiempo sin importar lo vitales que sean (ejemplo: respirar). Sin lugar a

duda, detalle tras detalle las capacidades y los sistemas del cerebro quedan como claros

superiores hacia cualquier maquinaria humana, ya sea que estas posean toneladas de

peso, o kilómetros de largo.

Debido a la magna complejidad que posee este Ferrari, de no ser por el producto

de siglos de desarrollo científico, historia humana, y uno que otro momento afortunado,

la neurociencia no sería capaz de descifrar con tal grado de precisión su composición y

organización como actualmente lo está logrando. Incluso, para fortuna de todos, si a estos

desciframientos le incluyes el estar presente en una época donde inmensidad de avances

tecnológicos son logrados a un ritmo acelerado (o quizás frenético), se abren más y más

puertas al entendimiento de este “cosmos en miniatura” que hemos desconocido durante

tanto tiempo. Las nuevas explicaciones y teorías neurocientíficas resultan cada vez más

llamativas e interesantes, pero sobre todo, cada vez más útiles, tanto, como para ser

usadas estratégicamente en el desarrollo de productos finales que sean capaces desde

interesar, hasta convertir en “casi adictos” a decenas de miles de consumidores para

generar ganancias masivas, y todo esto a través de un nexo que se puede formar con cada

comprador solo con saber aprovechar los conocimientos del funcionamiento del cerebro.

El estímulo

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