Procesos de cohesión, individuo, colectividad y medio ambiente

Procesos de cohesión, individuo, colectividad y medio ambiente.

Análisis de las diferentes prácticas del individuo en sociedad con relación al medio ambiente y las dinámicas de cohesión que convergen en las mismas, donde predomina la importancia de intereses individuales, dejando de lado la colectividad.

Esta ponencia pretende, en primera instancia,  desglosarse de manera conceptual para así dar  mayor entendimiento al tema. En el segundo apartado se trata de propiciar un espacio a la configuración de todos los conceptos en un tema central, el papel del individuo y sus dinámicas en y con el ecologismo.

El imaginario colectivo al que innegablemente pertenecemos marca nuestra vivencia real y cotidiana desde prácticas individualizadas que son impartidas  de manera consensuada y maquinal. Así pues, partiendo del concepto de cohesión como el nivel de interiorización de normas en los  individuos dentro de escenarios sociales preestablecidos, donde dicha  interiorización permite que el individuo actúe de manera mecanizada a favor de intereses exógenos a él. Estos procesos se median y se implementan a partir de una estructura cultural. Esta última comprendida como el   conjunto de símbolos y prácticas establecidas para un deber ser en sociedad. Dichas prácticas se favorecen y anteceden a partir de que “la culpa presupone dolo, intenciones y creencias” (Elster, 2010.p.85) lo cual permite que se aprueben, adopten o condenen las prácticas sociales tomando como criterios las normas sociales y morales.

A partir de esa estructura cultural el individuo valoriza las acciones consistentes en las cuales éste se encuentra inmerso y relega las acciones dadas por medio de un proceso de racionalización. Es decir, el individuo no cuestiona su comportamiento frente a un panorama de su interacción con otros. Así también se puede comprender que esa no racionalización propicia una acción colectiva autómata.  

Esto permite preguntar, ¿qué nos obliga a actuar relativamente igual? Para entender de qué manera actúan e interactúan los individuos se reitera que cada quien frente al otro tiene la posibilidad de juzgar y ser juzgado, aplicando normativas en favor a una ley general cuya finalidad es establecer dinámicas que estén dentro de un marco en pro del orden para una convivencia cooperativa. Entendiendo que, a partir de lo normativo se establecen los valores que regulan el accionar de cada individuo. Es decir:

“Una norma social es una conminación a actuar o abstenerse de actuar. Algunas normas son incondicionales: haga X; no haga Y. Entre ellas se incluyen las que imponen no comer carne humana, no tener relaciones sexuales con un hermano… Otras normas son condicionales: si hace X, luego haga Y o si otros hacen X, haga X” (Elster, 2007, p. 387).

Tomemos en consideración el siguiente ejemplo:  Cuando alguien camina por la calle y observa que una persona ha arrojado un papel al suelo y  comprueba que lo ha arrojado a apropósito, inmediatamente hay una acción de desaprobación entre los individuos. Esto permite evidenciar el grado de cohesión colectiva para el cumplimiento de normativas establecidas culturalmente. En caso contrario, desde el punto de vista de quién tiene la decisión de elegir de si botar o no el papel al suelo opera sobre él, más allá de una cohesión colectiva, un proceso de autorrestricción.

En cuanto al individuo y su comportamiento podremos decir que este cambia si las condiciones en la estructura cultural cambian, ya que la dinámica de adaptación y aceptación en los individuos se ve orientada no sobre la capacidad de razonamiento de las acciones, sino por la permeabilidad de la consistencia en las acciones que se mencionó anteriormente. Es aquí donde se vale introducir a modo de configuración el término de ecologismo más que el de ecología ya que entre estos dos términos existe una diferencia que hace que  inclinemos y enfoquemos nuestra atencion a modo analitico en el primero de estos conceptos.

Así, cabe aclarar la diferencia entre ecologismo y ecología. El ecologismo es un movimiento social que pretende suprimir modos de producción para lograr un régimen armonioso entre hombre y naturaleza, en pro a necesidades humanas. Por otro lado, la ecología es la ciencia que estudia las interacciones de seres vivos y su entorno. De modo general parecen conceptos semejantes, sin embargo su mayor diferencia radica en las prácticas que fomentan.

Los individuos interiorizan las prácticas dominantes del ecologismo, tomando como punto de partida la idea de que el interés personal en todo aquello que realiza, es la base en la alimentación y realimentación de dichas prácticas. Éstas, en ocasiones oportunistas emplean la ecología de manera instrumentalizada, fomentando acciones y/o actividades de carácter antropocentrista (caminatas ecológicas, retorno a vivir entre la naturaleza).  Asimismo, con Elster podemos comprender que:

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